CAPITULO 5 : CRUELDAD TROLL

790 74 7
                                    

Finalmente, se había adentrado de nuevo en su tan anhelado bosque. Ya estaba seguro, no debía correr más. Sin embargo, su corazón palpitaba desenfrenadamente. Heladas gotas de sudor bajaban por su frente y espalda. Sentía una opresión aterradora en su pecho y un agujero negro que le carcomía las entrañas, amenazando con soltar todo al exterior. Su cuerpo temblaba como gelatina, quizás a causa del frío del viento y de la noche, o quizás esa creciente e indescriptible sensación conocida era la causa de todo esto

Logró llegar a aquel lago de ensueño y liberación. Su mente, antes nublada, logró calmarse parcialmente. Sin embargo, su respiración era apenas controlable. Su pecho subía y bajaba, como si se tratara de las alas de un insecto veloz.

Aunque su cuerpo logró una relativa calma después de unos minutos que parecían infinitos, su mente era una tormenta relampagueante sin aviso de calma. ¿Por qué Poppy tenía que pedirle aquello? No, esa no era la razón. En primer lugar, lo había presionado para aceptar algo que le incomodaba y ahora le pedía que hiciera algo con él, algo que claramente le...

Lágrimas traicioneras comenzaron a desbordarse, y pequeños hipidos se empezaron a escuchar entre los sonidos nocturnos del bosque. Poppy le estaba obligando. Sabía que él no podía desobedecer ese "favor". No era para nada justo. Él perfectamente podía hacer el trabajo solo, o ella podría decirle que aquel troll púrpura solo lo acompañara a la entrada y ya. Pero ella quería que ellos se adentraran juntos, ¡JUNTOS! ¿Acaso no veía todos los posibles escenarios donde ellos se lastimaran mutuamente?, ya fuera intencionalmente o no.

Su garganta ardía como el mismísimo infierno, un nudo pesado y asfixiante se había formado en su garganta. Sabía que debía liberar todo lo que llevaba dentro, pero a pesar de saber que nadie podría escucharlo, simplemente no podía hacerlo. Su frustración crecía cada vez más , al igual que su llanto, y su mente pronto dejaría de funcionar correctamente. Y entonces sucedió, estalló con un grito desgarrador, tan alto y potente como su garganta y cuerdas vocales le permitían. Tras ese estruendoso grito inicial, comenzó a cantar con la misma intensidad. Entre melodías que calaban hasta los huesos, gritos y llantos, Ramón solo podía sostener su cabeza, agarrando y jalando con fuerza mechones de su ya maltratada cabellera

Así continuó durante aproximadamente media hora. Las criaturas nocturnas no se acercaban a él, al igual que las recién despertadas diurnas, pues parecían entender que el troll necesitaba un poco más de esa soledad.

Cuando su garganta ya no pudo más, se desplomó en el suelo. Con su voz débil, comenzó a cantar a susurros lo que parecía una canción de cuna. Para ese momento, su ira, frustración e impotencia se habían esfumado, dejando solo un sentimiento de resignación. Comenzó a sentir una gran pesadez en su cuerpo que le impedía moverse. Se rindió y decidió quedarse ahí, completamente inmóvil, observando el gris de las nubes. Un gris que se asemejaba al suyo, solo que más oscuro. La intensidad de sus emociones había dado paso a un cansancio abrumador y una resignación palpable.

Justo cuando estaba a punto de quedarse dormido, sintió el calor de las diferentes criaturas, incluyendo a Mei, que decidieron acurrucarse a su alrededor. No solo buscaban brindarle una noche de sueño cálido a su cuerpo, sino también a su alma, que tanto lo necesitaba. El troll aceptó este gesto con una sonrisa cansada, permitiendo que el calor se infiltrara en su ser

Las horas habían pasado y Ramón se había despertado gracias a un insecto que había decidido dormir sobre su rostro. Aunque aún reinaba la oscuridad, al ver el leve brillo de la luna escondida por las nubes y la posición en la que se encontraba en el firmamento, pudo deducir que eran las 3 o 4 de la mañana. Podría quedarse, pero ¿Qué explicación daría cuando saliera? Prefería evitar toda aquella indagación indeseable de aquellos trolls inescrupulosos. Decidió que se iría de una vez y al llegar a casa, se tomaría un descanso de 2 o 3 días

MI YUANFENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora