Beso de la suerte

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[N]:
-Presente-
El sol empezaba a esconderse para dar paso a la neblina que cubriría como manto la ciudad, dando así ligero protagonismo a las luces tenues que apenas se notaban en aquel muelle, ese lugar especial. El sonido de las gaviotas aleteando entonaban con el resultante del choque de las olas contra las enormes piedras que yacían en la costa. La brisa marina rosaba la piel de un rubio, quien pensaba con nostalgia en todos los bellos recuerdos que tenia atesorados. Sus ojos carmesí brillaban por las lagrimas amontonadas indispuestas a dejarse caer mientras, caminaba de un lado a otro con pasos ansiosos, hasta que se dejó caer en una banca. Derrotado, triste e impotente.

[Katsuki]:
"Perder a Deku fue como perder una parte de mi. Creí que nada en el mundo cambiaría lo que sentíamos por el otro. Creí que éramos invencibles".

[N]:
Del otro lado de la ciudad un peliverde y su mirada cristalina apreciaba a través de una ventana a las personas que despreocupadas deambulaban por las calles que alguna vez fueron testigo del amor que un dia juró. Acomodado en los asientos traseros de un taxi con rumbo conocido, jugaba con una moneda entre sus dedos. Una moneda cuyas caras eran idénticas.

[Izuku]:
"Alguien una vez dijo: Si realmente amas algo, debes dejarlo libre. Si vuelve es tuyo para siempre. Pero si no, entonces nunca te perteneció. Y yo sabía... sabía que pertenecía a Kacchan y que él me pertenecía a mi".

El peliverde pensaba para sí al mismo tiempo que una nostalgica sonrisa se formaba en su rostro.

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- Algún tiempo atrás-

[Izuku]:
Nos conocimos en secundaria. Fue entonces cuando me dió el apodo de Deku, argumentando que soy algo torpe en algunas cosas. Siempre nos llevaba a mi y su amigo pelirrojo a nuestras casas en su auto. Él solía mirarme por el retrovisor con esos penetrantes ojos carmesíes que dia a día me cautivaban más. Si mencionar su delicioso aroma a caramelo quemado que liberaba despreocupado.

Teníamos citas a escondidas con ayuda de su amigo, Kirishima. Nos fugamos de casa después de que cumplí 18, ya que su madre se oponía a aceptar que estuviera con alguien de una clase social inferior a la suya. Y hemos estado juntos desde entonces. Tuvimos una modesta ceremonia de bodas y en nuestra pequeña Luna de miel Kacchan me marcó. No pude estar mas felíz.

[Katsuki]:
Fui el mejor de la clase de Arquitectura. Cuando por fin me gradué conseguí un empleo en una pequeña firma. No tenía el mejor sueldo, pero tampoco me explotaban. Lo que me permitía tener suficiente tiempo libre en el que me dedicaba a crear mis propios diseños, algo que plasmara los conceptos que me definían. Quería lograr mis sueños sin el dinero de mis padres. No lo necesitaba. Deku trabajaba como agente de bienes raíces. Es excelente en su trabajo. Me dió ese cursi apodo en venganza cuando yo le puse Deku en secundaria, aunque la verdad lo hice mas por molestarle.

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[N]:
Sábado por la mañana y Katsuki se encontraba sentado en posición de loto, sobre el piso, únicamente con la parte inferior de su cálida pijama puesta, dejando su fornido torso al descubierto. Con el ceño fruncido detrás de esas transparentes gafas se dedicaba a hacer cortos movimientos con una tiza sobre algunos lienzos blancos pegados en la pared, trazando algun diseño que tuviera en mente.

Su expresión seria y concentrada se vió poco interrumpida por las delicadas manos de su esposo, las cuales acariciaron sus rubios cabellos antes de acostarse sobre las piernas del ojirubí. El peliverde lo miraba con devoción y un movimiento en sus labios marcaba el inicio de una conversación

Izuku: – ¿Kacchan? – le llamó, viendolo desde abajo, donde estaba recostado
Katsuki: – ¿Uhhm? – respondió con un leve murmullo
Izuku: – ¿Alguna vez te he dicho que te amo? – Cuestionó con sus grandes orbes brillantes, algo que solían hacer entre ellos desde hacia años.
Katsuki le miró de soslayo y en un moviento fugaz regresó sus ojos a lo que antes hacía.
No – respondió el rubio con una sonrisa ladeada
Izuku: – Te amo – dijo bajito el peli verde.
Katsuki: – ¿Aún? – interrogó bajando la mirada hasta el menor.
Izuku: – Siempre – dijo sonriente, sonrojado y mirando fijo al otro, quien dejando la tiza de lado acercó su rostro al del contrario para besarle lentamente.

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⏰ Última actualización: May 22, 2022 ⏰

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