Capítulo 10

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-Jade-

Me quedaba cinco minutos para la cita. -Rose, apúrate. Qué ya se me va hacer tarde. -

-Tranquila Jade, que vas a llegar a tiempo. Y, además, no puedes darle tiempo a la perfección. -

-Odio cuando te pones, en plan, mítico.-

-Y... Buala. Creo que ya estás lista. - Dijo Rose acercándome un espejo.

La cara de asombro que puse, fue asombrosa. -Esta... esta yo...- Dije tocándome, cuidadosamente la cara, para que el maquillaje no se me corriese.

-Así es pequeña. Eres tú. Con mi retoque mágico, Claro esta. - Las dos nos reímos.

-Bueno, creo que Leo te está esperando.- Dijo Rose acercándome el teléfono y, efectivamente, tenía un mensaje de texto de él.

Leonardo: Hey, ya estoy en el restaurante.

Jade: Perfecto, en 5 minutos estoy allí

Leonardo: 👍🏻😍

Me quedé sin palabras cuando vi el último mensaje que había puesto.

-Ooo, creo que alguien te echa de menos, que mono. - Dijo, una pequeña Rose, que estaba husmeando en mi móvil.

-Perdona por estropearte el cotilleo, pero tengo que irme. - Dije cogiendo el bolso que estaba en la entrada.

-No estaba cotilleando, jajaja-

-Por cierto, ¿Qué vas a hacer? - Dije medio preocupada por ella.

-No te preocupes, yo saldré a conocer la ciudad he ir a un monto de bares, ya me entiendes. -Dijo con una sonrisa pícara en sus labios.

-Bueno, pero si tienes algún problema me avisas que yo salgo pitando. -

-Que sí... Eres más pesada que mi, queridísima, madre. -

- ¡Oye! Si te digo eso es porque quiero y, además, no te metas con la señora Michelle, es muy maja. -

-Por eso dije "Queridísima"... Bueno, vete que se te va hacer muy tarde. - Dijo Rose acercándose a mí y dándome un abrazo.

Cinco minutos más tarde, ya estaba en el restaurante buscando a Leo. A lo lejos, vi al chico con un esmoquin gris que le quedaba muy bien.

Al caminar por el restaurante, unos cuantos ojos me miraba. Me sentí nerviosa y un poco incómoda. ¿No podían mirar para otro lado? Mis mejillas estaban al rojo vivo ante la reacción de la gente.

Justo antes de que yo llegase a la mesa, escuché una voz femenina que decía algo. Miré para aquella voz y encontré, justo sentado frente a ella, a Fabio Morelli.

Me estaba saludando con su copa en alto y con una pequeña sonrisa en sus labios. Yo me reí nerviosa por aquella situación. También le sonreí nerviosa y le hice un pequeño saludo con la mano.

Me aproxime a la mesa, donde Leo me estaba esperando de pie y embelesado.

-Guau, estás preciosa. - Dijo, apartándome un poco la silla.

-Gracias. - Dije un poco avergonzada.

-¿ Crees que esto es demasiado? - Se estaba refiriendo al traje.

-No, no. Estás estupendo, de verdad. - Dije mientras tomaba un poco de agua.

-Pues me alegro de que una señorita, tan guapa cómo tú, le agrade mi esmoquin. Jajaja. - Exclamo, para quitarle hierro a la asuntó y para hacerme un alago.

- Jajaja, pues gracias. - Dije, aún más avergonzada.

-Bueno, cuéntame más de ti. - Me asombre bastante, cuando él, sin conocerme, tenía tantas confianzas. - ¿Cuántos años tienes? - Dijo él mientras se servía un poco de agua.

-Bueno... pues tengo 27 años. - Al decir aquella frase, Leo casi se ahoga.

-¡What! ¿Tienes 27 años? - Leo no se lo podía creer.

-Sí... ¿Tan raro es? La gente que me ve por la calle, siempre me echa menos. -

-No, no tiene nada de raro, es que con lo joven que eres me pareció sorprendente. Me imaginaba que tenías 25. Yo tengo 28 -

-Anda, tú también eres bastante joven. Jajaj- Me agradó mucho hablar con él.

-Y bueno, me habías dicho que eras de España, ¿De qué parte? - Dijo él con su acento americano.

-De Barcelona, ¿y tú? -

-De Florida, You know.-

-Vaya, de Florida, impresionante. - Dije mientras el camarero nos ordenaba la comida.

Leo y yo nos conocimos a fondo. Él me contó que vivía con unos amigos de la Universidad, que justamente, fueron ellos con los que vinieron de vacaciones. También, me contó que tenía un hermano pequeño, es más, sacó su móvil y me lo enseño.

-Mira, este soy yo más joven y mi hermanito en la playa. -

-Qué hermosos- Digo mientras hago una pequeña sonrisa.

Estuvimos conociéndonos, más a fondo y no sé cómo llegamos a contar lo de sus amigos.

-Bueno Jade, entonces Martin se tiró a la piscina y nos mojó a todos. -

- ¿verdad? -

-Buenas tardes, señores. Me alegro que pasen una buena velada. Buenas tardes señorita Cortez, me alegra verla. -Al oír esa voz me puse tensa enseguida.

- Buenas... Señor...- Dijo Leonardo dubitativo.

-Morelli-

Tan Solo Un RecuerdoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora