SER FELIZ CON POCO

1 0 0
                                    

—Hola, papá. ¿Cómo estáis? —dije mientras quitaba el altavoz del móvil que se había activado por error.

—Hola, cariño. Bien. ¿Cómo estás tú? —La voz de mi padre sonó cálida. Sonó, a su vez, a invierno. A domingo por la noche. A manta. A estufa. Sonó a «por fin». Sonó a recompensa. Las cosas no estaban del todo bien. Al menos dentro de mí. Y la voz de mi padre, como último recurso, me dio motivos suficientes para hacerme pensar que en un futuro cercano sí lo estarían.

—Mal. Me quiero ir. —Mi voz, sin embargo, sonó rota. A despedida mal ejecutada.

—¿Cómo? ¿Qué ha pasado? —Estaba preocupado. Sabía que algo pasaba. Incluso segundos antes de que pudiera vocalizarlo. Mi padre siempre había sido la figura del hombre ejemplar. La persona que emana de entre todas las responsabilidades. Como el tallo que crece aun en época de sequía. Mi padre siempre había sido su propia recompensa. Y sé que fue precisamente eso lo que le llevó a pensar que yo también podía. Que estaba muy por encima de cualquier amenaza. Que mi único miedo era, incluso, poder llegar a no tenerlas. Pero no fue así.

—Necesito volver. Ya habrá tiempo de hablarlo. —Mi voz sonó entonces más calmada.

—¿Quieres el vuelo de vuelta a Sevilla? Así estarás más cerca de Cádiz y podrás visitar a Kuki, tu amiga.

—Gracias... —Fue lo único que pude decir de vuelta.

La noinsistencia es también parte del éxito que a veces intentamos alcanzar cuandosimplemente no estamos en situación de poder dar explicaciones. En casa siemprehemos tenido la opción de elegir entre dos libertades: libertad con ayuda o libertadsin ella. En ambas serías tan libre de hacer lo que quisieras, pero no tancapaz. Hoy día agradezco sin parar todas las veces que no he podido alcanzaralgo que no me beneficiaba a ojos de alguien que por edad y experiencia sabía aciencia cierta que no lo necesitaba. Mis padres siempre han sido el muro quesepara lo cierto de lo incorrecto. De lo cierto aprendes, a veces, mientras tehace daño. De lo incierto no saldrás, sin embargo, mientras sigas pensando que,sin haberlo intentado, no puedes alcanzarlo.

—Gracias, os quiero mucho. Siento no haber durado lo suficiente —dije algo más triste de lo que pretendía.

—Existe una delgada línea entre lo suficiente y lo innecesario, Sergio. Será suficiente cuando hayas alcanzado una mínima parte de lo que buscabas. Será innecesario cuando pretendas y fuerces obtener más de lo que hay. Para nosotros ya has ganado —dijo mi padre, mientras mi madre de fondo le daba la razón.

—Sois los mejores. Me parece bien lo de Sevilla, por cierto. Kuki me ha repetido en varias ocasiones que vaya a verla, y creo que ya, solo por pesada, se lo merece —solté mientras se me escapaba una pequeña sonrisa.

Mi padre volvió a ponerse en contacto conmigo en cuanto hubo noticias. Para recordarme que seguía ahí. Que estaba aún más cerca de conseguirlo. De abrazarme.

—Estoy viendo que hay uno para el día cuatro de enero. Estamos a treinta y uno. ¿Te parece bien ese? —preguntó mi padre acto seguido.

Estamos empeñados en decir que la vida es muy corta cuando somos nosotros los que tratamos de alargar siempre cada momento innecesario. Si tratas de llenar cada vacío con momentos únicos y que consigan hacerte feliz, no sentirás que la vida es corta, sentirás que es suficiente. Para ello no necesitas pensar en ser feliz a cada momento, sino eficiente. Si cada decisión que tomas va en busca de lo que realmente necesitas y no lo que dicen que te hará feliz, vivirás muchas más cosas extraordinarias que te harán sentir verdaderamente pleno. Creo, y siempre he pensado, que el truco es un poco pensar que no los hay. Siempre he creído fielmente en la idea de que es mucho más feliz el que no piensa por qué ha de serlo. ¿Hemos nacido para ser felices o para explicar por qué lo somos? La felicidad es en sí la razón por la cual debemos de serlo. Nunca nadie será feliz si no encuentra motivos suficientes por los que debería serlo. La felicidad viene justo después de un almuerzo con amigos. De poner el árbol de navidad. De sentir calor en medio del frío. La felicidad viene constantemente justo detrás de cada deseo cumplido.

UN VIAJE PARA SIEMPREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora