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– Ya es mañana - Oi dos golpecitos en mi puerta y me levanté de inmediato

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– Ya es mañana - Oi dos golpecitos en mi puerta y me levanté de inmediato. Corri a la puerta y abrí de inmediato.

– Buenos días ángel - Arrojándome a los brazos de Lethe saludé. Ya tenía memorizada su fragancia natural, sentir su cabello esponjado contra mis mejillas se sentía como descansar en una manta del terciopelo más fino. Le di un beso en la mejilla — ¿Hay algo nuevo que recuerdes, mi preciosa?

– Mmm, no lo creo - Pensando Lethe opinó – Recuerdo que el desayuno son tostadas con mermelada de fresa.

– Uh, está bien - La solté – Ehh... ¿Como dormiste?

– Con los ojos cerrados - Sin intención de bromear me dijo – Fue agradable.

– Está bien, supongo -

No podía mentir, a veces Lethe me exasperaba. Me incomodaba pensarlo, pero a veces me impacientaba.Estando acostumbrado a Mneme recordando exactamente todo lo que sucedía, el extremo opuesto con Lethe era estresante. Intentaba hacerle recordar quien fue, pero en todas las ocasiones lo único que le causaba en la cabeza era migraña. Después de notar un patrón extraño, decidí investigar y descubrí que le dolía la parte frontal de la cabeza, por ende el lóbulo frontal del cerebro, parte dónde se almacena la memoria. De todas formas no podía enojarme con ella, no era su culpa y aunque lo fuese no podría molestarme.

Baje a comer solo por diversión y regresé al cuarto. No había pista alguna de las autoridades divinas, ni cartas se encontraban bajo mi almohada, por lo que ahora mi rutina, la rutina de un ser divino, se resumía a cosas mundanas como ver a la pared. Por eso mismo había tenido la idea de acompañar a Lethe en sus actividades diarias.

– ¿Estamos yendo a lavar? - Pregunté viendo que recogía la canasta del suelo.

– Yo voy a lavar - Repitió corrigiéndome; se río.

– Vamos - Le dije quitándole la canasta para cargarla por ella pero con mucha delicadeza la tomó de vuelta.

– Soy fuerte - Me dijo sonriendo y no pude evitar inclinarme a darle otro beso en la mejilla.

– Claro que lo eres - Sin sarcasmo alguno le dije y reemplace la canasta por su mano.

Cada vez que caminábamos al rio podía escuchar susurros y daría por sentado que me estaban observando, pero trataba de pretender que nada sucedía por la sanidad mental de Lethe, no quería asustarla.

Cuando llegamos, ella acomodó las cosas: encendió la radio, puso su libro en la página en la que había dejado el día anterior y acomodo la ropa y jabones para lavar.

– Déjala en paz - Escuche al viento susurrar a mi oído, con ligereza me di la vuelta. No había nada.

Me quedé en silencio. Últimamente estaba escuchando cosas extrañas pero para ese punto, siendo la literal parca, ya hasta creía en extraterrestres.

Lethe continuó lavando la ropa y yo continue sentado en el césped observándola. Lo único que podía ver era a Mneme.

– ¿Que problema tienes con atormentar su alma, Armin Arlert? - De nuevo escuché, sintiendo una ventisca heladísima recorrerme – Nunca serás libre de castigo si continuas lastimándola.

Suspiré tensado.

– ¿Ya acabaste? - Le pregunté a Lethe y ella asintió. Gateando por el cosquilloso pasto verde se acercó a mi y me abrazó.

– Me gusta abrazarte - Dijo sonriendo.

– A mi también me gusta mucho abrazarte - Le dije y nos recosté sobre el césped – ¿Hay algo que recuerdes y me quieras contar?

– No hay mucho que yo recuerde - Se rio nerviosa – ¿Eso esta mal?

– Eh, no - Le dije consintiendo sus mejillas, mientras tenía reposada la cabeza en mi pecho.

– No puedo escuchar tu corazón - Mencionó de la nada apoyándose para escuchar mejor. Trague en seco.

Me quedé callado, mientras observaba las insignificantes nubes del cielo. Alguna vez vi las nubes con mi persona favorita a mi lado, no estaba pensando en nada en particular, probablemente solo veía el cielo rotar y sentía el planeta vagar por el universo, pero Mneme estaba a mi lado. Aunque ahora sintiera su energía y su presencia de alguna forma, no podía verla, ni escucharla.

– Meme - Llamé esperando que la chica en mi pecho respondiera, pero eterno silencio sepultó mi esperanza, de nuevo – Lethe.

– ¿Si? - Contestó ella.

– Necesito que recuerdes - Le supliqué de repente, agotado de estar en esa situación.

– No estás en condición de pedir nada, Armin Arlert - La voz del viento me dijo.

– Necesito que seas tu de nuevo - Continue pidiéndole aun con la advertencia del espíritu del bosque.

– Siempre he sido yo - Lethe dijo con ligera preocupación.

La miré en silencio, sentándome de vuelta. Lethe hizo lo mismo y me observó.

– ¡No lo eres! ¡Quiero a la tu real! - Le grité y ella no hizo nada más que guardar silencio mientras veía sus manos reposando sobre su propio regazo – ¿¡Por qué no puedes recordarlo!? ¿¡...Por qué no puedes recordarlo Mneme!?

Notes:aquí esta la actualización esporádica de depre, ehe, ojalá la disfruten mis amores

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Notes:
aquí esta la actualización esporádica de depre, ehe, ojalá la disfruten mis amores.
espero que tengan un lindo día , los amo <3

the river   - arminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora