25 - Paseo en patines

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NOTAS

¡Hola, familia! ¿Me extrañaron? Porque yo a ustedes sí. 

Hacía rato que quería traerles este capítulo, pero esos días que estuve malito me impidieron avanzar con la soltura habitual. Se nota que ya estoy bien porque he terminado el capítulo del tirón. 

¡Disfrútenlo! Espero que sea una aportación más para alegrarles la semana. Como siempre, agradeceré sus votos y sus comentarios. Les recuerdo que pueden seguirme en mis redes para no perderse ninguna novedad.

¡Un besote!

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Paseo en patines

Ana permanece paralizada como una estatua de mármol. Aunque es digna de ser inmortalizada, necesito que reaccione.

—Pero abre el paquete aunque no digas nada. No te quedes ahí como una planta, ¡ja, ja!

—Espera, espera, espera. ¿Has preparado todo esto? ¿Me has comprado unos patines? —cuestiona boquiabierta.

—Pues claro. Los pedí el lunes después de verte triste. Pensé que hacer algo diferente te levantaría los ánimos. —Sí, Ani, pienso en ti más de lo que crees.

—Joder, Laurita. Gracias por pensar en mí —me agradece con su cautivadora ternura.

—¿Cómo no hacerlo? Eres importante para mí —enfatizo como si me confesara, con la idea de que descifre el evidente mensaje—. ¿Pero no piensas abrir la caja? ¿Es que me vas a dar plantón como en una cita? —Es una cita especial con diferentes intenciones, donde la principal es hacerte feliz.

—Imposible darte plantón a ti. —Ani, me ruborizarás muy pronto—. A ver, abriré esto. —Tras apoyar la caja en el sofá, se vale de un bolígrafo para cortar la cinta adhesiva. Destilando emoción, bucea entre el relleno de polietileno hasta que se hace con los patines—. ¡Qué bonitos! —exclama mientras los contempla.

Estos momentos, donde su sonrisa ilumina mi existencia, se graban como bellos recuerdos que siempre apreciaré en mi memoria.

—Vienen con las protecciones incluidas. ¿Te gusta el color? —Espero haber acertado con la combinación de rojo y negro.

—Sí, mucho. —¡Sí!

—Lo escogí pensando en ti. Me pareció que te pega el rojo, el color del amor y la pasión —resalto, y la sangre me quema como lava ardiente al recordar lo intensa que es.

—¿Qué te llevó a esa conclusión? —indaga Ani con un tono un tanto travieso. ¿Pretende exponerme?

—Bueno... —¿Debería citarle el concierto que dio con mi hermano, o su forma de manosearme al juguetear o en el cine, o cuánto estimula mi imaginación? Me sobran argumentos, pero el ardor de mi cara ya me delata lo suficiente. No se lo puedo poner más fácil—. Porque eres cariñosa y me gusta tu pelo. Sí, eso, tu pelo también influyó en mi decisión. —Una de mis peores improvisaciones en la historia de mi vida.

Ana me pone nerviosa. Figurarme este paseo como una cita me inquieta mucho porque nunca he tenido citas como tal. Todo fluyó tan bien con Aiko que nuestras citas más bien eran paseos de novias. Con Ani tengo la oportunidad de vivir una fase de enamoramiento donde reina la incertidumbre de si seré correspondida o no.

—A mí me parece que te viste en el espejo tal y como estás ahora, roja como un tomate. ¡Ja, ja! ¿Por qué te pones así? —¿Disfrutas con esto, Ani?

—Porque... tengo calor. —Oh, no, miss Tonta ha entrado en acción—. Vamos, deja de hacerme preguntas y ponte los patines. Estoy por pensar que tienes miedo.

La novia de mi hermano 1 [Disponible en físico + Extras]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora