○Capitulo N°29○

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Narración equisciente
Armando Mendoza

Salio prácticamente corriendo de la oficina de presidencia, sintió algunas palabras tras el pero en ese lapso de tiempo en que se dio cuenta ya estaba fuera de la empresa y manejando hacia el departamento de Mario. No sabia que iba a decirle, carajo, ni siquiera tenia idea si funcionaria, pero si de algo estaba seguro era de que no se iba a ir con las manos vacías.

Por llegar rapido se salto uno que otro semáforo, daba igual pues no era un día tan concurrido. Al estacionarse fuera del departamento del castaño práctico una vez más su comportamiento, tenia que estar tranquilo y mostrarse firme, debía arreglar las cosas, no podía arruinarlo, no de nuevo.

Aunque el no fuera un hombre de detalles se había dado el tiempo de comprar una docena de rosas, no era su estilo ni mucho menos pero no podía ir a disculparse así como así, el también tenía sus reglas. Una vez se bajo del auto entro al departamento en donde residía el mayor, tuvo que darle dinero por debajo de la mesa al portero pues debía entrar sin que Mario se enterara, pues existía la probabilidad de que no le dejara pasar.

Cuando llegó al piso en donde se encontraba su amado lo primero que pudo notar fue que el departamento estaba totalmente a oscuras, mientras caminaba sus pies chocaron una que otra vez con las cosas que estaban tiradas en el suelo. Al parecer el mayor había llegado cansado.

Narración omnisciente

Armando apretó ansioso el ramo de rosas y se decidió por ir a la habitación de Mario. Y claramente ahí le encontró, estaba dormido, el azabache no lograba decidirse si aquello era algo bueno o malo, pues no quería asustarlo. De todos modos prosiguió con lo que venia a hacer, dejo las rosas en la mesa de noche y movió lentamente el cuerpo del castaño con la intención de que despertara.

—¿Ar-Armando? ¿Por que estas aquí? –hablo algo agitado el castaño, de todos modos estaba sorprendido pues no esperaba ver al pelinegro–.

—Vine a que habláramos. Pero esta vez, sin ocultar nada, quiero arreglar las cosas y para eso necesito sincerarme contigo. –tomo la mano del mayor, este no la retiro pero si la tenso, aun estaba algo anonadado–.

—Armando, yo le dije todo lo que tenia que decir a Beatriz. Le ofreci mi cabeza a cambio de que tu estuvieras feliz en tu empresa, no se de que más querrías hablar. –Mario aun mantenía aquel semblante serio, más ya no arrogante. Aun tenia muchos sentimientos encontrados y no es que se sintiera muy cómodo junto al azabache–.

—Lo sé, también hable con ella luego de que te fuiste. ¿Sabes algo? Al parecer tu platica fue funcional, creo que ya no te odia tanto. le sonrió calido al castaño quien se levantaba de la cama con una cara de sorpresa e incertidumbre–.

—¿Como así? No entiendo. –Mario preguntó confuso–.

—Beatriz no te quiere fuera de la empresa. De hecho de ella me dio la idea de venir aquí y hablar contigo. Dijo que yo tenia que hacer por primera vez las cosas bien, y sinceramente yo creo lo mismo –sonrio ladino Mendoza aun sentado en aquella cama–.

▪︎It is painful▪︎ Armando×MarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora