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aki | nueve meses de edad [4/4]

— ¿Realmente tienes que ir?

— Mikey me necesita.

"Mikey me necesita"

No entendías porque aquellas palabras habían marcado tanto, se colaron dentro de tu corazón hasta el punto de que este comenzara a doler. Decidiste en mirar hacia otro lado para evitar que Sanzu viera la expresión que tenía tu rostro en ese momento.

Nunca ibas a cambiar esa faceta de él.

El siempre iba a tener sus manos manchadas de sangre.

Sanzu giró a verte de reojo, pero decidió en no seguir con el tema debido a que su salida era urgente. Te había hecho creer que el problema era acerca de Bonten y todo eso, pero en realidad Mikey era el problema.

El pelirosa no podía dejarlo solo.

— Si algún día Aki me pregunta a donde vas... ¿que se supone que debo de decirle?

Las palabras salieron de tu boca sin pensarlo dos veces, después de que tu mente analizara cada letra de aquella pregunta, tapaste tus labios con la yema de tus dedos y cerraste los ojos esperando a que Sanzu no respondiera.

Pero era claro que no iba a quedarse callado.

— Nunca permitiría que Aki me viera así.

— Nuestro hijo va a crecer Haru... — tu cabeza giró para verlo directamente a los ojos — El no siempre va a pensar inocentemente de ti.

— ¿A que tratas de llegar con todo esto? — el hombre elevó la voz saliéndose del limite que solía poner con su familia, Sanzu notó la expresión de decepción de tu rostro y suspiro — Natsu... basta, lo siento.

— Aki y yo nos iremos por la mañana — ignoraste su disculpa y dejaste de mirarlo — Solo ponte en nuestro lugar... nosotros no vamos a estar preparados para el día en que alguien venga a decirnos que no sobreviviste.

Sanzu sintió los escalofríos pasar desde los talones de sus pies hasta su cabeza. Abrió la boca para volver a hablar pero te alejaste para volver a la habitación con tu hijo.

No todo era perfecto.

— ¿Son todos?

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— ¿Son todos?

— Me parece.

Kakucho quito los guantes de sus manos mientras observaba cómo su compañero retiraba su katana de un cuerpo ya sin vida. Frunció levemente el ceño y su boca se abrió para finalmente preguntar.

— ¿Discutiste con Natsu?

— No sabía que leías mentes, Kaku-chan.

El nombrado se molestó ante el apodo y no dudó en aventarle el guante manchado haciendo que el pelirosa lo mirara de mala manera.

— Tienes un hijo ya, debes de arreglar las cosas maduramente con ella — el pelinegro se acercó para tomar su guante y lo coloco en una bolsa de plástico para lavarlos después — Y agradece que tienes una familia a pesar de ser un idiota.

— ¿Hah?

— ¿Problemas en el paraíso? — Ran se acercó con su típica risa burlona, detrás de él venía su hermano quien estaba acomodando su cabello morado — Creo que con esos eran los últimos ya, puedes decirle al jefe que ya está solucionado todo.

Ran miro a Sanzu, este solo asintió y dejó caer la katana para hablar con su superior, quien estaba en la orilla del mar que yacía cerca de donde habían realizado los asesinatos.

Haruchiyo rechinó sus dientes cuando la arena se coló por sus zapatos, los retiro rápidamente y camino hacia Mikey, quien jugaba con la arena. Parecía estar demasiado divertido debido que no noto la presencia de su mano derecha.

— Hemos terminado Mikey... tenemos que ir por la pandilla de Kanto, siguen insistiendo en tomar la plaza a pesar que ya acabamos con la mitad de su perso...

— Te voy a dar unas vacaciones.

— ¿Hah? — toda la información que Sanzu había estudiado se fue por la borda en ese momento — ¿De que hablas Mikey?

— Aki va a crecer y lamentarás no haber estado en todo ese proceso — el jefe giró a ver al pelirosa, sus ojos estaban sin alguna expresión, pero realmente estaba teniendo compasión por él — No tienes que decirme que tuviste problemas para saberlo.

Haruchiyo cerró los ojos molesto, había estado guardando todo esos sentimientos de ira y violencia que vivían dentro de él. Lo había hecho por su familia, por Natsu y Aki, pero Mikey también lo era.

— No voy a dejarte solo.

— Solo son unas pequeñas vacaciones — Mikey se puso de pie mientras limpiaba su pantalón — Lo necesitas, pondré a cargo a Kakucho por mientras.

— Manjiro...

— ¿Que pasa si algún día se les ocurre a nuestros enemigos tomar venganza contra nosotros? — el pelirosa guardó silencio cuando estaba apunto de repelar — Ni uno tiene familia, más que tú... y es más que claro que estarán dispuestos a matar a tu mujer y a tu hijo.

Sanzu se quedó helado ante la idea. Nunca había pensando en eso, y tampoco era algo que quería imaginarse. Su pareja y su hijo muertos por algún paso equivocado que haya dado él.

— Si mis hermanos estuvieran vivos, también me tomaría el tiempo de estar con ellos antes de que los matasen.

Mikey hablo con tranquilidad, pero su corazón dolía ante la idea de que eso jamás iba a pasar. No había vuelta atrás después de todo lo ocurrido.

Pero sabía que Sanzu aún podía hacer algo al respecto, algo antes de que sea demasiado tarde para su familia.

being a dad | sanzu haruchiyoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora