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El cuarto del despacho de Nie MingJue no había cambiado en lo más mínimo ante los ojos de Meng Yao. El lugar a su alrededor seguía siendo tosco por su color cobre y el raro diseño antiguo que el anterior líder Nie había mantenido cuando se encontraba aún en vida, por lo que aún se podía admirar los raros y valiosos objetos antiguos que solamente los pertenecientes a la Organización Nie podían poseer bajo su poder, pero que se habían dejado de utilizar con el pasar de los años.

— Nada a cambiado — le hizo saber el menor al corpulento hombre que lo veía desde el lugar que se había instalado frente a la puerta sin querer dejar escapar al hombre más pequeño — todo sigue igual a como cuando me fui — confesó soltando una suave risita burlona mientras pasaba uno de sus dedos por el filoso y enorme sable antiguo dentro de una repisa de cristal.

— Y nada va a cambiar — concreto Nie MingJue aún admirando todo lo que su pequeño amado hacía al aún no poder creer el cambio que tenía, no solo en su aspecto físico sino también con su temperamento.

Desde que se conocieron, Nie MingJue había visto a Meng Yao como alguien indefenso, débil y sumamente inteligente, pero alguien totalmente incapaz de poder hacerle daño a alguien. O así fue hasta años después, cuando presenció cómo de forma cruel y despiadada el menor usaba su apariencia débil para atraer al que alguna vez había servido a su padre el anterior Líder Nie y lo mataba desalmada mente con la espada que se encontraba al lado del gran sable.

Fue un shock para Nie MingJue el ver a su amado en ese momento, siendo una persona que no reconocía al apuñalar sin piedad alguna a ese hombre dejándolo morir a sus pies mientras se desangraba y le pedía ayuda, provocando que Meng Yao pasará de él sin mostrará alguna pizca de arrepentimiento tras sus acciones, algo que en su momento no pudo asimilar del todo como en ese momento.

En ese momento el mayor aún no podía asimilar la forma cruel y despiadada con la que el menor había tratado a sus hombres, podía que él fuera alguien de temer como Líder y al ser uno de los hombres con poco temperamento, pero su amado Meng Yao era algo que él aún no podía asimilar del todo el cambio que tuvo. Su apariencia débil era solo una fachada la cual usaba para ocultar su fuerza y temperamento, algo que le hizo a Nie MingJue recordar las mil y un quejas de todas las criadas que trabajaban en la mansión en aquellos tiempos y fueron removidas con el pasar de los años, en donde siempre le hacían saber lo que hacía la persona que él más amaba y en la cual más confiaba, siendo imposible para él creerles sus "Difamaciones".

— ¿De qué es exactamente lo que quiere hablar conmigo, Líder Nie? — pregunto Meng Yao posicionándose frente al mayor con sus brazos cruzados.

A pesar de aparentar ser feroz sin paciencia con ganas de arrasar con todo lo que tenía enfrente, la realidad era totalmente diferente, cuando Meng Yao estaba que se moría de miedo por dentro estando frente a su amado, aquel hombre al que le había entregado toda su vida como su amor para luego ser despreciado y abandonarlo por ese mismo hombre.

— Tu... — la ansiedad por saber lo que el mayor pensaba de él, tras haber visto una faceta que nunca le había mostrado a casi nadie, lograba hacer temblar el alma de la persona más pequeña al no saber que podía pasar dentro de aquel lugar.

Después de todo, dentro de su mente aún seguía claramente la forma en la que lo humilló y despreció a la vez en que le gritaba que desapareciera de su vida tras un ataque de ira y celos. Para Meng Yao tener vivir tal desprecio había creado una grieta en su corazón de la cual nunca iba a sanar, pues el que su amado hubiera preferido creer en los falsos rumores que dispersaban con desprecio en vez de en su palabra, había sido la gota que rebosó el vaso en ese entonces.

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⏰ Última actualización: Mar 20 ⏰

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