Lo Prometido Es Deuda (Parte 2)

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Vi se colocó el arnés y se introdujo el dildo en la vagina. El objeto estaba húmedo. Emitió un leve gemido.

- Uf, lo has dejado bien mojado, pastelito.

- ¿Y quién tiene la culpa?

Vi se arrodilló sobre la cama, detrás de Caitlyn, y le propinó un azote en el trasero. Miró embelesada cómo sus tiernas nalgas se agitaban como gelatina.

Vi se colocó sobre la mujer y agarró el dildo con la mano. Colocó la mano izquierda sobre la nalga correspondiente de Cait y la separó de la otra para abrirle el culo, dejando ver su delicioso ano rosado.

- Pues vamos allá, pastelito.

Vi guio el artificial miembro morado hacia la entrada trasera de Caitlyn con la mano. Hizo presión e introdujo la punta. Cait emitió un bufido. Vi se detuvo.

- ¿Todo bien?

- Sí - asintió Cait -. Continúa, por favor.

Vi ejerció presión nuevamente. Esta vez consiguió meterlo hasta la mitad, pero con mucha dificultad y, durante el proceso, Cait no cesaba de resoplar y gruñir.

- ¡Ah, ah, ah! - exclamó - No...

Vi se pegó en la frente con la palma de la mano.

- ¡Ay, si ni siquiera te he echado el lubricante, Cait!

Extrajo el pene de su ano con sumo cuidado y le besó la nalga.

- Perdona.

- No pasa nada, amor. Estando ya el dildo húmedo, yo también pensaba que entraría más fácilmente.

Vi se levantó del colchón y buscó el frasco con el aceite. Regresó y vertió un poco sobre su mano. Lo esparció entre las nalgas de Cait y echó otro chorrito dentro de su ano. Caitlyn dio un pequeño respingo cuando sintió el frío líquido. Vi introdujo uno de sus aceitosos dedos dentro de ella. Lo metía y sacaba para lubricarla bien, no sin esfuerzo.

- Si es que estás increíblemente prieta, Cait. Me está costando con sólo un dedo.

Vi terminó de lubricarla y guió el falo hacia el orificio una vez más. Cait inhaló aire profundamente y sacudió los brazos.

- Vamos. Estoy relajada - dijo para sí misma.

Vi sacudió la cabeza satíricamente e introdujo el dildo por segunda vez dentro de Caitlyn. A pesar del lubricante, seguía notando mucha resistencia. Insertó el artilugio de nuevo casi a la mitad y se detuvo ahí, ya que Cait no paraba de soplar y quejarse, aunque trataba de disimular.

- Tienes el culo muy prieto, pastelito. Incluso con el aceite cuesta. Y te duele. Después de tanto alboroto, va a resultar esto más duro contigo que conmigo.

- Tú no te preocupes y sigue, Vi. Sé cómo funciona el proceso. Puede doler al principio pero al final te gusta, como a ti.

- A mí me ha encantado.

- Pues prosigue, querida, no te preocupes. Sólo me va a doler durante un breve lapso de tiempo. Va a ser peor cuanto más te detengas.

- Bueno, te tomo la palabra. Tú eres la experta en pollas de goma.

Cait hizo un gesto de desaprobación sacudiendo la cabeza y se separó las nalgas con las manos.

- Continúa, querida. De verdad que va a ser un momento.

Vi colocó las manos en los costados de Cait y la apretó suavemente. Movió las caderas hacia abajo y el miembro se deslizó un par de centímetros más adentro del trasero de la mujer.

Momentos Íntimos de ViolynDonde viven las historias. Descúbrelo ahora