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Sentado con los brazos cruzados Andrés observa a Fátima

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Sentado con los brazos cruzados Andrés observa a Fátima. La mujer se contonea mientras ríe al lado de Lucía, sus manos sostienen la tercera copa de la noche y no parece afectada por el alcohol, a diferencia de lo que pensó al principio, Gibrán está mucho más al pendiente de Lucía que de su amada; el hombre se acerca a la restauradora atrevidamente mientras con sus manos rodea su cintura. Lucía, por su parte, intenta evitar todo roce con el martillero, pero su esfuerzo en vano, Gibrán la sigue, aunque se mueva.

Por fin Andrés se levanta de su asiento.

—¿Me concedes esta pieza? —De manera caballerosa le extiende la mano a Lucía.

Ella asiente con la cabeza y se desliza con destreza para bailar con su compañero de trabajo.

—Me has salvado de una —le responde ya en la pista de baile.

—Lo sé. Parece que tu compañero ya está pasado de copas.

—Creo que sí, me arrepiento de haberlo invitado, pero no quería venir sola a tu festejo.

Andrés hace que Lucía recargue su cabeza sobre su hombro.

—Gracias.

La chica no entiende que ese agradecimiento es porque invirtió sentimientos por él. Andrés se ha dedicado los últimos meses ha agradecerles a las mujeres de su vida por haber estado en ella, pues el tiempo —un juez imparcial— le ha hecho ver el daño que le provocó a Fátima. De lo más profundo de su ser desea volver a acariciarla, besarla y cuidarla; sin embargo, la distancia que ha tomado su amiga le dice que las oportunidades se le acaban, él sabe que aceptar su separación cortará todo lazo entre ellos, pero aún espera que ese hilo invisible los una.

—Lamento no haber ayudado mucho a juntarlos.

—Hiciste más de lo que imaginas, Lucía.

—Si te sirve de algo —dice entre dientes—, a Fátima le gustan los mariachis.

Terminada las palabras la música se detiene y ambos se toman de las manos para dirigirse a sus lugares y la chica le susurra: "inténtalo una vez más".

Para el hombre, acostumbrado a coquetear con su sola mirada, se siente tímido y torpe ante Fátima. Llega de frente y le extiende la mano para bailar.

Lucía va hacia el DJ para pedirle que ponga algo más tranquilo, nada de cumbia ni banda, algo que le permita a la pareja abrazarse.

La melodía de las cuerdas de la guitarra estremece la piel de Fátima, la voz de Carlos Macías con el tema Olvidarte jamás provocan que la pareja se mire fijamente, mientras con cada palabra de la canción, Andrés le suplica una oportunidad.

—Déjame deslizar ese velo sobre el que nuestro amor se esconde.

Ella baja la mirada, se conoce y si se ha mantenido fuerte ante la separación es gracias a su orgullo. Él se acerca a su oído para susurrar los poemas que tanto le gustan a la chica, busca en su interior al muchacho que amaba la literatura inglesa y disfrutaba escribiendo versos para ella, esos trozos de papel que nunca entregó, pero tatuó en su alma para llevarla siempre a su lado.

En tu lugar [TERMINADO] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora