Las estrellas son hermosas como misteriosas, pueden ocultar un gran poder que muy pocos pueden llegar a utilizar o controlar.
Ellas dictan el rumbo de la vida y el destino, y al hacerlo crearon algo valioso y perfecto; pero al otorgarlo no considera...
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Después de la conversación con Daren me dirigí a la casa de los Grant cuando estuve cerca toque el timbre y por suerte quien abrió fue James, el cual estaba sorprendido por verme o tal vez asustado.
—Jazmín, que bueno verte, ¿acaso vienes por mi rubiecito?, pues déjame decirte que ya se fue.
Vaya no me había percatado realmente de cuanto tiempo pasan ellos dos juntos y más considerando que se llevaban mal y ahora son inseparables cuantas cosas han cambiado en tan pocas semanas.
—No sabía que el estaba aquí —mencioné—. Yo busco Mael.
—En ese caso ahora le hablo debe de estar en su habitación —dice dejándome pasar—. Ponte cómoda déjame ir a avisarle.
—Gracias.
Todo seria mas sencillo si Adhara y él me dijeran la verdad no estaríamos así.
—No me dejó entrar, pero si quieres sube tú, su habitación está a lado de la mía.
Bueno al parecer no solo esta molesto conmigo sino también con su familia.
—Gracias James.
Mientras subía no sabía que le diría y mis manos se encontraban sudando hasta podía jurar que me estaba temblando.
Toque la puerta y no respondió, la verdad esperaba eso, sino quiso recibir a su hermano menos alguien mas así que entre y se encontraba sentado frente a su escritorio.
—Mael —murmure bajito hasta creí que no me escucho pero deseche esa día cuando se giró a verme.
—¿Qué haces aquí Jazmín?.
Me ignoro para volver a concentrarse en lo que estaba haciendo de seguro una sorpresa para una de sus conquistas.
—Vine hablar contigo.
—¿Te pasó algo? —pregunto mirándome de arriba a bajó—. ¿O te arruiné tu cita?.
—Nada de eso.
—En ese caso no se que haces aquí porque creo que ya dijiste todo hace un momento.
Y ahora me quiere dejar como la mala de esta historia si es él, el que la pasa coqueteando con mi hermana y con cualquier chica que se le cruce por el camino.
Pero si cree que me quedaré solo con su explicación donde no me dejo ni siquiera hablar esta muy equivocado.
—Hablaste tu, no yo —digo firmemente cruzándome de brazos.
—Pues tenias mucha apuración por irte con tu amigo.
—Y tu no me dejaste ni opinar cuando ya diste por hecho todo.
—En ese caso es la culpa de los dos —suspiro profundo antes de hablar—. Te escuchó.
—Siento la actitud que tuve estos últimos días, he estado nerviosa por mi iniciación se que no debería ser una excusa y fue por lo que me termine descargando tanto con Adhara como contigo cosa que no se merecían, así que perdón.
