●Capítulo N°25●

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Narración omnisciente

Tal y como mencionó su secretaria Mario se encontraba en aquel bar, bebiendo en solitario. Una que otra mujer se le acercaba con intenciones pasionales o por simple coquetería, pero realmente no tenía ganas de estar con ellas, desde que se acostó por primera vez con Armando jamás volvió a sentir necesidad de estar con una mujer, ni mucho menos con un hombre.

Aún recordaba cuando por primera vez se dio cuenta de que estaba enamorado de Armando, oh cielos, fue toda una tortura para el castaño. Estaba entre lo que era ser una "loca" y lo que era ser un "machote dominante", Pero el realmente nunca se sintió atraído por otros hombres, nisiquiera por los modelos de Ecomoda, simplemente no le generaban nada. En cambio, con Armando era como si no importara que fuera un hombre, su cerebro lo analizaba como si fuera una persona diferente, una persona a la que amaba.

Claro, luego de darse cuenta de aquello Mario estuvo intentando incesantemente acostarse o tener aventuras con diversas mujeres, con el inútil afán de deshacerse de aquellos sentimientos que lo torturaban noche y día. Pero llegó el momento en el que aprendió a vivir con aquello, pero aún así no podía ignorarlo pues cada vez que lo veía sonreír o reírse su corazón se volvía intenso y el color de sus mejillas ascendía a carmín. Por más que quiso disimular su amor hacia el fue demasiado potente como para evitar que más de una persona lo supiera, esta por ejemplo la madre de Armando y Catalina Ángel, de la última Mario no estaba enterado, pero aquella mujer no se demoró mucho en darse cuenta de que estaba enamorado, pues no es muy común ver que alguien sigue a todos lados a otra persona y le obedece sin gestar por ninguna razón que no fuera concordada con lo sentimental, ya saben, con el amor.

Pero ahora, el castaño no tenía ni la más ínfima idea de que hacer o pensar, el sentimiento de ser reemplazable le hacía crear una inseguridad inmensa, y aunque no lo crean, para Mario el haber estado con Armando también le hizo un cambio de 360° a su vida e intimidad, no quería pensar que fue sexualmente usado por Armando quien no tenía a ninguna mujer en ese momento con la cual acostarse o que solo estuvo con el para no sentirse solo y que ahora tenía mujeres de nuevo ya no lo necesitaría, no quería seguir sobrepensando las cosas pero no lo podía evitar, luego de lo pasado con Alejandra los pensamientos agobiantes habían vuelto a su cabeza y peor que nunca.

Daba sorbos lentos a su bebida alcohólizada ya que el no era mucho de beber y tampoco es que fuera fanático, dio un sorbo más cuando vio una tan conocida figura acercandose a un mesero, era Armando Mendoza. ¿Como supo en donde estaba? Quizo levantarse para irse de ahí pero el azabache ya lo había ubicado y ya se dirigía hacia el.

—Mario, por favor, necesito hablar contigo. –hablo suplicante el pelinegro intentando hacer que Mario no se fuera del lugar–.

—Armando, déjeme solo ¿quiere?, yo también necesito estar a solas de vez en cuándo. respondió en seco el castaño sin darle mayor vuelta al asunto– Vayase, usted no debería estar aquí, no quiero verlo.–.

—Por favor, hablemos, lo necesito Mario... –el azabache sin ninguna pena tomo la mano de su contrario llamando la atención de una que otra persona en el local y claro, malas miradas–.

—Nos están viendo... mencionó. Irónicamente en este punto estaba más preocupado por la reputación de Armando que la suya... oh vamos, el siempre fue así–.

—Ya no me importa, no me importa nada, solo quiero hablar con usted. –dijo apretando aún más su agarre demostrando su desesperó– Se lo ruego...–.

▪︎It is painful▪︎ Armando×MarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora