𑁍 ¿Aún sigues amando a Mulán? 𑁍

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Selene Martín.

Estaba molesta, furiosa porque se que ellos, Todos conspiraban para crear un ambiente extraño y vergonzoso con el idiota de Leandro.

Encendí la televisión, fui directamente a la sección de Disney + y Simplemente entre, quite mis botas y encendí el aire acondicionado. Apague las luces y me tiré a la cama colocando uno de mis clásicos favoritos.

Mushu, el dragón rojo de Mulán hace que sonría por sus ideas, escucho tres toques haciendo que Suspire y subiéndole el volumen a la película.

— Venga Selene — escuché su voz haciendo que me abrace a mi almohada.

El abrió la puerta y se asomo, lo fulmine. El paso de igual manera observando el televisor con calma y luego me vio.

— ¿Aún sigues amando a Mulán? Pensé que dijiste que adorabas a Frozen —  lo ignore metiendo mis pies en una cobija, el se acerco hasta mi haciendo que lo fulmine.

— Mi Favorita es Mulán... Lárgate — Masculle viéndolo, el se sentó a mi lado y Acarició mi brazo suavemente, lo quito lamiendo mis labios.

— Se que debí decirte... Lo sé — Murmuró tratando de tocar mi brazo nuevamente, lame sus labios y Suspira.

— ¿Decirme que? ¿Qué solo querías darle un poco de historia falsa a nuestras familias... A mí? — el me vio y rodó sus ojos azules casi verdes. Gruño apartando sus manos de mí.

— Yo... Yo no... Solo quería que ellas despertarán de esas absurda ideas, no eres mi tipo Selene Martín — dijo sonriendo y viéndome.

Lo observe sintiendo mis ojos arder, aparte la mirada y remoje mis labios.

"No Eres mi tipo"

— Lárgate — Murmuro levantandome rápidamente de la cama sin verlo, el pelinegro se quiere Acercar a mi otra vez a lo que negué.

— Selene... — Murmuró nervioso, Suspiró caminando a la puerta y aclaro su garganta para salir.

Maldito crush a ese imbécil, maldito enamoramiento de niña, maldito egocéntrico.

Me acosté nuevamente quitando lo que faltaba de Mulán y abrazando mi almohada Suspirando sin llorar solo reteniendo mis lágrimas.

(...)

Observé la hora en mi teléfono y luego pase saliva, no había salido a comer. Volteé a ver la luna la cuál se empezaba a esconder entre las nubes, unos relámpagos alumbraron la habitación. Gruñendo me levanté de la cama camine hasta la puerta y escuché unos pasos.

— Entonces... ¿Ella se dio cuenta? — la voz de Doña Yolanda se escuchó, no abrí la puerta y pegue la frente en ella.

Escuche como alguien aclaraba su garganta y Suspiró.

— Se lo conté mamá, lo hice. — la voz de Leandro hizo que muerda mi labio, lo próximo que escuche es a Doña Yolanda chillar exasperada.

— ¡Ella era tu afirmación para maldita Herencia Leandro! Ella era la mejor chica para que formarás algo... — Masculló para luego Escuchar el bufido de Leandro.

Me estaban... ¿Utilizando ambas familias? Pase saliva viendo mis pies descalzos, luego apreté mis manos y labios.

— A ver... ¿Que quieres que le diga? Mi pequeña y hermosa Diosa de la luna, me permite usted ser su esclavo eterno? — escuché como decía aquello, lami mis labios y Suspire.

— No me vengas con tus chistesitos rotos Leandro... Así como te ligabas a la hermana, ¡Hazlo con ella! ¡La familia Martín son la mejor para cerrar esto! — apreté mis manos, confirmaba eso más que nada ahora escuchando aquellas palabras.

— Es que me ligaba a Maila porque no la veía como una Hermanita... A Selene si la veo como una — Masculló el, mis ojos se empañaron, sonrió quitando una lágrima que se escapó.

— Mira Lea... — escuché a su Madre mientras escuchaba como caminaba por lo pasillos. — Ella ya no es una niña de 8 años... Y si ella te escuchará en este mismo instante. Eso que dices te será una arma de doble filo

Ruedo mis ojos y Suspiro calmandome, y lo utilizare muy bien señora Yolanda.

— ¿Ella? — Soltó una risa y luego un quejido de su parte se escuchó. — ¡Mamá! — gruñó y luego escuché otro quejido.

— Desde ahorita te digo que te dará un dolor de cabeza terrible Lea... Luego no te quejes — escuché sus pasos alejarse y luego lami mis labios, camine al baño y entro viéndome en el espejo.

— O enfrentar a esos dos o joderlos a más no poder —  Murmuro para Suspirar y quitarme mi sudadera, el frío me invade unos segundos y luego salgo del baño caminando hacia la puerta saliendo, descalza, sin sudadera solo con un croptop y mis shorts.

Una vez en la cocina, saque un par de galletas y leche, escuché unos pasos y un plan se armó rápidamente.

Leandro entro a la cocina, lo vi de reojo unos segundos.

Mi única aliada será la Señora Yolanda, ni mi familia, ni Leandro... Solo ella.

Sentí la mirada de Leandro en mi nuca pero seguí tomando de la leche, escuché sus pasos más cerca y luego como aclaraba su garganta.

— Selene... — me gire tomando una galleta y viéndolo, le sonríe mostrando mis dientes.

— Dime Lea — El Observo mis movimientos y Suspiró lamiendo sus labios.

Parpadeó viendo mis labios, rode mis ojos y chasqueo mis dedos enfrente suyo, el negó levemente y me vio ahora el cuerpo.

— Yo... Este... — Balbuceó y suspiré Acercándome a el con una sonrisa.

Negó nuevamente y levanto su mirada a mis ojos, lo Observe. Sus ojos azules verdosos estaba brillosos.

— ¿Tú...? — dije llevando mi mano a su mejilla, el Suspiró lamiendo sus labios. Vi su manzana de Adán bajar y subir.

— Yo... Iba a decirte que daré clases en tu Universidad... Si eso — Murmuró con voz ronca.

Y se Jodió todo.

¡¿Dar clases?!

No, mi Dios santo.

No te desconcentres

Lo mire alzando una ceja, baje mi mirada a sus labios y sonreí tratando de no dar tanta atención a ese tema. Me acerque rozando nuestros labios unos segundos.

— ¿Serás mi Maestro Lea? ¿Mi ingeniero? — roce mis labios en cada palabra, sonreí levemente remojando mis labios haciendo que los suyos también se mojen levemente.

El asistió hipnotizado y yo quise reír, me giro al ver qué quiere besar ya en si, el besa mi mejilla y yo la suya, me separó para darme la vuelta y encaminarme a las escaleras dejándolo fuera de si.

— Diez... — dije yo al pie de la escalera, él volteo a verme sin entender.

— ¿Qué? — Susurró queriendo avanzar, solté una risita al verlo acercarse solo unos pasos.

— Diez segundos para mover tu mundo...— dije sonriendo para subir las escaleras como tal reina, entro a mi habitación colocando seguro y sonríendo.

Leandro McAdams, Me desearás de una maldita forma que rogaras por mí, cariño.

Leandro McAdams, Me desearás de una maldita forma que rogaras por mí, cariño

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Todo queda entre nosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora