|1| No puedo apartar los ojos de ti ✔

Capítulo 198: Date prisa

De pie en la puerta del baño, Lu Xingzhi inclinó ligeramente la cabeza mientras se limpiaba el cabello mojado con una toalla seca.  Parte del agua de su cabello goteaba en el piso, parte en su bata de baño y otra en su rostro, deslizándose a lo largo del puente de su nariz alta y, en consecuencia, cayendo sobre su pecho, que apenas era visible debajo de la bata de baño.

Estaba parado allí como un leopardo peligroso pero relajado.  Era una imagen bastante seductora para mirar.

De repente, se rió.  Su risa era baja y alegre, sus hombros temblaban con la risa.

Ya había pasado la hora de la cena, por lo que Lu Xingzhi llamó a la recepción usando el teléfono de la habitación y le pidió al personal del hotel que llevara la cena a su habitación.

Jiang Yao yacía perezosamente en la bañera.  Su cuerpo estaba cubierto con las mordidas de amor de Lu Xingzhi después de una noche de indulgencia.  Diminutos puntos de marcas rojizas estaban impresos en su cuello, pecho, así como en su espalda y cintura.

Incluso podía sentir que estaba empapada en su aroma único.

La cena fue entregada rápidamente en su habitación.  Después de esperar en la sala de estar durante unos minutos pero fue en vano, Lu Xingzhi caminó hacia el dormitorio, llamó a la puerta del baño e instó tímidamente.  "Date prisa, o entraré y te sacaré".

"¡Dame un minuto!  ¡Seré rápida!". Su voz frenética resonó a través de la puerta.

Jiang Yao se cambió a su pijama antes de abrir la puerta.  Supuso que el hombre la esperaría fuera de la puerta, pero estaba vacía.  Salió del dormitorio en pantuflas y detectó un leve olor a cigarrillo tan pronto como entró en la sala de estar.

Miró alrededor de la sala de estar y luego vislumbró la figura de Lu Xingzhi en el balcón.

Jiang Yao se acercó a él lentamente y frunció el ceño.  "¿Fumaste?"

Lu Xingzhi se puso la bata de baño y se apoyó contra la barandilla con una mano en el azulejo de la barandilla y un cigarrillo en la otra mano.  Cuando Jiang Yao se le acercó, estaba fumando un cigarrillo, de pie oblicuamente contra la barandilla, sacudiendo una de sus piernas.

La luna fría y clara colgaba en el cielo detrás de él.  Parecía ser un ángel oscuro descendiendo de la luna, haciendo de la luna creciente su telón de fondo exclusivo.  Sin embargo, esta escena parecía demasiado solitaria y triste.

En el momento en que Jiang Yao vio a Lu Xingzhi, un aura peligrosa salió de su cuerpo que lo distanció del resto de la humanidad, pero el aura se disipó instantáneamente cuando su voz resonó.

Jiang Yao se preguntó si, en su vida anterior, Lu Xingzhi había pasado sus muchas noches solitarias así, mirando la luna azul mientras fumaba cigarrillos en su tiempo libre.

Jiang Yao sintió un pinchazo repentino en su corazón cuando lo vio así.

Lu Xingzhi rápidamente apagó el cigarrillo, sabiendo lo repulsiva que era para el olor a humo.  Luego la saludó con la mano y dijo: "Ven aquí".

Jiang Yao caminó hacia él y se acurrucó contra él, una acción rara de ella.  Acostada cómodamente en su abrazo, levantó la cabeza y apoyó su cabello aún húmedo contra su cuerpo.  “Fumar es malo para la salud, deja de fumar.  Tienes que cuidar tu cuerpo.  Como mínimo, tienes que vivir más que yo".

¿Qué pasaría si Lu Xingzhi muriera antes que ella nuevamente en esta vida?  ¿Cómo sería capaz de enfrentar el dolor de perderlo de nuevo?  No estaba segura de poder manejarlo de nuevo.  El pensamiento la hizo temblar de miedo extremo.

Había pasado treinta y tantos años en su vida anterior sin él, pero ahora, ni siquiera se atrevía a pensar en no tenerlo en su vida.

"No te preocupes, viviré cien años".  Había un viejo dicho que decía "las cosas malas nunca mueren", y Lu Xingzhi nunca se había considerado un buen tipo.

La cena consistió en gachas de mariscos y varias guarniciones.  Se colocaron en la mesa de comedor de la sala de estar y la fragancia había impregnado toda la habitación.

Lu Xingzhi sirvió un tazón de avena para Jiang Yao y, sin esperarlo, rápidamente tomó los palillos y comenzó a comer.  Él sonrió ante la escena divertida, pensando que ella debía tener mucha hambre ahora.