CAPÍTULO 6: ANGUSTIA

404 42 5
                                    

Dolor, era lo único que sentía, sin embargo era una sensación lejana, se sentía un mero espectador, sin embargo un sentimiento de frustración comenzaba a invadir su ser, y ahí donde su cuerpo yacía tirado, algo caliente y de un olor metálico se escurría por su labio inferior y su nariz; ¿Por qué estaba pasando de nuevo? ¿acaso lo perseguía la desgracia o solo su suerte iba de mal en peor?, ¿Era acaso culpa de sus nulos colores?, trató de levantarse, pero su cuerpo se sentía demasiado pesado, trato de ver a lo lejos pero, por más que lo intentara no veía nada, estaba sumido en la completa oscuridad, no lograba ver ni un ápice de luz, todo era de un profundo y sombrío color negro y lo peor era esa sensación, se ser observado, se sentia como una intensa mirada, le incomodaba de sobremanera y depronto entre las tinieblas logro ver a lo lejos una figura que emanaba una tenue y calida luz, pero mientras más se acercaba, su incomodidad se transformaba en pavor, de hecho no quería huir, deseaba con todas sus fuerza sentir más de cerca esa calidez, pero lo que realmente le aterraba era que la cálida sensación y mirada de aquel ser se iba apagando cada vez más y más conforme se acercaba a él; Su desesperación por alejarse de aquel ser lo hacia sudar frio, comenzaba a volverlo loco, no que quería descubrir lo que le sucedería a aquel ser si se acercaba más, quería gritarle que se alejara, que algo malo podría ocurrirle, pero ni una palabra salio de sus labios, poco le importaba ya estar en aquel estado moribundo, solo deseaba salvar aquella criatura de un malvado pero incierto destino, sin embargo esta no retrocedió ni un poco,

Incluso si su luz estaba por extinguirse, parecía no importarle en absoluto, al llegar frente a él, se arrodilló ante Ramón, lo tomó en brazos y lo acomodó en su regazo. Luego, lo abrazó tiernamente y le acarició levemente la mejilla y los labios y antes de desaparecer en la oscuridad, le dio un suave beso en la frente.

Todo dolor físico que sentía, había desaparecido pero en su lugar comenzaba a sentir un dolor insoportable en su alma. Sentía un vacío como nunca antes, como si parte de su alma se hubiera desgarrado y desaparecido con aquel ser. Solo pudo soltar una lágrima antes de volver a caer y ser consumido por aquella helada oscuridad.

Un fuerte y agudo sonido despertó a ramón entre un mar de sudor y respiraciones irregulares, todo había sido una cruel y extraña pesadilla, que se había sentido demasiado real, sin embargo tenía algo de verdad y era el detestable dolor de cuerpo causado por aquellos moretones dejados en la madrugada.

Realmente no deseaba levantarse, solo quería volver a dormir, además toda su agenda estaba libre, por lo que podría darse el lujo de no salir de su bunker por un tiempo, podría concentrarse plenamente en su recuperación, si por alguna razón llegaba a salir y algún troll lo mirara no sabría que podría llegar a suceder en la villa, los trolls eran criaturas que se alternaban fácilmente y dios se apiade si Poppy se llegaba a enterar, realmente no deseaba involucrar a la princesa, por más que ella se preocupara por él, esos eran sus problemas, no debía de darle más cargar a ella, él podía manejar esto completamente solo, al menos eso quería pensar. .

Finalmente decidió quedarse los próximos días dentro, de igual manera nadie se preocuparía por no ver al triste y malhumorado troll gris rondar por la villa, y de igual forma habían días o temporadas en las que no salía o salía lo mínimo posible, por lo que no levantaría sospechas.

—------------------------------------------------------------------------------

Habían pasado los días y hoy debía ir a la cita con la doctora Luna Rosa y durante esos días su cabello había crecido lo suficiente para cortarlo de manera manera pareja, no quedó igual de alto pero no se notaba demasiado o eso esperaba, su labio ahora tenía un cortada casi imperceptible al igual que su ceja, aun dolía si se los tocaba, sus moretones por otro lado, bueno había cambiado su tonalidad a una verdosa, y por más ungüentos y compresas frías o calientes que les colocara no desaparecían y a un le dolían como un demonio.

MI YUANFENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora