Sophie
Tenía un sueño tan inmenso, que podía quedarme dormida parada. Aunque la oferta sonara tentadora, opté por seguir un minuto más mi eterna travesía hasta el colchón, pasando por mi más enemigo mortal, la escalera.
¿Les comenté alguna vez que me gusta imaginar mucho? Bueno, he aquí otra característica de la mismísima Sophie.
Al fin finalicé mi interminable viaje por las escaleras. Pero cuando llegué hasta arriba de todo y estaba en mi cuarto, a solas y a oscuras, excepto por la luz de la luna que entraba por la ventana, me hizo acordar a lo que dijo Vía.
Esa revelación me llevó a pensar que uno es uno mismo cuando esta solo.
Suena raro que alguien diga esto, pero es que todos lo pensamos y nadie lo dice, y aquel valiente que si lo hace es ridiculizado ante semejante idea. Pero así son los revolucionarios y así empieza todo.
Con una idea.
Yo estoy llena de ideas, les digo. Más cuando tengo sueño y no me puedo dormir.
Ante mi arrebato de cansancio me vi obligada a agarrar mi libro (siempre llevo uno conmigo, hay chicas que llevan maquillaje, otras llevan cremas, yo llevo libros) y seguir con la lectura. Abrí el libro en la página donde indica mi señalador, pero mi cerebro no retenía las palabras. Me frustraba cuando me pasaba eso. Entonces hice lo que hago cada vez que no me puedo dormir: ir a la cocina.
Agarré el buzo que le había sacado a Bruno,(tenía olor a chico, mi olor preferido en el mundo) y me lo puse. Tenía unos shorts y una remera vieja que tenía una inscripción sobre unicornios. No se veía muy bien y la verdad es que tampoco me iba a poner a leerla.
Bajé descalza y con el buzo negro prestado que me llegaba hasta las rodillas, tratando de hacer el menor ruido posible. Pero bueno, vale soñar.
Ya había atravesado el piso donde estaban durmiendo todos, pero cuando estaba en el anteúltimo escalón antes de llegar a la planta baja de la casa, me caí de bruces al piso. Había trastabillado con un par de zapatillas de Felipe. Hice un ruido escandaloso,(desde mi grito hasta mi cuerpo impactando contra el piso) pero instintivamente me quedé quieta y esperé a que ninguno se despierte. Segundos después, me levanté y caminé unos pocos pasos hasta la cocina, donde abrí la heladera y saqué el helado. Agarré una cuchara con el mayor silencio, imitando a los ninjas y tomé una buena y rebosante porción de helado. Me metí en la boca todo ese cucharón de helado de chocolate, sin la menor de las discreciones.
Estaba sola y no tenía ganas de gastar mucho tiempo, además me gusta comer así cuando estoy sola y apurada.
Díganme rara pero hay gente peor...
Estaba por terminar el helado de chocolate y pasar al de frutilla, cuando un ruido me desconcertó.
No fui yo, y venía desde la puerta de atrás, pasando después de las escaleras. Me incorporé en un brinco (estaba en el piso comiendo porque no quería hacer ruido corriendo la silla para sentarme) y dejé lo que tenía en las manos para reemplazar lo por un arma. Vi un cuchillo de los grandes y en un abrir y cerrar de ojos lo tenía en la mano. Me puse la capucha del abrigo y me escondí en una sombra donde podía ver al intruso, pero este no podía verme a mi.
¿Si el ladrón estaba armado?
¿Si quería llevarse algo?
¿Si quería llevarme?
¿Si no tenía piedad y me mataba?
Habría que averiguarlo.
El polizón estaba vestido de negro, al igual que yo,(bueno igual que el buzo que tapaba toda mi ropa) y no parecía armado, pero fue cuando se puso al lado mío (el sin darse cuenta de que había alguien más y yo sintiendo la adrenalina corriendo adentro mío) justo antes entrar a la cocina cuando, por esas bromas del destino, hizo que doblara para donde yo estaba. Me vio y como no sabía que hacer al respecto, actúe sin mirar dos veces al intruso. Lo tiré al piso con una patada en los tobillos y me abalancé encima de él con el cuchillo amenazando su yugular.
¿Se acuerdan cuando momentos atrás me hacia esas preguntas? Bueno, resulta que habíamos asumido que era un ladrón.
No pensamos que podía ser, bueno... Bruno.
Horrorizado mi casi hermano, miró el cuchillo y me corrió de encima de el como su estuviese en llamas.
-¡SOS UNA ASESINA! ¡PUDISTE HABERME MATADO!¿ QUÉ TE PENSABAS QUE ERA? ¡SOPHIA PUDISTE HABERME MATADO, ES INSUPERABLE ESO!- Me gritó desesperado
Me parece que creía que tenía la intención de matarlo...
Déjenme decirles, estoy un poquito loca, pero no mataría a mi mejor amigo. No soy una asesina emergente de las sombras.
-Bruno, acláremos un asunto. Yo no mato a las personas, no es lo mío. No mato por plata, ni por placer, ni por hobby. No lo hago. Por más que A VECES quiera matarte,- más vale ser honesto en estos momentos, no vaya a ser que crea que soy una asesina serial- no lo hago. Si estás pensando lo contrario, deberías poner la mano en el músculo que bombea sangre, también conocido como corazón-puse nuestras manos sobre su pecho, y esperé para que escuche su ritmo cardíaco- ¡Bruno parece que corriste un kilómetro! ¡Tu frecuencia cardíaca va muy rápido! -le dije entre risas.
-Y bueno, que tu mejor amiga salga de las sombras con un cuchillo para carne y se te tire encima con el en la yugular, es algo que no todas las amistades pasan. En especial si escuchaste un ruido y bajaste en medio de la madrugada porque pensaste que había alguien intentando robar la casa de verano, que esta sola durante todo el año, pero resulta que era tu mejor amiga tratando de matar a todo aquel que entre sin previo aviso.
Y nos empezamos a reír. Admitimos que la situación era graciosa.
-Bueno ¿qué estabas haciendo antes de querer matarme?-Preguntó curioso.
-Estaba comiendo tranquilamente mi helado. Bueno, a decir verdad el de chocolate porque el mío era el de frutilla.
Le mostré los recipientes casi vacíos. Le convidé y el rechazo mi oferta. Me encogí de hombros y pensé "más para mi".
-¿Por qué estabas comiendo helado a estas horas de la noche?
- Porque no tenía sueño y no podía leer, así que bajé a comer helado. ¿Por qué estás preguntado tanto?
-Porque... No se. Tengo curiosidad supongo-dijo y se encogió de hombros.
Un silencio raro se produjo entre nosotros.
Me miró y yo lo miré. Me hizo un gesto como interrogándome por que lo estaba mirando y yo le devolví la mirada.
-Estabas leyendo una historia de amor, ¿no es cierto?
¿En qué momento pasamos de la guerra de miradas al tipo de género literario que me gusta?
- No sería yo si no tengo con que torturarme-le contesté tranquila.
Era cierto, yo quiero una historia de amor tan surrealista como mi imaginación. Alguien que me consuma pero que a la vez me quiera, que haga toda clase de cosas por mi, pero que a la vez me discuta. No quiero un igual, quiero un opuesto. Necesito una relación igual al ying- yang, opuestos con solo pocas cosas en común. Una luz en semejante oscuridad, y una oscuridad en semejante luminosidad.
-No- sentencio Bruno. Fue de esos "no" rotundos que hacen que te replantes tu existencia.- No te torturás solo estas haciendo tiempo para después vivir vos tu propia historia. O capítulo, dependiendo de como lo veas.
Y por esto, mis queridos amigos, Bruno es como mi hermano mayor, incluso mi Yoda. Sabe que decir y cuando. No siempre, pero la mayoría de las veces.
-Tendrías que escribir un libro de autoayuda-le dije divertida.- Por más que odie esos libros que dan ganas de suicidarse, serias bueno en eso.
-¿Me estas diciendo que voy a ser bueno inspirando ayuda y provocando pensamientos suicidas? -preguntó sonriente.
-Exacto-contesté de la misma forma. Nos empezamos a reír mientras nos dirigíamos arriba.
Estábamos por subir las escaleras cuando Bruno, me hizo pensar mi próximo movimiento:
-Vos decís que te torturás leyendo historias de amor, pero eso no es tortura. Tortura es saber que solamente puedo amar en silencio, admirando y contemplando al margen, sin poder hacer nada al respecto, tratando de contenerme haya reventar para no lastimar a nadie-<< todo lo contrario a mi>>- solo para que ella sea feliz.
Me desconcertó, no sabía como debía reaccionar así que fui totalmente honesta.
-Bruno, todos somos felices en algún momento de nuestras vidas, pero también hay épocas de tristeza, duda y miseria. Una vez que digas lo que sentís y no seas presa de tu propio autocontrol, no le va a pasar nada a nadie, vamos a superarlo. Es tu decisión querer amarla a en secreto, pero la conozco,- me miró con cara de cachorro confundido- si Bruno la conozco entiendo a quien te referís,-aclaré- y que vos te arriesgues, va ser la gota que colma el vaso.
Llegamos arriba y una vez en la puerta de su cuarto repitió en voz alta:
-La gota que colma el vaso...
Me quedé en silencio, porque era su momento de reflexión , y tal vez si hablaba de más lo confundiría mucho más de lo que ya esta.
Me dio las buenas noches, se despidió y entró en su habitación, pero en cambio yo, todavía perpleja, me quedé inmóvil en el pasillo.
- Y después se inunda todo.-completé la frase en un susurro.
Subí a mi habitación, me tiré en la cama y antes de dormir dije en voz alta:
-Porque así va a ser- declaró la asesina en mi interior.~~~~~
Sisi ya se q estarán pensando q no cumplí mi promesa, por que es así, pero la verdad es q me di cuenta que mi historia no pasa de los 3 votos por capítulo, y bueno no quería dejarlos con la intriga.
Voten y comenten es suuuuuuper importante.
Se que me van a querer matar algunos por dejarlo así el cap, pero la verdad es que la historia tiene un sentido metafórico.
En especial este cap.
Voten y comenten mucho más de lo que ya lo hacen algunos, me gustaría que participen y me cuenten q les gusta o que no y que les gustaría agregar a los personajes. estoy abierta acrósticas y sugerencias, pueden mandarme mensajes si quieren no me moleta contesto todo.
Bueno los dejo en paz para aquellos que si leen estas notas
Besos
💋💋
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Globos de Helio
Ficção Adolescente-¿ Y si nuestros padres no nos dejan? -Entonces no les digamos- Nos reímos. 7 amigos. 8 ruedas. 3 días. 1 aventura. La historia de un viaje improvisado y secreto entre amigos. ¿Tenés curiosidad de saber que pasa en esta historia? Escapate de la rea...