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Sostener la mano de Lethe mientras caminábamos se sentía como intentar arrancar una rosa de un jardín una y otra vez intentando no tocar las espinas y sangrar cada vez pero no escarmentar de la lección

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Sostener la mano de Lethe mientras caminábamos se sentía como intentar arrancar una rosa de un jardín una y otra vez intentando no tocar las espinas y sangrar cada vez pero no escarmentar de la lección.

Monemvasia entero se sentía como un sueño lúcido que se había formado alrededor de mi consciencia solo con la intención de darme ese escarmiento doloroso que merecía, que necesitaba.

– Vayamos de vuelta al hostal - Lethe me dijo viéndome de reojo.

Caminamos de vuelta y vimos a algunos de los huéspedes, otros europeos con sus maletas gigantes y su hedor a peste, los saludamos levemente escuchándolos hablar después en otros idiomas y entramos. Cruzamos por la sala y nos dirigimos al patio, continuamos andando de la mano hasta llegar al bosque y nos sentamos a la ladera del río.

De algún lado Lethe sacó su radio y puso música.

– Oda A Mi Familia - Dije señalando de inmediato – De The Cranberries.

– Pense que no escuchabas ninguna clase de música – Lethe mencionó.

– En mis tiempos, yo era el de los audífonos y la capucha - Con orgullo que no debiera tener mencioné – ¿Y tu como sabes que esa canción se llama asi?

– Me gusta escuchar música, la he escuchado varias veces y ahora que estoy en el lio de recordar, puedo hacerlo - Lethe dijo – Escuchar música es una gran experiencia cuando cada vez que escucho una canción maravillosa se siente como la primera vez.

Lethe me contó que escuchaba canciones y anotaba los nombres de las que les gustaba y las que no, para escuchar de nuevo las que si le gustaban. Debía ser lo único bueno que podría yo imaginar de olvidarme de todo, escuchar una canción como si fuera la primera vez cada vez que la oia.

No supe de que más hablar con ella. Solo me recosté sobre el césped y ella hizo lo mismo.

– A veces siento como si mi vida fuera un sueño - Lethe mencionó – Todo se siente tan irreal.

Me apoyé en mis codos para verla; se había quitado los lentes y tenía las manos cruzadas sobre su abdomen. Una brisa ligera de invierno corrió por nuestro lado y le despeinó el cabello.

Faínesai ómorfos símera - Le dije suspirando inconscientemente. Mis manos fueron a sus mejillas y le acaricie la piel levemente. Lethe solo me miró. Olvidé que estábamos hablando en griego siempre. Ya no necesitaba que me enseñara. Me recosté de vuelta a su lado y ella se giró, la abracé por la cintura y la vi a los ojos un rato, evitando querer llorar.

– Gracias - Me dijo cerrando los ojos y escondiéndose en mis brazos.

Nos quedamos así por un buen rato y nos quedamos dormidos.

De nuevo soñé con Mneme, soñé que le regalaba un par de pendientes y tenía que ponérselos. Soñé que estábamos sentados en una banca, habían muchas personas alrededor, todos vestidos de negro, yo estaba vestido de negro también. Aunque le hablé a Mneme en el sueño ella no me respondió nada, solo sonreía y asentía. Sus pies no tocaban el suelo, sus pies decorados con zapatos blancos, y sus rodillas decoradas por la falda de un vestido, también blanco, llevaba un vestido blanco y no traía lentes. Estábamos sentados frente a una iglesia, las campanas estaban sonando.

the river   - arminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora