Jisung tiene una familia encantadora, una madre que lo apoya en todo, un novio sacado de una fantasía y el mejor sobrino del mundo.
Solo que él y su pareja tienen que hacerle entender a su maravillosa familia, que Jun no es una niña, y jamás lo será...
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– Sung, respira vas a hiperventilar –
– No puedo manejarlo –
– Es solo una comida familiar por navidad, tus padres y mi abuela –
– Y la familia de mi hermano mayor... –
– ¿Tienes un... y no me habías dicho nada? –
Jisung se mordía las uñas, su hermano era bastante más mayor que él, eran hijos de la misma madre, pero su hermano era de una relación anterior, una ex pareja que había dejado a su madre cuando se enteró de la existencia del niño, aunque fue durante ese embarazo que sus padres se conocieron y habían tenido una historia romántica bastante bonita. Su hermano mayor había estado viviendo en estados unidos por su trabajo como profesor de poesía en un instituto, pasión que ambos hermanos habían heredado del señor Han, y para suerte o desgracia de Jisung, su hermano vendría con su mujer y su pequeña sobrina, por que a su cuñada le habían ofrecido un trabajo increíble en la dirección policial coreana.
– No lo veo desde que tenía dieciséis años... se me había olvidado, por dios ¡La última vez que vi a mi sobrina tenía un año! –
– Está bien amor, no pasa nada, si te sientes muy nervioso solo dame la mano. –
– Va a ser incómodo ¿Seguro que quieres estar? –
– Tu hyung va a ir con su mujer ¿Qué problema tendría yo que soy tu novio? Además, tu madre y mi abuela llevan semanas planeando el menú y nuestros ridículos jerseys navideños, todo va a ir bien –
Minho, ahora con el pelo de nuevo de color negro, acarició con cariño las mejillas del menor, tratando de tranquilizarlo.
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El timbre de la casa sonó, y ninguno de los presentes tenía que ser un genio para saber quién estaba al otro lado de la puerta. Minho estaba cocinando junto a su abuela y la madre de Jisung, mientras el pobre chico moría de nervios en su asiento.
– ¡Voy yo! – Gritó el padre del menor para avisar a su mujer, quien le respondió un tierno "Gracias cariño" desde la cocina.
En realidad Jisung y su padre tenían prohibida la entrada a la cocina, ambos eran terribles cocineros y la señora Han tenía la superstición de que la comida se echaría a perder nada mas pusieran un pie dentro.
