CAPITULO 4 : ENTRE EL TÉ Y EL LLANTO

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-Ramón, ¿estás bien? - preguntó Poppy tocando su hombro, devolviéndole un poco de serenidad a Ramón, anclándolo a la tierra.

- Sí, solo estaba pensando... mmm, nada importante - balbuceó Ramón, tratando de ocultar su nerviosismo.

- Estás un poco pálido - dijo con preocupación la troll rosa.

- Sí, seguro... mejor déjame ayudarte a preparar la mesa - Ramón cambió rápidamente de tema. La princesa aún parecía preocupada y no se mostraba muy convencida de la excusa de Ramón, pero lo dejó pasar para no incomodarlo y acorralarlo

Después de 10 minutos, el té estaba listo para servirse. Ramón colocó las galletas en un plato plano y dejó la mermelada a un lado. Poppy llegó y acomodó las tazas de té, y sirvió con gran delicadeza el líquido humeante. El olor era magnífico, tan relajante y dulce que le hacía sentir cómodo, le calmaba los nervios y le llenaba de paz. Dio un leve sorbo, su sabor era indescriptible, dulce, suave, refrescante y con ese toque picoso que se deslizaba por su garganta, provocándole una sensación de calor y placer. Por los trolls, era tan bueno, delicioso, nada se podía comparar con su té favorito. Se preguntó por qué Poppy había decidido hacerlo, solo había dos posibilidades: o quería que se calmara antes de decirle lo que le pediría, o el té solo era parte de su chantaje para que aceptara, o tal vez eran ambas cosas. Realmente no se podía saber nada a ciencia cierta con la princesa, esta a veces podía llegar a ser bastante impredecible.

-¿Y qué tal me quedó, Ramón? Sé que es tu té favorito. Creo que esta vez lo hice justo como a ti te gusta.- dijo Poppy con entusiasmo y una sonrisa radiante.

- Está delicioso, pero le falta algo que lo hace mucho mejor-

-¿Qué?- - preguntó Poppy con curiosidad

-Una gota de limón.-

- Pero yo no siento el sabor cuando tú lo haces-.se quejó Poppy con un puchero.

-Bueno, este tampoco está mal.- admitió Ramón con una leve sonrisa.

Durante 15 minutos estuvieron conversando sobre temas al azar mientras se comían las galletas y tomaban el té. La troll rosa le había preguntado sobre su día, y él le había contado lo mismo que a los niños, sobre sus entregas y sobre su nueva adquisición en moda.

-¡Vamos, estoy con las gemelas! No deberías usar solo chalecos de hojas y shorts. Además, te sientan muy bien las ropas que ellas te diseñan-  le animó Poppy con optimismo y un poco de astucia.

- Pero me siento bastante cómodo con mi ropa habitual. Disfruto hacerla y creo que la comodidad es más importante que el estilo. Y bueno, debo aceptar que sus prendas también son bastante cómodas, pero sabes que la mayoría de las actividades que realizo en el día son bastante... - titubeó Ramón buscando las palabras correctas.

-¿Sucias, mugrientas, malolientes, peligrosas? - sugirió  Poppy con  una risita traviesa. 

-Que requieren actividad física -dijo en un tono enojado y frunciendo el ceño.

-Lo sé, no te enojes - dijo con una carcajada por los frutos de su pequeña travesura.

- Como decía, todo esto lleva a que me ensucie demasiado, y estas ropas son tan bellas, que no quiero mancharlas y acabar con todo el esfuerzo de Satín y Seda - soltó con un tono dulce 

-Oh, ellas no se enojarían ni se decepcionarían si llegaras a ensuciar las prendas que te regalaron, si eso piensas. Es más, ellas se alegrarían de que las utilizaras más seguido. No tiene que ser tan seguido. Mmm... ya sé. Dijiste que las utilizarías una hora al día. ¿Qué tal si las usas mientras vas a tus excursiones al bosque? Casi nunca regresas sucio de allí. - sugirió  con positividad la princesa

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