Prólogo

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Camille

—Mamá.— vuelvo a llamar a su puerta por cuarta vez —Mami ¿Estás ahí?

No recibo repuesta, así que abro la puerta.

Mi madre se encuentra sobre la cama, me mira y forza una sonrisa.

No está bien.

—¿No te sientes bien? ¿Te llevo al médico o lo llamo?— interrogo.

Niega e insisto.

—No.— dice con tono rasposo.

—Deja que te lleve por favor.— vuelvo a pedir. Vuelve a negar.

—Dejame tener un momento de tranquilidad y siéntate junto a mi.— pide.

Se va a despedir, lo sé.

Niego soltando el llanto.—No hagas esto, por favor.

—Sabíamos que iba a suceder.

Tomo una larga respiración y me acerco para tumbarme junto a ella.

—Te amo mucho mi niña.— dice mirándome como si fuese la cosa más hermosa de este mundo.

—Te amo más, pero para con esto.— pido.

—Perdón, perdón si no pude estar junto a tí por más tiempo.— alcanza a decir antes de que su voz se quiebre.

La abrazo con todas mis fuerzas.

—No digas eso, has hecho mucho por mí. Además, aún te queda mucho tiempo. Solo... solo deja que te lleve con el médico, por favor.— vuelvo a insistir desesperada, pero se niega.

—Abrazame más cariño.

Hago lo que pide, le doy el gusto, así como ella lo ha hecho conmigo durante estos diecisiete años.

Suelta un suspiro cerrando sus ojos, imitó su acción y apoyo mi cabeza en su hombro.

—Te querré en esta y en las otras vidas Camille, eres lo mejor que pudo haberme pasado.

Mi llanto incrementa, no sé que decir.

—Eres una buena chica Camille, no hagas cosas que me vayan a decepcionar por favor, hazme sentir orgullosa de la exelente mujer que crié. ¿Lo prometes?

—Lo prometo mamá.

—Okey, vamos a dormir. Te amo.

—Yo más.

Me tapa con su manta y la acerco más a mí.

Para cuándo desperté mamá había muerto. Su corazón no latía más. El cáncer había ganado.

El largo y oscuro túnel había empezado, dejándome sin luz alguna...

La Razón de Estar ContigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora