Capitulo 5: Resurgimiento

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En ese momento lo ví, era "la cosa" ¡Había vuelto!
Se acercó a la zorra, la tomó del cuello, y apretó tanto que sus ojos parecían que iban a salirse de lugar. Mientras veía sus pequeños pies de princesa retorcerse pensaba en todo lo que pudimos lograr juntos, pero ya era tarde.. solo miraba, nosé si estaba bien con lo que estaba pasando, pero analizando la situación, se merecía ese trágico final, después de todo, mujeres bellas sobran.
Como era de esperarse "la cosa", una vez más se marchó.
Sentado frente al cuerpo, pensaba que hacer, miraba la escena espantosa, tan hermosa mujer y ¿Que se desperdiciara de esa manera?Recordé mí infancia, recordé a mí madre, mujer de campo, sumisa, analfabeta, bruta y sin cultura. Siempre con un delantal de cocina y sonriendo, sonrisa que detestaba, porque era fingida, tan llena de mentiras, que me hacía odiarla, vivía un infierno, vivíamos un infierno y ella no era capaz de hacer nada, de vez en cuando intentaba defendernos, inútilmente claro, pero no hacía nada para cambiar esa vida y yo la detestaba por eso. Tuvo que aparecer “la cosa” para liberarnos de ese infierno, y aún así, muchas veces sentí su mirada, esa mirada de temor, echándome la culpa de lo que le había pasado al borracho de su marido.
Recuerdo en una ocasión, que discutíamos, ya ni recuerdo el porqué, me miró y grito:
_¡Eres igual a tu padre!
¿Esto de verdad me estaba ocurriendo? ¿Yo? ¿igual a ese alcohólico, violento y golpeador? Perra mal agradecida, te salvé de ese calvario, “la cosa” apareció gracias a mí, nos salvó a mí y mis hermanos, ya que ella solo estaba ahí, sonriendo, fingiendo que nada había pasado. Fingiendo que no tenía un ojo morado, que yo no tenía marcas en toda mí espalda, fingiendo que la puerta no estaba destruida. Hipócrita, la odiaba.
Pero bueno, lo primero sería inventar una coartada sólida. Escondí el cadáver y me dirigí a casa de mi madre, sin antes hacer que medio pueblo me viera. Cené con ella y mi hermana más chica, y prometí volver al día siguiente con mi esposa a almorzar.
Al llegar tomé la gran mayoría de las cosas de mi mujer, las puse en valijas, y cargué todo en la camioneta sin que nadie me viera, y partí rumbo a uno de los tantos descampados que había en la zona.
Y allí me encontraba, una vez más cavando un pozo para enterrar un cuerpo que "la cosa" decidio matar, ¡Ojo! Yo tampoco hice mucho para deternerlo.
No entiendo cómo aparece en ciertos momentos, para luego marcharse como si nada, es como si llegara cuando mi mente colapsaba y no sabía que hacer. Volviendo al plan, llamé a mi suegra, bueno ex suegra, que por cierto me caía bien; al contrario de su hija, ella me tenía en un pedestal, como el hombre que las ayudó durante sus miserias
_suegra querida ¿Como se encuentra? Quisiera hablar con su hija, discutimos y cuando volví ya no estaba, estoy muy angustiado.
_hola mijo, lamento escuchar eso pero ella no se encuentra aquí
_¡¿Como qué no?! No tiene otro lugar dónde ir
_no Francisco, no apareció por aquí, seguro anda por allí haciendo sus dramas, no te preocupes que seguro vuelve.
Más a mi favor, la vieja sin saber, me estaba ayudando en mi coartada. Pasaron los días, y la muerta lógicamente no volvió, yo todo angustiado y con lágrimas en los ojos me dirigí a la comisaría a levantar la denuncia. Les juro que si me vieran, hasta ustedes me creerían, porque parecía super conmovido con la situación. Listo, tenía en mi bolsillo al jefe, pero con él, se encontraba un muchacho nuevo, que había llegado al pueblo hace poco. Éste comenzó a hacer muchas preguntas, que hicieron poner en duda mi historia.


Iracundo: Historia de un AsesinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora