Capítulo 3

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España, 15:00 pm, sábado

-Jade-

Estaba en casa, ordenando un poco mi habitación y toda la casa en general. ¿Por qué tengo tanta basura y tanto desorden acumulado? O, mejor dicho, ¿Por qué soy tan desordenada?

-Ufff.- Platos, vasos y ropa por todo el suelo.

Limpié toda la casa, aspiré y barrí un poco. Después de 1 hora y media, recogiendo y sobre todo cantado. Me encantaba cantar, terminé de reorganizar, más o menos mi pequeño apartamento, pero se me había hecho muy tarde. Así que, terminé de ordenar lo que pude y me fui a bañar.
Media hora más tarde, ya estaba lista. Con un bonito vestido negro que me llegaba un poco más arriba de las rodillas. Llevaba también, unos tacones del mismo color del vestido, el pelo suelto y como, maquillaje. Nunca podría olvidarme del maquillaje. En los ojos, llevaba un poco de rímel y me hice a todo correr, la línea de los ojos, que me quedaron bastante bien, en mi opinión. Luego, en los labios, me había puesto un toque de pintalabios, que no se notara mucho, pero que se me veía y, por último, el colorete. Estaba estupenda, lista ya para salir con mi maleta de color lila.
Justo estaba ya a punto de salir, cuando alguien llamó a mi puerta.

- ¿Quién será? . -Dejé mi maleta y mi bolso en la entrada y fui a ver quién era.

- ¿Dónde está Rose? - Mi sorpresa fue enorme cuando vi que, en la puerta estaba, nada más ni nada menos, que Víctor.

- ¿Qué haces aquí Víctor? - Él no me dijo nada y supuse que algo malo iba a suceder.

-No está aquí. Y si fuera tú, dejaría ya de buscarla. - Dije en tono frío.



-No me digas, pues va hacer que no, porque tu amiguita me debe mucho dinero. -Sin nada más que decir, entró con paso firme buscando a Rose.

-Primero, ¿Quién coño te ha invitado a entrar? Y segundo, ¿No es por amor que os habéis casado? O bueno, habíais. - Dije con voz sarcástica cruzándose los brazos a lo que él, al no encontrarla, se calmó y puso los ojos en mí.

-Yo pensaba que sí, pero siempre gana el dinero, y como puedes ver, ella se volvió una interesada y ahora, me dejó en la bancarrota. - No podía creerlo. Rose jamás haría una cosa así. Tiene que haber un tipo de error.

-Escúchame bien. Rose podrá ser muchas cosas, pero ella no es una interesada y menos una ladrona como piensas. Debe haber un error o algo así. -Estaba tan enfadada que no me importaría que todo el edificio se enterara. Le puse un dedo acusador.

- Y como me enteré de que la sigues buscando, te demandaré y no solo por acoso hacia ella, si no por entrar en casas ajenas. Así que, te pido amablemente, que vaya por donde has venido. - Mis mejillas y mi cara en sí, estaban tan rojas como un tomate.

-Okey. Ya me voy, pero si vuelves a ver a esa malagradecida de Rose, dile que la estaré esperando para que me devuelvan el dinero que me robó. -Y sin decir nada más se fue, dejándome ofuscada. ¿Quién se creía que era? Inmediatamente iba a llamar a la policía.

O mierda, tal vez en otra ocasión, ya que, cuando miré el reloj para ver la hora, era tardísimo. Así que, lo de Víctor tendría que esperar. Y sin pensarlo mucho, fui como un rayo al portal. Esperé un taxi que me llevó hasta el aeropuerto.

Pasaron como media hora y por fin estaba en el aeropuerto. El taxista que me tocó era muy simpático, creo que se llamaba Miguel. Hasta me ayudó con la maleta cuando estaba sacándola del taxi. Era un hombre de mediana edad, voluminoso y con una gorra típica de campesino. Me encantaba esa gorra.

-Gracias de verdad. Sí no lo hubiera encontrado, seguro que perdería mi vuelo. - Dije con una sonrisa de satisfacción por haber llegado a tiempo.

-No hay de qué niña. Ese es mi trabajo. - Miguel sacó la maleta y mi bolso, y me los entregó, a lo que yo estaba muy agradecida, no solo por haberme sacado las cosas de su taxi, si no por haberme llevado y hacer el viaje más llevadero. Eso me agradaba.
Cuando el taxista Miguel, me dio las cosas, se marchó, dándome un "Buena suerte en tu viaje".

Entré en el aeropuerto. Era grandísimo, ¿Cómo voy a buscar a Rose en este sitio tan grande? Me encamine, buscando a mi mejor amiga. La busqué por todas partes, en recepción, en los lavabos, en las terminales... Y nada. Yo estaba sola, con mi maleta de color lila y mi bolso. Entonces se me vino una idea. - A lo mejor si la llamó...- Me paré y saqué mi móvil de mi bolso. Llamé al número de Rose y nada. Lo volví a intentar, pero seguía en sí contestar. ¿Dónde se había metido?

Estaba tan despistada por culpa de mi móvil, que casi me caigo con un hombre. Suerte que, ese hombre era fuerte, así que me agarró por la cintura para no caerme.

- ¿Se encuentra usted bien? - Dijo el hombre con un acento extranjero. Inmediatamente me recompuse y le contesté.

-Sí, sí. Estoy bien. No se preocupe. - No pude decirle nada más. Ese hombre, que medía como dos metros, tenían un esmoquin, color gris y unos zapatos de color negro, me intimidaba bastante.

Se quitó sus gafas de sol y me dijo -Tiene que ver por donde anda señorita. - Mis mejillas se pusieron de un color carmín intenso al dejar que sus ojos color avellana me miraban tan fijamente. Yo no pude con esa intimidación, así que aparté la mirada para otro sitio. Él se dio cuenta, y se rio levemente a lo que, yo me puse todavía más nerviosa.

-Disculpe la pregunta Señorita, pero podría como se llama. - Dijo a aquel misterioso hombre.

-Mi.... mi nombre es... Jade Cortez. - Dije murmurando todavía nerviosa.

-Bueno, Jade Cortez, espero que la próxima vez tenga más cuidado. -Me sonrió levemente y sin decir nada más, se fue dejándome confusa y un poco nerviosa.
¿Qué había pasado? Ese misterioso hombre ¿Me había salvado? De que. ¿De que no caerme? En Serio, vuelve a la realidad Jade. Esto no es una historia de amor. Vives en la vida real, y aquí nunca pasa nada interesante.

Me sacudí un poco el vestido y miré con descontento, el sitio donde se había ido aquel sujeto.

-Ya verás cuando se lo cuente a Rose...¡¡Rose!! Es verdad, la estaba buscando. - De nuevo, cogí mi maleta y mi bolso y comencé a caminar mirando a ver si la veía.

Tan Solo Un RecuerdoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora