●Capítulo N°22●

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Narración omnisciente

Armando se encontraba saliendo del apartamento del mayor, estaba enojado, ofendido y avergonzado. Enojado porqué detestaba este tipo de peleas, ofendido porque el castaño nunca le había hablado de esa manera, y avergonzado porqué... talvez Mario tenía razón en lo que decía.

Talvez si amaba a Mario, pero aquella chica de residencia Venezolana había logrado hacer un giro en su vida. Era una mujer encantadora por donde la vieran y tenía un gran sentido de la empatía. Si, admitía que estaba confundido y es que el hecho de aceptar salir con Mario fue tan repentino que había grandes posibilidades de que algo saliera mal.

Con Alejandra las cosas serían más fáciles, a ella no la tendría que esconder y no tendría porqué dar explicaciones. Ella es femenina, dulce, tranquila, claramente tenía una aura que emanaba sensualidad y romanticismo, cosas en las cual Mario no solía ser tan bueno.

Pero aún así el azabache no sentía que debía terminar con el castaño, apesar de todo tenia aquel sentimiento de que algo no estaba del todo claro, aún tenía intriga sobre lo que sentía. Era complicado, si de por su vida amorosa siempre a sido todo un caos, ahora que estaba explorando ramas desconocidas de esta no podía evitar estar confundido. Tal vez debía pedirle un tiempo al castaño.


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Una vez firmaron y cerraron los contratos con Alejadra Zingg en la sala de juntas decidieron festejar con una champaña, cosa a la que claramente no se unió el castaño, es más, justo luego de que Alejandra firmó el último contrato pidió retirarse, cosa que dejó con un muy mal sabor de boca al azabache quien solo pudo mirar como este se iba sin decir más nada.

Armando había meditado la situación durante toda la noche de la manera más pacífica que pudo, y llegó a la conclusión que la mejor manera de procesar todo era pidiéndole un tiempo a Mario, debía aclarar sud dudas, debía saber que iba a hacer, necesitaba una dirección.

Por esto mismo Armando le pidió una disculpa a Alejandra y le dijo que la vería más tarde pues ahora tenía que resolver algo. Llego donde Sandra y le preguntó por el mayor, esta dijo que estaba ocupado y que pidió no ser interrumpido pero el pelinegro hizo caso omiso a esto y entró igual a aquella oficina.

—¿Qué haces aquí? Creí que ibas a estar con la Venezonala. Oh, adivinó. Le dijiste que "arreglabas unos asuntos" y volvias con ella ¿no? –hablo Mario con un tono amargo pero intentando mantener la poca tranquilidad que le quedaba–.

—Mira Mario, yo no tengo nada con ella. Yo simplemente vine a hablar contigo –Armando miro a Mario con firmeza, cosa que claramente no le importo al castaño y siguió mirándolo con ironia–.

Bueno Doctor, entonces yo le voy a ahorrar tiempo. Si vienes a terminar con esto porqué te encantó la Venezolana y crees que es mejor opción, ahorratelo, que ya lo sé. No quiero que duela más. –el castaño intentaba mostrar indiferencia, pero ahora el que no podía mirar a los ojos del contrario era el, se sentía débil, lastimado y derrotado. Más no quería darle el lujo de ser el perpetrador– Haz lo que tú quieras y lo que prefieras, pero ahórrate tus insultos–.

▪︎It is painful▪︎ Armando×MarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora