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aki | nueve meses de edad [1/?]

— Natsu...

— ¿Qué? — giraste tu cabeza para evitar que Sanzu viera tu sonrisa — Ya vete que se te hará tarde.

— No pienso ir.

— Haru...

Volteaste a verlo y apretaste tus labios para no reír, pero aquello no duro mucho ya que la risa salió sin previo aviso de tu boca. El hombre simplemente cerró sus ojos tratando de buscar paz y de no lanzarte lo primero que encontrara.

— Me veo ridículo.

— No es cierto cariño, los dos se ven lindos.

Sanzu no sabía cómo había pasado, pero había aceptado ir a la casa de campo que tus padres te heredaron para pasar la pascua, creyó en primer momento que sería normal, pero al ver cómo habías sacado un overol y un sombrero para el, se dio cuenta que no.

— Les voy a tomar una foto — alzaste tu teléfono y sonreíste al verlos por detrás de la pantalla — Aki, voltea.

— Voltea panzón — Sanzu señaló hacia a él teléfono y el más pequeño giró — Tu también te ves ridículo.

Lo miraste de mala manera ante la forma que llamó y te quedaste algunos minutos admirando lo lindo que se veía. Llevaba una camisa blanca floja y encima un overol oscuro de pantalón completo, un sombrero rojo y en su pecho, llevaba a Aki en una cangurera.

Aki iba vestido de igual manera, pero con un sombrero color azul.

— Solo serán unos días — tomaste la maleta para bajarla de la cama — Nunca hemos hecho un viaje familiar... así que compórtate ¿si?

— Espero que me recompenses — el hombre te miro seriamente, ocasionando que tu cuerpo sintiera escalofríos — Y sabes cuál es la manera en que me gusta que me recompenses.

'Idiota'

Bufaste y el pelirosa salió de la habitación con la maleta en mano, tomaste la mochila donde llevabas las cosas de Aki y te dirigiste hacia la cocina para tomar los biberones y los tarros de leche.

Bu.. auupsdss.

— ¿Que pasa? — Sanzu respondió ante las quejas de su hijo — Ya nos vamos así que no te molestes.

El hombre bajo la maleta y acomodó mejor la cangurera para evitar alguna caída, ya que aunque Sanzu no lo admitiera, había quedado traumado desde la vez que Aki casi se cae del sofá por atrapar un juguete.

— ¡HARUCHIYO!

El nombrado se asustó al escuchar como le gritabas, se asomó hacia la cocina y casi se le salen los ojos al ver cómo sacabas la bolsa dentro de un tarro de leche.

Habías encontrado el polvo blanco.

Habías encontrado el polvo blanco

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— Hey...

Sanzu te hablo mientras bajaba del carro, pero decidiste ignorarlo por el enojo que tenías desde hace ya unas horas.

Finalmente habían llegado a la casa de campo.

— Natsu — tomaste las llaves de la casa y escuchaste como bufo al darse cuenta que no le contestabas a su llamado — Estoy hablándote.

— Eres un idiota — abriste la puerta y acomodaste a Aki en la cangurera mientras caminabas hacia los sofás de la sala — ¿Cómo se te ocurre dejar esa tontería en la leche de tu hijo?

— Fue culpa de Koko — mentira — El día que vino me la trajo, de verdad que ya no he estado haciendo nada de eso...

Guardaste silencio y un peso cayó en tus hombros, dándote cuenta que en realidad Sanzu ya no era la misma persona que era hace años.

Cuando lo conociste, era un hombre que no tenía control de sí mismo, estaba metido en el mundo de las adicciones y de las pandillas. Era egoísta consigo mismo y no le importaba lo que la demás gente sintiera ni mucho menos sus vidas, mientras él estuviera satisfecho, todo estaba bien.

Pero desde que se enteraron que un hijo venía en camino, las cosas cambiaron totalmente para los dos. Hiciste que Sanzu te hiciera prometer que dejaría las adicciones por el bien tuyo y el de Aki, a pesar que también le recomendaste dejar Bonten, se negó rotundamente.

Y a la vez una parte de tu corazón acepta eso, ya que de alguna forma, el cambio de Sanzu también había influenciado en Mikey.

El pelirosa no iba a admitirlo, pero la paternidad lo había cambiado.

Se disculpaba por sus errores, te ayudaba de mala gana a hacer las cosas de la casa y atender a Aki cuando antes tenia hasta miedo de convivir con él.

Nuevamente miraste a Sanzu, quien aún se seguía viendo gracioso por la ropa que lo habías obligado a ponerse. Cerraste los ojos tomando en cuenta que en verdad se estaba disculpando y te acercaste a él con cuidado.

— Voy a perdonarte si te pones un disfraz de conejo para que recojas huevos con Aki — colocaste tus manos en sus brazos y este de inmediato frunció el ceño — Prometo recompensarte si lo haces.

Alzaste ligeramente tus pies y dejaste un fugaz beso en sus labios, elevaste tu mano hacia su cabeza y bajaste el sombrero con fuerza mientras soltabas una risa, nuevamente te alejaste de él para ver si esta estaba en orden en la casa.

Los ojos de Sanzu brillaron ligeramente ante tu acción y solo se quedó serio mientras mirabas los alrededores. Trago saliva ante los pensamientos que tuvo en aquel momento y se dio la vuelta para comenzar a bajar las maletas del coche.

La mayoría probablemente eran obscenidades por tus palabras acerca de la recompensa, pero uno de ellos fue especial.

El fugaz pensamiento fue que se sentía amado por ti.

being a dad | sanzu haruchiyoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora