Capitulo cinco

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❝Deberías decirme sí planeas quedarte, para hacerte un espacio entre las cobijas de mi corazón.❞


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La mirada púrpura temblaba de vergüenza, pestañas de escarcha aleteando con notable timidez, y un arrebol violento en la oscura tez.

El corazón le palpitaba en su garganta, atascado por los nervios del momento, y los colmillos le hormiguean insoportablemente al deslizar la mirada por los lechosos muslos.

Noé debería estar reprochándole por no corregirlo todas las veces que lo llamó con pronombres de chica, sin embargo, estaba más concentrado tratando de pensar en cosas adorables o desagradables para no despertar al amigo que tenía mucho tiempo dormido.

Una misión imposible al estar literalmente cara a cara con el bulto que comprobaba la masculinidad del azabache, debajo de la apariencia delicada, y sensuales panties de color celeste.

Muy sexy.

Nonononono. Noé es alguien respetuosos, por lo que no debería estar observando tan desvergonzadamente, algo tan íntimo.

Desvió la mirada, decepcionado de que su cuerpo reaccionará hormonalmente, puede que su corazón estuviera enlutado, pero la imagen le había pillado por sorpresa.

Y estaba avergonzado, no excitado, de ninguna manera.

—Te sangrará la nariz si vuelves a mirarme de esa manera —habló Vanitas, haciendo que subiera la mirada para observarlo, seguía sosteniendo los bordes, pero tembloroso y colorado por la vergüenza, arrepentido —. Eres un pervertido Noé.

Ciertamente una buena vista.

La falda rozó con la punta de su nariz cuando fue soltada, aunque Vanitas cubrió su entrepierna, no fue impedimento para que la suya despertará.

Había pasado demasiado tiempo desde que había tenido sexo, y, seguía siendo un hombre. Fue la excusa que dio su conciencia cuando el bulto apareció en sus pantalones.

Tan rápido como apareció, su erección desapareció por los recuerdos recurrentes.

—Eres un pervertido  —ronroneo erecuerdo de Louis en su cabeza, desastroso y desaliñado entre sus brazos, empujando más fuerte para que esa burlona criatura gimoteara, mientras arañaba su ancha espalda.

Chasqueo la lengua, y se levantó con disgusto. El recuerdo no era triste, pero en esa situación fue lo suficientemente desconcertante para tranquilizar su cuerpo.

Vanitas consideró que quizás lo había molestado, aunque la disculpa no abandonó su paladar.

—Bueno… —Noé se encogió de hombros, forzando una sonrisa, no estaba molesto, sólo se reprendía a si mismo —. Me gustan más los hombres.

No tenía preferencias al momento de enamorarse, cualquiera persona con un alma bonita y personalidad tranquila podría atraparle –aunque su primer amor fuera todo lo contrario–. Ahora, físicamente le gustaban mucho más los hombres.

La sociedad vampírica no consideraba el físico algo importante, importaban los sentimientos que tenías por esa persona, y sobretodo el sabor de la sangre, por lo que en la mayoría la sexualidad era fluida.

Y la sociedad humana tampoco tenía problemas con la relación entre hombres, cuando en ese mundo existía personas con la condición de Vanitas, claro.

☂ 𝕖𝕧𝕖𝕣𝕓𝕝𝕦𝕖 ─「ⱽᵃⁿᵒᵉ | ⱽᵃⁿⁱᵗᵃˢ ⁿᵒ ᶜᵃʳᵗᵉ 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora