|Capitulo N°9|

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Narra Armando Mendoza

Luego de todo el trance mental en el que me metí cai de nuevo en la realidad, una realidad en la cual estoy golpeado y al borde del delirio, fascinante ¿no?

Mire hacia todos lados pues no puedo hacer más ya que siento que cada minimo movimiento podría matarme aquí mismo, centre mi mirada en la habitación, vaya, está tan cambiada desde la última vez que la vi... igual y es el alcohol que me hacer ver la habitación distorsionada

Mierda...Como se supone que me tengo que sentir al respecto, ahora estoy en la habitación de mi amigo el cual claramente acaba de confesarse totalmente a mi y yo... bueno yo realmente creo que también lo amo, pero yo no podría decirlo ¿no?.

Ya nisiquiera se que estoy pensando, creo que me golpearon más en la cabeza que en cualquier otro lugar, ya estoy pensando estupideces, a mi me gustan las mujeres, ay por dios esas lindas mujeres con pelo suave, aunque el de Mario también es lindo y siempre está peinado, pero las mujeres tienen hermosas piernas, aunque Mario igual tiene bonitas piernas solo que no se notan tanto a través de los pantalones, bueno pero al menos las mujeres tienen pechos hermosos, es que igual Mario tiene un pecho bien formado y es bastante lindo y cómodo cuando te acuestas en el... o también ese derriere es perfecto para tocarlo y...

Mierda, ahora me volví loco.

Omnisciente

Mario se encontraba nuevamente dirigiéndose a su habitación con gasas, hielo, alcohol y parches médicos, justo cuando iba a entrar escuchó a Armando balbuceando cosas sin sentido mientras mantenía su mirada en el techo... realmente se pegó bastante en la cabeza.

—Volvi, ¿le duele mucho? -pregunto el castaño mientras se sentaba en la cama junto al magullado pelinegro-.

—Si, me duele todo, me duele hasta pensar -dijo el azabache mirando al castaño el cual preparaba las cosas para curarlo-.

—Armando... como no quiso que lo llevara a la clínica -el mayor puso la bolsa de hielo en su cabeza escuchando como se quejaba del dolor- Perdoneme, esta totalmente golpeado, por todas partes... -dijo el castaño mientras limpiaba la sangre se su cara con las gasas, lo hacía con demasiada precaución para intentar lastimar lo menos posible al menor- Si no te incomoda tengo que sacarte la camisa-.

—No, No me incomoda -hablo Armando al mismo tiempo que sacaba sus manos de cualquier lugar que impidiera las acciones del castaño-.

El mayor desabotonaba con cuidado la camisa del pelinegro, no podía evitar sentirse nervioso por el contacto pero no podía pensar en cosas así ahora, realmente tenía que ayudarlo pues sus heridas no se iban a curar solas.

Al abrir por completo la camisa el horror en su cara se hizo presente pues el abdomen y el pecho del azabache estaba lleno de golpes, moretones y una que otra quemadura generada gracias al impacto que tuvo en las mesas y el piso, ¿cómo mierda Armando pensó que era buena opción buscar pelea? Penso el castaño, pero muy en el fondo ya sabia la respuesta pero pensar en eso solo lo quería hacer llorar y no era el momento ni la persona adecuada.

▪︎It is painful▪︎ Armando×MarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora