En cuanto abro los ojos lo primero que veo es a Alan recargado sobre la pared.
—¡Ay! —Me quejo para alegrar ese rostro tan estirado que tiene.
Al ver que no me escucha me retuerzo en la cama de dolor, me toco el cuello con suficiente obviedad de que me lastimé. Sigue sin inmutarse, perdido entre sus pensamientos.
La puerta se abre y entra una mujer de tez clara, ojos rojos como un zorro de tanto haber llorado.
—Alan, por Dios. ¿Estás bien?
Asiento con la cabeza.
—Perdóname, no debí llamarte, no debiste beber.
Esta mujer es Mariana. Miro a Alan y él sigue ignorándome; tiene los ojos llorosos e intenta ocultar su rostro.
—Mariana, vamos no pasa nada.
Me levanto para mostrárselo, doy la vuelta enredándome con el suero. Ella intenta cubrir mi trasero con la bata. Creo que el accidente lo causé yo. No es momento de estar molesta.
Alan observa la escena, pero sigue cada movimiento de la mujer. Las manos de Mariana son delicadas, suaves al contacto. Mira mi rostro y en seguida las lágrimas estropean su maquillaje.
—No es para tanto, ves estoy bien —limpio los mocos de su cara y ella reprime el llanto.
Atraigo su cuerpo al mío y la abrazo. Pienso que es esto lo que haría él, la abrazaría sin importarle el dolor de cuerpo, incluso el hambre que está empezando a fastidiarme, la cabeza me duele y el cuello me molesta. Debieron ponerme un collarín.
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En tu lugar [TERMINADO]
HumorEntre los protagonistas de esta obra existe una conexión ancestral. Alan es un reconocido martillero y Lucía una restauradora de antigüedades quienes tendrán que descifrar cómo regresar a sus respectivos cuerpos después de haber intercambiado. Sin e...