Barbie se encontraba pensativa.
Ahora mismo, se encontraba en un curso de carpintería en el algún lugar del mundo juguete del preescolar.
Estaba armando un mueble cuando se le escapó un clavo de la pistola y casi le da a un muchacho.
—Cuidado, Señorita Barbie.
Le dijo el juguete encargado. Allí, Barbie era más como un título que un nombre, pues había varias Barbies.
Esta se disculpó en voz alta y un muchacho se le acercó, dándole el clavo que se le escapó.
—Creo que esto casi me da.
—Oh Dios, cuanto lo siento. De verdad.
—Descuida, le pasa a cualquiera.
—Aún así, lo lamento. Soy Barbie, por cierto.
La muñeca extendió la mano al chico frente a ella. Era el muñeco mas curioso que había visto. Pues tenía rapado los lados del cabello, tenía zarcillos y su ropa tenía un estilo muy único también. Pero más importante, su iris y pupila eran completamente grises
El tomó su mano.
—Soy un Ken, un placer. Pero mi nombre es Ryan.
Barbie quedó congelada. El era el primer Ken, además de su novio, que conocía.
—¿Quieres que te ayude con eso?— ofreció, de manera dulce y sonriente.
—¡Claro!
Sin darse cuenta, el chico de lentes y cabello negro, se había involucrado en su proyecto. Era, muy confianzudo considerando que se acababan de conocer. Cosa que a Barbie no le molestaba, distraerse era lo que más necesitaba.
También era muy coqueto y hablador. Desbordaba chispa, carisma y confianza, incluso más que Barbie.
Pasaron toda la sesión de carpintería conversando. Incluso después de que terminaron, tenían esa actitud amena alrededor.
—Gracias por ayudarme, a pesar de que casi te perfore la cabeza. No se como agradecertelo.
—Descuida, descuida. Mis intenciones tampoco fueron tan inocentes—Admitió avergonzado —Solo te quería endulzar para preguntarte si de casualidad no tendrías unas ruedas de bici que me regales o vendas. Lo lamento mucho.
—¿Ruedas?— Barbie estaba confundida.
—Verás, luces como una Barbie bien acomodada. Y pensé que te podrían sobrar ruedas de bici.
—¿Y porque no las compras? Creo que que vi una tienda no lejos de aqui.
—Ese es el problema. Necesito ruedas en el mundo real, no en el mundo juguete.
Oh, si era un gran problema. Barbie observó al muchacho frente a ella, tenía una mirada llena de esperanza y expectativa. Ella no pudo resistirse a querer ayudarlo.
Entonces a Barbie se le ocurrió una idea.
—Yo no tengo, pero tal vez un amigo podría tener. Aunque no te prometo que te las de o siquiera las tenga
—¿Harias eso por mi?. Esta bien, no pierdo nada con intentar.
—Entonces vamos.
—Barbie— la llamó y repentinamente, su rostro alegre y sonriente, estaba serio —Gracias.
Barbie sintió que aquellas ruedas significaban más para él de lo que creía, así que simplemente le devolvió la sonrisa.
Barbie y Nate fueron juntos a la arena. Allí estaba Max Steel, esperando como de costumbre por Barbie, los días que no peleaban, hablaban allí.
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Un Amor de Juguete
أدب الهواةBarbie es una muñeca. Hermosa, amable y encantadora. Ken es su novio. El estereotipo de chico perfecto. Pero todo no siempre es lo que parece, y en el mundo hay muchos juguetes por conocer. ¿Que pasará cuando Barbie salga de su casa de muñecas y con...