CAPITULO 7: ENTRE RECUERDOS Y LÁGRIMAS

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Una hora había pasado y un silencio bastante incomodo e irritante, se había instalado entre ambos trolls, o eso creía uno de ellos, mientras que el otro era ignorante del ambiente o solo lo ignoraba como era costumbre, sea cual sea la razón, el troll zen estaba al borde del colapso, unos minutos más en silencio y se volvería loco. Ya que este deseaba saber si el gris se encontraba tan bien como aparentaba, pero ante cualquier pregunta o acercamiento este solo respondía con monosílabos o un simple silencio sepulcral, incluso actuaba como siempre, lo cual sólo le provocaba un intenso deseo de arrojarse sobre él y examinar hasta el ultimo rincón de su cuerpo para asegurarse de que todo estuviera en orden, este pensamiento provoco que sus mejillas se incendiaran en un rojo intenso que intento apagar de inmediato, pero dejando eso de lado deseaba con todas su ser sacarle todas las respuestas que quería ya fuera por la buenas o las malas, Incluso si eso discordaba con su forma de ser y toda su ética y moral.

Mientras aquel troll se encontraba al borde de la locura, Ramón solo anhelaba terminar lo más rápido posible el trabajo para poder regresar a la tranquilidad de su bunker o escabullirse a su lugar seguro en el bosque, pues incluso si a los ojos de los demás lo miraba como siempre, él sentía su cuerpo aun más pesado y adolorido de lo normal, lo único que deseaba era poder descansar.

Después de atravesar unos matorrales llenos de telarañas, aquel silencio se vio interrumpido por el gurú.

- Oye, Ramón - dijo Arroyin intentando quitarse las telarañas de su melena.

- Mmm - gruño Ramón con algo de impaciencia.

- En un día tan agradable y hermoso como hoy - exclamo girando sus ojos hacia ramón - con el cielo azul y despejado - dijo mientras caminaba con los brazos cruzados en la espada y una sonrisa traviesa dijo.

Ramon arrugo el ceño ante lo dicho por el troll y respondió - Estamos en medio del bosque más peligroso, frondoso y oscuro que se conoce en toda la villa, y me estás diciendo que es agradable y hermoso. Además, estoy bastante seguro de que vi unas nubes de lluvia asomarse a lo lejos antes de entrar al bosque - dijo Ramón mientras apartaba una rama del camino con su cabello, la cual golpeó justo en la cara del morado.

- ¡Paf! ¡Hey, ten más cuidado, eso dolió!- dijo con ambas manos en su rostro y el cuerpo un tanto inclinado.

- Lo siento, no fue intensional- respondió Ramón sin prestarle mucha atención.

- Claro que no lo fue - murmuró Arroyin con una sonrisa fingida, mientras una vena sobresalía en su frente - Bueno− aclaro su garganta− Como te decía, en un día como hoy con este agradable clima -enfatizo− En este vasto bosque rodeado de abundante naturaleza, uno puede sentirse realmente diminuto, ¿no crees? Y no malinterpretes, adoro escuchar los sonidos de la naturaleza y armonizar con ellos

- ¿Tu punto es? - dijo Ramón con amargura, sin siquiera voltear a mirarlo.

-Mi punto es que, aunque me encante esta energética y necesaria tarea que nos encomendó nuestra princesa, me parece un poco desalentador solo escuchar tu respiración y estar acompañado únicamente por el silencio. Es, por decirlo de algún modo, bastante incómodo y me pone los nervios de punta −exclamo Arroyin mientras se abrazaba a si mismo.

- Oh, ¿en serio? Por el contrario, a mí me parece fabuloso - afirmó Ramón mirando a Arroyin con una sonrisa burlona− Estoy perfectamente bien así que no lo arruines. Practica tu 'oomm', fluye con la naturaleza o lo que sea, solo hazlo lo más silencioso posible y cierra tu bocotá.

-¿Por qué no vienes y me la cierras tú?− susurró Arroyin mirando directamente a Ramón.

- ¿Qué dijiste?- Preguntó Ramón volteando a mirarlo asombrado

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