Ramón sintió un leve escalofrío al sentir la suave brisa templada que agitaba su cabellera azabache. Una pequeña sonrisa se dibujó en su rostro. El clima era perfecto para adentrarse en el bosque en busca de provisiones y escapar del ruido y el bullicio de la villa, donde los demás trolls cantaban canciones que le resultaban irritantes. A Ramón le encantaba estar lejos de todo y de todos, solo con sus pensamientos y los sonidos de la naturaleza. Era lo más relajante que podía imaginar.
había llegado a una zona del bosque donde casi ningún troll se atrevía a entrar. Era un lugar apartado de las miradas indiscretas y recriminatorias de la sociedad. La mayoría de los trolls evitaban la parte profunda del bosque por considerarla peligrosa, pero para Ramón era como pasear por un prado lleno de flores al atardecer. Él estaba preparado para enfrentarse a cualquier peligro fuera de la villa
Ramón se topó con una enorme araña peluda de colmillos afilados que se lanzó hacia él. Antes de que pudiera reaccionar, la criatura ya estaba sobre él, acercando sus colmillos a su cara. Pero Ramón no tenía miedo, sino que le sonrió y le abrió los brazos. La araña, al ver que tenía su consentimiento, empezó a lamerle y a hacerle cosquillas. Era su amiga, una de las más que tenía en el bosque.
- Mei, ¡qué alegría verte! -exclamó Ramón mientras abrazaba a la enorme araña -. Pero, por favor, ¡cálmate un poco! No hace falta que me lamas la cara. Vamos al lago, seguro que allí están los demás. -Ramón se subió al lomo del animal y acarició su suave pelaje mientras se dirigían al dicho lugar.
Todos decían que esa parte del bosque era peligrosa, pero eso solo era una verdad a medias. Por un lado, las criaturas que lo habitaban eran muy territoriales, pero también muy amigables. Su comportamiento dependía del aura e intenciones de los intrusos, y de si los conocían o no. Por otro lado, era fácil perderse entre tantos árboles y matorrales, que parecían un laberinto sin fin. Sin embargo, Ramón conocía ese lugar como la palma de su mano y podía recorrerlo a ojos cerrados. Después de todo, era su segundo hogar
Desde que Ramón había decidido adentrarse en las profundidades del bosque cuando aún era un infante. Las criaturas que vivían ahí nunca le habían tratado de atacar, sino que se le acercaban curiosas. Con el tiempo, había logrado establecer una grata amistad con la mayoría de ellas. Solo ahí, junto a ellas, podía ser "él" sin tener la necesidad de fingir. Solo ellas podían ver al verdadero Ramón: no el malhumorado y paranoico troll que la mayoría de los suyos miraban con desprecio, sino un dulce ser que se sentía solitario y atormentado por pecados que él se autoimponía. Y aun así, era capaz de seducir y calmar hasta la bestia más fiera con sus dulces melodías. Todo ser que las escuchara caería rendido ante aquel extraordinario y hermoso ser que era Ramón. Y sin embargo, solo las criaturas y la naturaleza mismas eran las únicas que lograban contemplar aquella cautivadora belleza inefable que solo aquel afligido troll poseía.
Tal era el cariño de aquellos seres por Ramón que lo protegían con garras y dientes cuando este se adentraba en las profundidades del bosque
Él mismo había sido espectador de aquellas acciones hacia su ser, Cuando tenía 14 años, sufrió el acoso de cuatro trolls que se burlaban de su gris. Un día, los malvados seres lo asaltaron y le impusieron su cruel idea de "ayuda". Lo sujetaron y le mancharon el cuerpo y el cabello con tintes de colores grotescos en su mayoría . Él se resistió con todas sus fuerzas y logró escapar de ellos. Corrió hacia el bosque, buscando refugio, pero los trolls lo siguieron de cerca. Entonces, aquellas criaturas salieron de las sombras y atacaron a los trolls con tanta furia que él tuvo que intervenir para calmar a las enfurecidas e implacables criaturas antes de que salieran verdaderamente lastimados. A pesar del horror, él se sintió agradecido de contar con el apoyo de las criaturas.
Aunque los trolls dejaron de molestarlo por un largo tiempo, pronto se difundió el rumor de que Ramón era tan feo que hacía huir a las criaturas más grotescas con solo verlo y que su presencia había sido lo que los había salvado de morir. Él los salvaba y solo recibía desprecio e ingratitud. Qué ironía, ¿acaso hubiera sido mejor dejarlos perecer en sus garras?
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MI YUANFEN
FanfictionAquel troll gris, está al borde del abismo, a punto de caer en la oscuridad sin esperanza. Pero hay un troll que tiene una conexión especial con él, que podría salvarlo o ser arrastrado con él. ¿Podrán volver a la luz como en el principio, o solo e...