Tina suspiró aliviada cuando el reloj dio la hora que marcaba el final de su jornada laboral. No había tenido un buen día, realmente llevaba sin tener un buen día en el trabajo desde hacía cuatro meses, cuando su hermana se casó y lo volvió a ver después de cinco años. Al principio le fue fácil volver a la rutina, lo primero que tenía que hacer era arreglar la situación de Queenie, ya que las relaciones con un No-Maj estaban prohibidas, por no decir que su hermana había pasado los cinco últimos años como acólita de Gellert Grindelwald; había hablado directamente con la Presidenta, que al principio puso el grito en el cielo y se quejó de que las Goldstein siempre le traían problemas. Sin embargo, finalmente aceptó darle un permiso especial, siempre y cuando Queenie y Jacob no llamaran demasiado la atención. Pero después de esas gestiones, cada vez le costaba más; no era que lo hiciera mal pero el trabajo rutinario le cansaba. Era Jefa de Aurores y pronto, o eso se rumoreaba, acabarían ascendiéndola a Jefa de Seguridad Mágica, pero aquello era más trabajo de oficina e interminables reuniones que trabajo de campo, y además, Grindelwald centraba sus actividades fuera de Estados Unidos desde que lo habían atrapado en New York y por ese motivo, tampoco es que hubiera mucha acción.
Cuando salió del Macusa se quedó pensando por un momento donde ir, mientras el aire de Manhattan le daba en la cara. Tampoco le apetecía mucho ir a casa; como le había pasado mientras Queenie tuvo la estúpida idea de irse con Grindelwald, el solitario piso de soltera se le caía encima.
- Ya sé - pensó en alto; tampoco es que nadie le hiciera caso, los neoyorkinos ignoraban sistemáticamente a los demás transeúntes, aunque hablaran solos.
Buscó un rincón oscuro y discreto, y se desapareció. Cuando volvió a reaparecer, estaba junto a unos cubos de basuras en el patio trasero de una casita de la zona residencial del barrio de Queens, no muy lejos de donde vivía su hermana con Jacob. Pero no iba a verlos a ellos, sino a la propietaria de la casa donde había aparecido. Pensó que debería decirle a su amiga que debería aumentar las salvaguardas de la casa, porque cualquiera podía llegar hasta ella.
- ¿Piensas quedarte ahí toda la tarde o vas a entrar? - Dijo una jovial voz a su espalda. Se volvió, sonriente para encontrarse con una mujer de su edad, alta y guapa, de piel oscura y brillante, vestida con una bata granate. - También debo decirte que es de mala educación aparecerse dentro de la casa de otra persona - bromeó, haciéndole un gesto para que entrara.
- Tú lo hiciste la última vez que viniste a verme y le diste un susto de muerte a la señora Expósito - contraatacó Tina, sacándole la lengua. - Ya es la cuarta vez que me veo obligada a desmemorizarla, pobre mujer... al final me van mandar un requerimiento por maltrato de No-Majs...
Las dos chicas rieron un momento, acordándose de la cara de susto de la casera de Tina cuando la otra no calculó bien y se apareció justo enfrente de ella. Se abrazaron radiantes de alegría.
- Ya sabes que a veces no calculo bien las distancias cuando me aparezco - se justificó la chica de color, chispeante.
- Ya, ya... y eso lo dice la flamante profesora de Encantamientos de Ilvermorny - dijo Tina, burlándose de ella. - Di mejor que no calculas bien las distancias porque estás pensando en Theseus Scamander, Lally.
Eulalie Hicks, su antigua compañera de estudios y en ese momento, profesora de Encantamientos de Ilvermorny, la escuela de magia donde habían ido las dos, le lanzó una mirada de advertencia pero luego sonrió y la hizo entrar en su casa.
- ¿Los Jefes de Aurores sois todos tan exasperantes, Tina? - Le preguntó, cuando ya estaban sentadas en el salón de Lally, con una cafetera y unas tazas sobre una mesita de café.
- Según lo que a veces me cuenta Newt en sus cartas, eres tú quien le resultas algo exasperante a Theseus - informó la auror a su amiga. - ¿Cuándo vais a definir lo que hay entre vosotros?
ESTÁS LEYENDO
1. Animales fantásticos: El magizoologo y la auror
FanfictionMi anterior fanfic "El auror y la profesora" empezaba justamente en la esperada boda de Newt Scamander y Tina Godstein, pero, ¿cómo pasaron de unos tímidos cumplidos en la boda de Queenie y Jacob a casarse? ¿Cómo consiguió Newt el valor para pedirle...