Destino Evitado

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Espera-espera-espera-espera-espera-espera-espera-espera-espera-espera- ¡AAAAAAAAAAAAAAAAIII ...

El anciano capitán, despertado de su sueño por el ruido repentino, saltó de repente entre los dos aventureros.

Con el corazón palpitando con fuerza, evaluó la situación con calma utilizando sus años de experiencia en la superficie del mar, lidiando con tripulaciones que luchaban entre sí, defendiéndose de piratas, etc. Sin embargo, ninguna cantidad de años podría sustituir el estar parado frente a un aventurero de rango Alpha aparentemente enfurecido, prácticamente un dios para ellos.

Bajo el cielo nocturno, los ojos de Sir Seirios brillaban con un tono plateado brillante, casi lo suficiente como para ocultar su propio rostro de los espectadores, creando una imagen amenazante. Los novatos, la mayoría de los cuales tenían poca experiencia en combate, así como también en detectar el maná ambiental o la intención de matar, sudaban profusamente. Algunos de ellos incluso se arrodillaron en el suelo, incapaces de soportar la presión del pelirrojo mayor.

Mientras tanto, a la otra pelirroja no le fue mucho mejor.

El rostro de Perseo estaba tan blanco como la nieve, con una gran mancha líquida que se agrandaba alrededor de su ENTREPIERNA.

Orión ni siquiera había dado un paso, y el hombre más joven, que apenas había dejado atrás su infancia, ya estaba a punto de quedar inconsciente por puro miedo.

Un gruñido escapó de la boca bajo esos brillantes ojos plateados.

- Recógelo, Perseo.

- Tu.. Tu... ...

- Recógelo.

Tragando saliva de forma audible y con las piernas temblorosas, frente a los ojos de la mayoría de los demás habitantes del barco, Perseo hizo lo que le ordenaron.

Inmediatamente, se tambaleó hacia adelante debido al gran peso de la espada, dando tumbos unos pasos antes de estabilizarse.

Hizo lo mejor que pudo para evitar mirar hacia arriba; sentía que si lo hacía, despegaría instantáneamente y saltaría al mar.

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