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— ¡Bajen las putas armas o le disparo, les juro que disparo! —

— Está rodeado, no sea tonto. Mejor hablemos tranquilamente, no hay necesidad de hacer esto — Trató de calmarle el teñido con una suave voz, escondiendo el manojo de nervios que era por ver a su mejor amigo y compañero siendo apuntado por el gilipollas de turno en la joyería.

— ¿Hablar?, ¡¿y cómo sé que no me revientan en cuanto suelte a éste?! — Apretó su agarre, y Gustabo entre sus brazos rodó los ojos con fastidio, incómodo por ser tocado así y por el escándalo que hacía aquel criminal por verse acorralado.

Aunque era su culpa haberse confiado, pensar que tenía el control de la situación. En cuanto se acercó a recoger la parte del botín que les correspondía luego de la negociación, no esperaba que le tomara como rehén; y ahora la situación era: el atracador en un acto desesperado raptó a un agente y le amenazaba con un arma.
Habían al menos otros tres policías allá afuera sin contar a Horacio, y se empezaba a enojar porque el cuerpo en su espalda le daba un asco enorme, y los gritos directamente en su oreja vaya que le estaban sacando de su postura tan serena.

— Le juro que no, confíe en mí — Dejó de apuntar, levantando sus manos, cosa que puso en alerta a los demás agentes en el lugar, preocupados por su acción — Hablemos, estás solo, yo mismo me encargo de que no se coma una gorda —

El hombre guardó silencio, tembloroso; parecía que estaba tomando las palabras del subinspector en serio, y eso le dio oportunidad a Gustabo de aprovechar el despiste para darle un cabezazo en la quijada, y con aquello arrebatarle el arma fácilmente.

— ¡Al suelo! — Gritó, apuntándole y viendo con desdén como el inútil se encogía en el suelo, cubriéndose con sus manos — Si te quitan la pipa te pones a llorar, ¿de verdad pensaste que podías asaltar algo así?, hay que tener huevos, jo'puta — Escupía con enojo, esposando al hombre utilizando toda la delicadeza que tenía, que obviamente era inexistente.

Horacio suspiró en su lugar, tenía ganas de reírse por los gritos que soltaba el más bajo.

— Subinspector, ¿despejamos la zona? — Escuchó a sus espaldas.

Aclaró su garganta antes de contestar — Afirmativo, gran trabajo a todos, vuelvan a sus asignaciones que ya nos encargamos nosotros de procesar al sujeto —

— Diez cuatro, buen trabajo —

En un par de minutos aquella calle quedó vacía, exceptuando la patrulla de la pareja.
Regresó su atención a el rubio que seguía dentro del lugar; Gustabo gritaba todos los insultos que conocía mientras cacheaba al sujeto todavía de rodillas, y Horacio sonrió, guardando su arma para abrir la puerta, escuchando más claramente lo que decía.

— ¡...y sólo por eso te quito el móvil, menudo pedazo de gilipollas tío!, ¿qué quieres, perpetúa?, te la doy, que no tengo ningún problema, pero no me vengas a tocar los huevos —

— ¡Ya te dije que perdón!, ¡me puse nervioso, ¿cómo le hablo a mi madre sin el teléfono?! —

— ¡Pues que se jodan tú y tu madre!, anda, tira — El más alto le detuvo la puerta para dejar pasar al encapuchado y al esposado que escoltaba — ¡Dan!, conduce tú, estoy hasta lo mierda como para hacerlo yo —

— Vale, tú relájate que ahora nos damos un descanso — Vio al detenido distraído una vez le metieron al auto, y aprovechó para darle unas palmadas en la cabeza a Gustabo, quien solo se dejó hacer con los brazos cruzados — Pero leele los derechos, anda —

— Joder con los putos derechos — Un quejido irritado salió de su garganta, y ya cada uno en su asiento empezó a nombrar lo que le pidió el contrario sin muchos ánimos, haciéndolo rápido a propósito para que apenas y pudiera entender.

|| The only I want it's you || •One-shot's Gustacio•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora