Un descanso.

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Después de estar durmiendo hasta las una de la tarde, me levanté.

Por una razón muy siniestra mi madre no me despertó. Digo siniestra porque es muy raro que no me despierte tan tarde.

Seguramente supo lo que pasó.

Era sábado, así que no tenía clases. Decidí llamar a K.O para quedar en la cafetería de Cáramell y su padre.

No respondió. Pensé que estaba ocupada así que no insistí en llamar de nuevo.

Después llamé a William. Esta vez me cogió el teléfono.

— ¡Ey! ¿Cómo estás? — Preguntó.

— Ah, pues más o menos, bro.

— ¿Por qué me has llamado?

— No, solo para saber si quieres ir a la cafetería de Cáramell con K.O. Intenté llamarla pero no respondió. ¿Puedes intentar llamarla tú?

— Eh, sí me gustaría ir y, está bien, intentaré llamarla. Y . . . ¿puede venir Koro?

— Ok, sí, está bien.

— Genial, nos vemos. . . a las seis y media.

— ¿No debería ser yo la que pone la hora?

— Eh, hoy no. Chao.

Después de su repentina despedida colgó.

"A las seis y media. . ."

Me quedé pensando.

Tenía mucho tiempo.

Como me aburrí decidí llamar a . . . mi hermano.

"¿Cuántos años hacía que no le llamaba?"

Pensé, esperando a me contestara.

Decidí llamarle en videollamada. Sería mejor verle la cara.

...

Claro.

No respondió.

Era de esperar.

Ni siquiera sé por qué lo tenía en contactos.

— A saber lo que está haciendo — Me dije a mí misma. — ¿Y ahora que voy a hacer durante todo este tiempo?. . . ¿leer? no, me leído todos los libros de mi estantería. Probablemente, ¿jugar a la polistation?. . . no, mejor jugar con amigos. Podría ayudar a mamá, con cualquier cosa.

Bajé por las escalera hasta la cocina para ver lo que estaba haciendo, pero no estaba. Ni en la cocina, ni en el patio, ni en el salón, ni en el baño de abajo ni el de arriba, ni en el sótano y ni en la herrería.

— Hm, seguramente se haya ido a comprar. — Dije sin ninguna preocupación.

Subí a mi cuarto.

— Quizás, pueda escribir un poema. Al fin y al cabo, estamos dando sobre ese tema. — Dije en voz alta. — Bueno, a escribir.

Después de estar 20 minutos perfeccionando el poema, acabé.

Estaba muy mal hecho pero me sentí orgullosa de mi poema.

Depsués de eso, me quedé mirando el techo en la silla donde estaba sentada.

Se me ocurrió la idea de ir a la cocina y comerme unos tacos.

No es mi culpa tener hambre.

Mientras comía pensé en cómo ayudar a K.O a recuperar su poder....El tiempo pasó volando y no me di cuenta que quedaban quince minutos para quedar con ellos en la cafetería.

Pepe Party - El Juego De Las Puertas [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora