𝐈

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Su cabeza punzaba en consecuencia a la grave deshidratación que tenía, incluso, su seca garganta picaba ante la necesidad de líquido

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Su cabeza punzaba en consecuencia a la grave deshidratación que tenía, incluso, su seca garganta picaba ante la necesidad de líquido. Agotado, miró por la enrejada ventana del coche de policías, si no forzaba los ojos, era imposible ver hacia el otro lado, sus manos se movían en un silencioso desespero con el único objetivo de liberarse de esas esposas.

­­­—¿Cuál es la diferencia entre el hombre y la mujer?

Por un momento se sobresaltó, mientras el par de aguaciles que comían sin importancia en los asientos delanteros comenzaban una plática, rodó los ojos con fastidio ante la pregunta, definitivamente se arrepentía de haber salido aquella mañana a vender sus productos, gracias a su indiscreción terminó en dicha situación.

No sería la primera vez que estaría detrás de las rejas, pero, ya era suficiente con sus anteriores delitos.

Y no quería recurrir a su familia nuevamente para el pago de fianza. Un escalofrío le recorrió, una naciente culpa por dejar todo y a todos en Atlanta removió su pecho.

—¿Es un chiste? — Preguntó de regreso el hombre más pálido, ganándose momentáneamente la atención de Yeong.

—No, en serio, nunca conocí a una mujer que supiera apagar la luz, todas piensan que el interruptor tiene solo una posición, si... Siempre dejan las luces encendidas, salen de una habitación y dejan las luces prendidas, al llegar a casa las luces encendidas y parece que es mi trabajo porque mis cromosomas son diferentes y tengo que recorrer la casa, apagando cada maldita luz que dejó encendida.

Pobre de la mujer de aquel sujeto, ¿Como alguien lo soportaría? Ugh... Hizo una mueca, de seguro, era bueno en la cama, si no, no entendería las razones de la pobre mujer para mantenerse al lado de un hombre como aquel. Se mordió el labio inferior, jugueteando con el piercing en este, el olor de la comida lo estaba mareando, a sus fosas nasales llegaba el dulzor de la comida chatarra, agregando el sofocante calor dentro del vehículo... Aguantó una arcada, simplemente asqueroso.

—¿En serio?

—Así es amigo, el reverendo Shane te está hablando ahora. — Los oficiales soltaron una leve risa, parecía que su presencia había pasado a segundo plano y, sinceramente, profería que fuera así. —Ya está, la misma chica se quejó sobre el calentamiento global, y ahí es cuando el reverendo Shane citó el evangelio y dijo: bien, cariño tal vez si tú y todas las hembras del mundo entendieran que el interruptor de luz tiene dos posiciones, tal vez entonces no hubiera tanto calentamiento global.

—¿Le dijiste eso?

—Ujum, se lo dije, amablemente, aun así, me dio esa mirada de odio que no creerías y entonces me dice con voz de poseída: eres igual que mi maldito padre siempre quejándose de la cuenta de la luz y ordenándome que las apague.

—¿Y qué le dijiste?

—Quería decirle: entonces es algo que has oído toda la vida y todavía eres lo malditamente estúpida para no saber apagar la luz, claro que, eso no fue lo que le dije. — Volvieron a reír. ——¿Cómo va todo con Lori? — La tensión fue tan palpable ante la ultima pregunta que, incluso Yeong dejó de prestar atención a sus muñecas esposadas.

—Le sale muy bien lo de apagar las luces, en serio, soy yo quien las olvida encendidas.

—No quise decir eso.

—No tuvimos la mejor noche.

—Oye amigo, creo que te divertí mucho con mi historia, pero lo intenté, al menos podrías.... Hablarle.

La plática se había vuelto más íntima, y el par de hombres que lo mantenían preso hablaban con tanta naturalidad, como si no les importara que él escuchara, miró por el espejo retrovisor al 'sheriff con problemas matrimoniales', tenía unos lindos ojos azules, siempre había tenido una debilidad por los mismos, decidió mirar nuevamente por la ventana, haciéndose el desinteresado por la plática.

—Eso es lo que ella siempre me dice: habla, habla, suena a qué soy la persona más callada del maldito universo.

—¿Y? ¿Dices lo que piensas, compartes tus sentimientos y todo eso?

Aprovechó la seriedad en esa plática, con lentitud, se inclinó, logrando que sus manos tocaran su teñido cabello, tomando entre sus dedos, un pequeño pasador.

—Lo que pasa es que, últimamente cada vez que le hablo, cualquier cosa que le digo la pone nerviosa, como si no quisiera escucharlo, ella se... Enoja conmigo todo el tiempo y no sé por qué.

—Oye, son cosas que le pasan a las parejas... Ya va a pasar.

—Lo último que me dijo esta mañana fue: pienso que nosotros no te importamos, lo dijo delante de nuestro hijo, imagínate ir a la escuela con eso en la cabeza... — La voz del sujeto se quebró por un momento. —La diferencia entre el hombre y la mujer... Yo jamás le diría algo tan cruel, y menos delante de Carl.

Rhee trató de no hacer ruido cuando se quitó las esposas con ayuda de aquel separador que llevaba para el cabello, para su buena suerte, no recibió ni una pizca de atención gracias a la radio policial que, dio un inquietante anuncio.

"A todas las unidades, prepárense para una persecución de alta velocidad, las unidades del condado de Linden necesitan ayuda local, autopista 18 dirección oriente."

Mantuvo sus manos juntas para no llamar la atención de los uniformados, aunque estos estuviesen más concentrados en la carretera y en aquella persecución. Volvió a maldecirse por salir aquella mañana de casa ante las bruscas maniobras que lo dejaron más nauseabundo.

Su pecho subía y bajaba ante la adrenalina del momento, sus piernas daban largas zancadas mientras dejaba detrás la catastrófica escena digna de una serie policial

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Su pecho subía y bajaba ante la adrenalina del momento, sus piernas daban largas zancadas mientras dejaba detrás la catastrófica escena digna de una serie policial. Las balas volaban y, aun con la certeza de que no iban dirigidas a su persona, solo lo alentaban a seguir corriendo y perderse entre los amarillos matorrales de la carretera, su camisa se pegaba a su cuerpo por el sudor que producía.

Cuando sus piernas no dieron para más, se dejó caer entre el seco pasto, volteando con pesar para quedar boca arriba con la mirada fija en el horrible cielo, abrió su boca para llevar más aire a sus pulmones, tratando de calmar su errática respiración.

Cerró los ojos por un momento.

Al menos, no tendría que ver nuevamente a esos estúpidos alguaciles.

Al menos, no tendría que ver nuevamente a esos estúpidos alguaciles

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𝐓𝐇𝐄 𝐇𝐎𝐏𝐄 - 𝐫𝐢𝐜𝐤 𝐠𝐫𝐢𝐦𝐞𝐬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora