4. A mi no me estés tocando

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Rápidamente, se empezó a escuchar «Jugador X ha sido eliminado» uno tras otro. Y en el cartel principal de la arena, el nombre de Max Steel y el de Barbie subían en el top.

No pasó mucho tiempo para que Max Steel se encontrara como «Jugador 001» y ella como «Jugador 002»

Hasta que por fin, Barbie encontró a a Max Steel de espaldas, y lo más silenciosa que pudo, se escondió y apuntó hacia él.

Sus manos sudaban y sus nervios la volvian loca. Dudó un buen rato hasta que dio el disparo.

«Jugador 001 eliminado»

Inmediatamente el mensaje fue dado, Max Steel se volteó y le disparó en medio de la frente a Barbie, traspasando incluso la protección del casco. Estos dos se teletransportaron a la entrada por haber muerto.

—¡Max! ¿Como reaccionaste tan rápido a mi ubicación?

El rió y se quitó el casco. Ella hizo lo mismo.

—¿Porque tardaste tanto en disparar?— preguntó él, en respuesta.

La mirada que él le dio a Barbie era tranquila y sonriente. Ahí la rubia entendió todo.

—¡Me dejaste ganar! No no no— Barbie agarró a Max Steel por el cuello del uniforme y lo arrastró a la entrada de nuevo— Una revancha, no quiero una victoria así.

Pero el encargado los detuvo.

—Lo siento, Señorita Barbie. Pero me temo que vamos a tener que suspenderles la entrada y solo dejarlos jugar una vez al día. Ya de por si era difícil mantener un juego justo con Max Steel en la arena, tenerlos a los dos hace que sea casi imposible jugar correctamente. Ustedes dos masacran a los otros jugadores demasiado rápido.

—¿Que? No puede ser— exclamó ella incrédula.

—Lo lamento, pero es asi. El personaje de Barbie está creado para ser talentoso y habilidoso en casi cualquier ámbito. Y el personaje de Max Steel está hecho para ser un experto es exterminacion y combate. Tenerlos a los dos jugando con tan claras ventajas, interfiere las partidas. Pero pueden volver mañana si gustan.

Barbie suspiró, en cambio, él no lucía muy decepcionado.

Se fueron a cambiar y limpiar rápidamente. Barbie volvía a lucir como una Barbie y aunque él seguía siendo un Max Steel, se notaba más limpio y casual.

—Entonces ¿Que quieres comer?— preguntó él, tranquilo como siempre y ella lo miró disgustada.

—¿Porque me dejaste ganar?

—Sabes que apenas llevas un día haciendo esto y yo fui creado para estas cosas, sin mencionar que he jugado aqui bastante tiempo. Era imposible que me ganaras.

—¿Entonces?

—Sabiendo mis claras ventajas, sería muy cruel hacerte pagar la comida.

—Una apuesta es una apuesta— él la miró paciente.

—Es como una apuesta arreglada. Es injusto.

—Una apuesta siempre es injusta. No aceptaré una comida por dejarme ganar.

Max suspiró, pero que terca era.

Un Amor de JugueteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora