35 - Se acabó el cuento de hadas... ¿o no?

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NOTAS

¡Feliz viernes 13, familia! Gran día para empezar el fin de semana, ¡ja, ja! Pero aquí el terror se combate con amor... Bueno, no sé yo porque hay cierta escena un tanto perturbadora... ¡Bah!, ya la descubrirán.

Este capítulo estuvo en la cuerda floja porque hoy, lo propio de un viernes 13, me atacó una alergia salvaje por un golpe de calor. Mi nariz sangró mocos como una herida abierta. Por fortuna, una pastillita mágica ejerció de gasa y pude disfrutar de la puesta de sol. Claro que, como todo, estoy bajo los efectos secundarios del remedio, al borde de estamparme la cara contra el teclado por un apagón cerebral o marcarme una Laura como en el capítulo de ayer, ¡ja, ja! 

En fin, no se asusten. Estoy bien. :)

Les deseo un finde maravilloso. ¡Un beso bien mimoso!

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Se acabó el cuento de hadas... ¿o no?

El despertador taladra mi cabeza. Por un instante, visualizo la cabeza de un gallo riéndose de mí porque me estoy ahogando en un charco. A medida que tomo consciencia de mí, me doy cuenta de que sí me ahogo en un charco, pero de babas. Eso demuestra que he dormido plácidamente esta noche.

Igual de gustosa despierto porque mi cuerpo y el de Ani están enlazados bajo las sábanas. Unidos como el de dos amantes que se entregaron anoche. Mi ropa está descolocada, tal vez por el retozo nocturno, pero no recuerdo nada después de empezar a besarme con Ani. Sus manos, tibias como el calor que mana de todo su ser, dibujan mis curvas mientras me estiro y me froto mimosamente con ella. La muy atrevida me apretuja los pechos durante la caricia. Río por lo descarada que es, y porque me gusta que me toque como si fuera suya.

—¡He dormido tan bien! —expreso maravillada y me abalanzo sobre ella para darle un pico cariñoso—. ¡Buenos días! —Deslizo una mano por su abdomen. Siento que somos algo más después de la cita de ayer.

—Buenos días, Laurita, aunque no tan buenos para mí. Tu incienso no funcionó y tengo un sueño que me está matando. —Te robé el sueño, ¿eh, Ani? ¿Te empiezo a enloquecer de verdad?

—¿Quién llora ahora? Pero claro, querías jugar y jugar —digo burlona.

—La culpa es tuya. —¿Tendrá cara? ¿Se le olvidó que fue ella quien sacó el tema del remedio?

—¿Y yo qué hice? Te dije de dormir porque estaba cansada. —Ojalá no me hubiera dormido para ver cuánto aguantabas.

—Laurita, la santa. Me voy a cambiar. Gracias por dejarme dormir en tu habitación otra vez. —Antes de separarse de mí me besa, pero en la mejilla. ¿Se le acabó el valor? ¿Se acabó el cuento de hadas?

—Siempre serás bienvenida en mi cama, lo sabes. —Le muestro la lengua y le guiño el ojo.

Esto no se ha acabado para mí. Le quedan unas horas de soltería y pienso seguir jugando mis cartas.

***

Mientras me aplico mi tenue maquillaje en el baño, con la intención de relucir más ante los ojos de Ani, un golpe de remordimiento me azota cuando la muñequera y la bañera coinciden en el reflejo del espejo. La mano me tiembla al reconocer la figura de Aiko detrás de mí. Ella escurre mis cabellos por mi oreja con su característica delicadeza. «Mi luna me olvidó.», me dice al oído, sosteniendo su indescifrable sonrisa mientras sus ojos tristes lloran sangre.

—Eso no es verdad. Yo nunca olvidaría a mi Ai.

—Ya no piensas en mí. Yo siempre pienso en mi watashi no mūn.

La novia de mi hermano 1 [Disponible en físico + Extras]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora