A esperar, ¿de nuevo?

4 0 0
                                    

Me subí al coche y lo arranqué. Como no había tráfico no había ningún problema. Pero, a veces, mi madre conducía porque podía haber tráfico o algunos problemas en la carretera.

 48 minutos después.

Me bajé del coche y vi que toda la ciudad estaba reformada (casi toda la ciudad). Además, K.O me dijo que se había mudado de casa y ni siquiera me dijo dónde. Entonces, tuve que preguntarle a alguien. Por suerte encontré a . . . K.T, un amigo de K.O, pensé que él sabría dónde vivía K.O.

— Eh . . . ¡K.T! ¡K.T! — Dije corriendo hacia él.

— ¿Qué? Oh, Lapislázuli, cuanto tiempo.

— Sí, hace 6 meses que no nos vemos. . .

— Sí . . .

Que silencio más incómodo fue.

— En fin, ¿quieres algo? ¿hay algún problema?

— No, pero quiero saber si sabes dónde se mudó K.O.

— Sí, lo sé, se mudó a tres 5 casas de aquí por la derecha de esta calle, después hay una heladería cerca y de ahí a la izquierda y encuentras su casa.

— Eeeh . . . vale, pero ¿me puedes decir el número de la casa?

— 41. Ahora estamos delante de la casa . . . 35.

— Ah, vale, gracias K.T. ¡Nos vemos! — Le dije mientras me alejaba.

Vale, ha buscar el número 41 y seguir algunos de los caminos que me ha dicho K.T. 

Después de estar 8 minutos, exactamente, buscando, encontré la casa de K.O; Ahora a entrar. Aaah, y yo tuve que ser la que tardó ese día.

— ¡Lapis! Por fin llegaste. — Dijo K.O muy feliz.

— Sííí . . .— Dije un poco cansada y desilusionada.

— ¿Por qué tardaste tanto? — Dijeron William y Pepo a la vez.

— Es que no sabía dónde se había mudado.

— Pudiste decírselo a K.O por texto o llamándola. — Dijo William.

— Sí, pero sabes que también puedo llegar a ser tonta. Al menos, conseguí encontraros gracias a K.T.

— ¿Te encontraste con K.T.? Hace mucho tiempo que no le veo. — Dijo K.O.

— Pero me dijiste que lo viste hace 4 días. — Dije.

— Para mí esos 4 días son como 4 meses.

— Ok. Mejor, cambiemos de tema. ¿Habéis traído las cosas necesarias?

— Yo sí. — Dijo William.

— Yo también. — Confirmó K.O.

— Igual pasa conmigo. — Les conté.

— Y ¿tú Pepo? — Le pregunté.

— Eeeh. . . ¿qué era lo que tenía que traer? — Pepo preguntó.

— ¡Jo! Macho. ¿Es en serio? Tenías que traer algunas cosas tecnológicas: iphones, tabletas, eh, también la nave que tu padre ha estado construyendo, porque nos ha permitido montar en ella, claro. — Dijo William.

— Perdón, chicos. Se me ha olvidado. Pero me lo apuntaré en la mano y en el brazo ya no se me olvidará, os lo prometo. — Dijo Pepo triste, con los ojos llorosos.

— Eso espero. Pero, Pepo, no pasa nada. No te pongas triste a todos se nos pueden olvidar las cosas. — Le intenté animar.

— Sí, venga, anímate. — Dijo William.

Pepe Party - El Juego De Las Puertas [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora