No soy para ti (Adaptación Catradora)

Capítulo 20: "La semaforización"

Dos semanas después - Oficina de Adora - ¡ADORA! - Glimmer entraba a la oficina de la Ojiazul. Traía un papel en su mano y por la cara parecía ser algo urgente.

La pelirroja levantó su dedo para silenciar a su amiga mientras terminaba de hablar por teléfono, la latina se quedó cruzada de brazos en frente de su escritorio en su mejor postura de irritación.

- Es usted el que no está entendiendo Señor Jhonson - le aclaró la empresaria al destinatario de la llamada - La firma Grayskull-Brightmoon tiene más de treinta por ciento de las acciones y eso convierte a mi firma en la socia mayoritaria, por ende déjeme recordarle que podemos tomar cualquier decisión que se nos plazca u oponernos a las que tome el resto dejándolas sin validez... Todavía no he terminado de hablar - calló la interrupción del hombre - Si hemos decidido votar en contra de que ese hombre sea nombrado director de finanzas es porque tenemos otro nombre en mente - ya tenían todo arreglado de hecho - Exacto. Es lo que decimos nosotras o nos vamos a ver obligadas a rescatar nuestras acciones y usted bien sabe lo que eso significaría para... Ahora nos vamos entendiendo. Espero que mañana hablemos en otros términos... Hasta luego - cerró la llamada y con una enorme sonrisa enfrentó a su amiga.

- Eres infalible Adora - la felicitó Glimmer - ¿Lo lograste? - preguntó sin duda La Ojiazul asintió - Vamos a manejar las finanzas de esa empresa como se nos plazca Glimmer - Adora apretó el botón de su intercomunicador

- Perfuma trae una botella de champagne con dos copas por favor - al parecer había algo que festejar.

Glimmer sonrió hasta que se acordó del motivo de su visita a la oficina de Adora. Rápidamente volvió a adoptar su posición de enfado y agitó el papel que tenía en su mano.

Lo estampó en el escritorio de la pelirroja - ¿Qué es esto? - Adora se puso sus gafas y agarró el papel. Glimmer pudo ver como su amiga fruncía el ceño mientras leía - ¿Otra licencia? Esta es la...-

- La quinta en el año Adora - informó la latina - Mi madre tenía razón, hay que echarlo inmediatamente, estoy segura que nuestros abogados pueden alegar irresponsabilidad o algo así. Estuve hablando con ellos y dicen que... - mientras Glimmer seguía diagramando una forma de pagarle menos de indemnización al empleado Adora volvía en sus recuerdos, de vez en cuando se tenía que acordar de mover su cabeza para que su socia no le llamara la atención por no estar escuchándola.

Fue exactamente este empleado sobre el cual Catra opinó que habría que preguntarle porque pedía tantas licencias, y fue en ese preciso momento que Adora estaba segura que Catra le había empezado a caer mal a Angela Brightmoon. Dios, como detestaba Adora a esa mujer. El primer fin de semana que se mudaron, y tal como Glimmer lo sospechaba, la tuvieron de visita en el departamento y la mujer se había dedicado las dos primeras horas que la vieron a despotricar contra Catra. No fue hasta que Adora la hizo callar pidiéndole respeto por alguien que había sido tan amable de darles asilo, hasta que la mujer paró un poco su veneno. Lo siguiente fue que tanto Adora como Lonnie se inventaron excusas para salir del departamento rumbo a cualquier lado, lo que menos quería hacer era aguantarse a la vieja bruja criticando las elecciones de Glimmer y a su amiga lamiendo el trasero de su madre con tal de obtener su aprobación. La pelirroja no supo exactamente donde se ocultó Lonnie el día sábado, pero ella se la pasó todo el día en su propia oficina. El domingo tanto la bailarina como Adora se levantaron temprano para irse al hogar con la esperanza de que las niñas le pudieran hacer olvidar a la bruja de Angela, y bueno tal vez Adora tenía la suerte y se encontraba con Catra también. Lamentablemente, no fue así. No la vio ese domingo, ni tampoco el domingo siguiente. Adora no sabía por qué la morena no iba al hogar, si durante el tiempo que vivieron juntas, lo había hecho religiosamente todos los domingos y algún que otro día más. Lo curioso era que a Lonnie no parecía sorprenderle, tampoco a Finn y mucho menos a la Hermana Casta, así que el segundo domingo que no vio aparecer a Catra, no le quedó otra que preguntar.