Capítulo 4

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Aeropuerto internacional de Italia (Venecia) 5 horas antes

-Fabio-

- ¿Qué nos tendremos que ir de Italia a España? -

-Así es. Lo ha mandado su padre, señor-

-Así que mi padre he... ¡Me importa una mierda lo que haya dicho mi padre! No podéis tratarme como un niño, ya no. Soy vuestro Capo y tendréis que hacerme caso. - No podía más de lo enfadado que estaba.

-Es verdad señor... Pero...-

-Pero nada, joder. Haréis lo que yo diga. -

-Sí señor. - Se levantó de la mesa, donde nosotros estábamos sentados y se fue.

Por favor, soy Fabio Morelli, el jefe de los Morelli, y no me voy a dejar intimidar por mi propio padre. Sí, es cierto que él me heredó todo esto, pero da igual. Soy el jefe y nadie podrá decir o hacer nada sin que yo lo diga. Además, no tengo otra opción.
Mierda, en realidad, yo no quería esto. Es más, daría lo que fuera por huir de aquí. Es cierto que mi padre me enseñó los horrores que puede llevar a la mafia desde muy pequeño, pero a veces, desearía estar en una familia normal y salir de este infierno. Iré muy lejos para no volver nunca más.

-Señor, su avión ya está listo para despegar. -Uno de mis hombres me saca de mis pensamientos y me regresa a la vida real. Levantó la cabeza y asiento con la cabeza.
Iba a entrar en el avión, pero alguien me detuvo. - ¡Al suelo! - Era Raffaele, que, con su cuerpo, me estaba protegiendo de unas balas que se aproximaban peligrosamente a mí. De la nada, aparecieron unos coches. que dé hay, salieron unos hombres armados. Estaban disparando a diestro y siniestro.

-¡¿Dónde está Fabio Morelli?!- Un hombre bajó del coche. Tenía sus años, tenía una cicatriz en su rostro e iba todo de negro. Me intimidó bastante aquel sujeto.

-¡¡ No lo volveré a repetir!! ¿Dónde coño está Fabio Morelli?- Sacó una pistola, ya que nadie le contestó.

Mire a mis hombres. Todos estaban con el alma en velo, así que me dejé de tantas tonterías y pude reunir todo el coraje que pude.

- ¡Soy Yo! - Dije levantándome y mirándolo fijamente.

El supuesto "Sicario" miró las escaleras donde yo estaba. Ese sujeto al verme empezó a reír tan fuerte que los disparos de mis hombres y los suyos, pararon. -¿Y este es el hijo de Ernesto Morelli? Jajaja, Por favor, sí eres solamente un crío. Jajaja.-

-¿Usted conoce a mi padre? -

-¿Qué sí lo conozco? Jajaja, hijo, tu padre y yo somos viejos amigos. Soy Miquelle Conte. Tu padre no te ha contado de que iríamos a España, ¿Verdad? -

-No, no me dijo nada. Parece ser que la comunicación entre mi padre y yo no quiere funcionar, pero tampoco me dijo que yo iría. - Le hice una media sonrisa sarcástica, a lo que él se volvió a reír.

-Ese viejo loco. Muy típico de él no decirle a su hijo nada. - Eso me molesto.

-Ya... que me vas a contar. Oye ya que conoces a mi padre y todo eso, podrías decirles a tus hombres que bajen las armas. -

-Claro hijo, ¿Dónde están mis modales? YA LO HABÉIS OÍDO, BAJAD LAS ARMAS. - Todos sus hombres las bajaron y vi a mi alrededor que todos mis compañeros estaban más relajados. Eso me tranquilizó y pude respirar con calma.
- Muy bien, nos vamos entonces, ¿no? Oh, espera, tu padre me dio esto, sabía que eras muy desconfiado con estas cosas, así que me pidió que te muestre una foto cuando íbamos a la Universidad. - Miquelle saco de su cartera una vieja foto, en donde mi padre salía por Miquelle en la Universidad. A un lado, pude observar que una mujer estaba saludando a camara. Era mi madre, estaba feliz.

- Escucha, ya sé que tu padre no te dijo nada de esto, ni que yo ira, es más, creo que ni tu hermana ni tu sabia de mi existencia, ¿Me equivoco? - Lo mire con cara acusativa.

- ¿Y tú cómo coño sabes que yo tengo una hermana? -

-Se todas vuestras vidas. La de Cassandra, la de Ágata, la de tu padre y sobre todo la tuya. Es más, creo que conozco muy bien quién eres, podría decirse que incluso mejor que tú. - Ahí está, la gota que derramó el vaso.

-¡Y tu quien coño eres para saber mi VIDA! Eh, solo eres alguien que dice conocer a mi padre, pero para mí, eres solo un puto desconocido que, por desgracia, me toca viajar contigo. - Tengo tanta mierda metida dentro que, si este gilipollas vuelve a dirigirse a mí sobre mi familia, no respondo.

-Jajaja, relájate que ya no te diré nada más, solo te pido que en esta 1 hora disfrutes un poco más, eso es todo. - Y sin decir nada más, entró en el avión y tres hombres uniformados, entraron con él.

Respire y mire al cielo, a lo mejor él tenía razón, a lo mejor me tendría que relajar un poco. Mire de nuevo el avión y suspire. ¿Por qué la vida tenía que ser tan complicada?

De nuevo, Raffaele me dijo que subiera al avión, que estaban listos para despegar. Yo, por una vez en la vida, le hice caso, no a Raffaele, si no a mi padre, ya que cuando me dijo que, si podía subir, creo que escuche la voz de mi padre.

¿Por qué me siento como un niño? Estamos haciendo lo que mi padre quiere, no lo que yo quiero. Siento como si mi padre no se hubiera ido, siento que los hombres de mi padre, porque ya no son mis hombres, se ocuparan de mí y me estuvieran vigilando todo este puto tiempo.

-Hijo, ¿Cuánto vas a tardar en subirse al avión? Que yo tengo hambre. - Se quejó Miquelle.

-Ya voy...- Y sin decir nada más, me subí al avión rumbo a España.

Tan Solo Un RecuerdoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora