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Lethe no entendía lo que significaba gustar de alguien, ni que alguien gustara de ella

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Lethe no entendía lo que significaba gustar de alguien, ni que alguien gustara de ella. Desde su percepción, probablemente, ella creía que al expresar que yo le gustaba estaba haciendo alusión a que le agradaba estar conmigo o disfrutaba de mi compañía.

– Tengo que ir a decirle a mi abuela que estoy bien – Lethe me dijo tras un rato,  sonriendo. Aunque ahora solo podía ver a Mneme Feigenbaum en sus ojos, intenté verla a ella por ella misma, intenté ver a Lethe por Lethe. Sus ojos no estaban confiados del conocimiento que ya había adquirido previamente, parecía que se maravillaba una y otra vez con lo nuevo que se encontraba por la vida, lo que olvidaba ya haber visto y que conocía de nuevo cada vez.

– Ve entonces - Aunque tuve casi el reflejo físico de ser grosera me detuve a mi mismo, había sido suficiente. Lethe asintió y se encaminó a la puerta antes de que la detuviera – Lethe.

– ¿Si, Armin? - Sus ojos como de ciervo me miraron de nuevo y un último aliento se escapó de mi nariz antes de que me levantara de la cama y con pasos presurados caminara hasta ella. Como si mi presencia física la intimidara sentí como retrocedía ligeramente, pero antes de que continuara miré al piso.

– ¿Que significa un beso para ti? - Le pregunté y ella sacudió las manos enfrente de si misma y negó con vergüenza.

– ¡Eso es algo penoso! - Ella exclamó de inmediato pero yo tomé sus manos para hacer que ella dejara de cubrirse la cara.

– ¿Que significa un beso para ti? - Le repetí mirándola a los ojos esta vez.

– E-Es una demostración de afecto, s-supongo, ¿No? No lo se - Lethe dijo sin dejar de mover los ojos de lado a lado y sin mantenerme la mirada – Puede ser un saludo o... una despedida.

– Una despedida - Repetí tras ella y cerré los ojos con dolor de nuevo – ¿Que significa entonces para ti que yo te guste?

– Me gusta estar contigo - Ella dijo de inmediato. No pude evitar decirme a mi mismo de nuevo que estaba equivocado, pero Lethe habló de nuevo – Me haces sentir de una forma que no puedo explicar y que nunca había sentido antes y que nadie me había hecho sentir. Y me haces feliz.

La observé de nuevo, probablemente sin tener la pista social de lo "penoso" que sería decir eso, pero no me importaba. La vi a los ojos y me aguanté las ganas de llorar de nuevo.

– Maldita sea, si no dejó de llorar me aviento un golpe - Dije más para mi mismo y ella se rió – Ya voy a dejar de retenerte secuestrada en mi cuarto, Lethe. Ve.

Y aunque le dije que podía irse, que era libre de mis manos que sostenían las suyas, no la solté, simplemente no quería soltarla, no quería dejarla ir.

– Déjame darte un beso antes de que te vayas - Le pedí casi suplicando y aunque su reacción infantil fue la misma de antes, su intención benévola de aceptar mi petición no faltó. Me incliné para darle un beso en la mejilla y seguí dándole besos en toda la cara a excepción de los labios, suspirando sobre la piel de su carita rosadita. Quise besarla, quise besarla en los labios mucho, pero igual que en veces anteriores por interrupciones o temores ahora no podía besarla en los labios por las reglas que tenía puestas sobre mi existencia misma – ¿Quieres que te de un beso en el cuello?

– ¡No gracias! - Ella exclamó sonriendo con nervios y abrió la puerta, huyendo.

Solté inevitablemente una carcajada antes de pasar saliva ante la tristeza que vagamente lograba camuflar con la alegría momentanea de haber besado a Lethe.

No fui a cenar en la noche

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No fui a cenar en la noche. Me quedé organizando la habitación.

No tarde mucho en encontrar el radiecito y el libro de Lethe sobre la mesa.

Lo abrí y en la primera hoja estaba escrito su nombre. "Lethe" con una florecita dibujada al lado.

– Siempre te ha gustado tanto leer - Dije pasando las hojas con cuidado mientras suspiraba y sentía el vacío en lo profundo de mi ser.

No presté cuidado a lo que decía el libro. Solo lo hojeaba pensando.

Me quedé casi la noche entera despierto, sin algo en el cerebro, solo tirado en la cama. Cuando por fin caí dormido, cuando Morfeo decidió no acuchicharme en sus brazos pero acuchillarme el cuello, continué teniendo sueños lívidos de memorias que nunca había tenido, memorias que no recordaba tener. Y finalmente, cuando me desperté a la dulce hora de 5:47 am, decidí organizar mis ideas.

Mneme Feigenbaum fue una persona importante en mi vida, mi vida de vivo. Incluso sin entender bien la situación, podría decir que fue la persona más importante de mi vida humana.

De mis sueños había extraído que Mneme y la chica castaña hablan alemán, por lo que por algún motivo aunque Mneme Feigenbaum era griega o tenía familia en Grecia, vivía en Alemania, o en un país de lengua alemana, aunque rápidamente aumenté la posibilidad de que fuera Alemania porque por que mierdas resultaría yo en Alemania en mi vida como ángel de la muerte si había sido austríaco en vida.

Y ahora lo que sabía con exactitud. Lethe y Mneme parecían tener los mismos ojos, lo que eso signifique.

También podía decir que el sentimiento que me evocaban ambas era un dúo de la alegría que me producían y la culpa que sentía por mis propias acciones.

Y aunque con certeza no podía decir cómo o que me hacía o me hizo sentir Mneme Feigenbaum, sabía que Lethe tenía algo que... que me atrapaba, quería estar abrazándola todo el tiempo, y ahora quería besarla también, quería que su imagen fuera lo único en mi cuadro de visión.

Me pregunté ahora la dualidad de esos sentimientos para ambas, para Lethe que empezaban a desarrollarse en mi cuerpo sin vida y que descubría a medida que pasaba mi tiempo con ella, o para con Mneme, que no lograba entender por mi falta de memoria y de los que la única pista que tenía era como me sentía con Lethe.

Pero incluso comparándolos, no podía encontrar la diferencia. En mi cabeza, en mi cuerpo, en mi ser... en mi alma, era la misma sensación. No como la describían los humanos que habían experimentado cantidades de amores y los comparaban entre ellos, era el mismo amor, era simplemente la misma sensación, no solo que sentía en mi, sino que percibía en mis vagos y lejanos recuerdos de Mneme y experiencias con Lethe, si cerraba los ojos, y pensaba con cuidado, si pensaba con atención, si sentía con profundidad, solo podría identificar una única misma energía.

 No como la describían los humanos que habían experimentado cantidades de amores y los comparaban entre ellos, era el mismo amor, era simplemente la misma sensación, no solo que sentía en mi, sino que percibía en mis vagos y lejanos recuerdos de M...

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the river   - arminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora