Finalmente había llegado el día del tan esperado Festival Escolar para el que todos se habían preparado con esmero. En el campus de la preparatoria fueron instalados numerosos tipos de kioscos con el propósito de atraer la atención del público a aquella actividad que abría sus puertas a quien lo deseara.
Abundaban entre estos, los destinados a vender deliciosos y azucarados dulces, así como otros bocadillos parecidos a los que se pueden encontrar en cualquier feria. También había varios juegos como tiros al blanco, pruebas de fuerza o cuestionarios con adivinanzas, que garantizaban la diversión y entretenimiento de todo el que se animara a intentarlo.
Dentro de la institución, en las aulas, las pizarras, borradores y escritorios habían sido sustituidos por mesas y sillas con coloridos manteles; fantasmas y monstruos aterradores; bolas de cristales capaces de predecir el futuro en las manos de una misteriosa chica; así como planetas y estrellas que formaban constelaciones sobre las cabezas de los visitantes.
De esta forma, cada salón se había transformado en un mundo diferente; ya fuera una cafetería, una casa de los horrores, un puesto de adivinación gitana o un planetario modestamente confeccionado a mano.
Las opciones eran numerosas sin dudar de lo atractivo e interesante de cada una. No parecía que estuvieran en una escuela ahora mismo. Sin embargo lo estaban, y Chifuyu no podía estar más orgulloso y satisfecho con el rumbo de las actividades mientras caminaba por los pasillos asegurándose de que todo estuviera en orden.
Todo estaba yendo de maravilla y se complacía de ver cómo la preparatoria estaba atestada de personas de todos los grados, edades y jerarquías, incluso estudiantes universitarios que tenían la curiosidad de recordar sus tiempos de más juventud o padres deseosos de ver a sus hijos destacarse.
Salió del edificio hacia el campus para revisar los pequeños puestos esta vez o ayudar a algún visitante en su recorrido de ser necesario, y se encontró con un peculiar par que conocía muy bien.
Estaban comprando algo de comer, mientras se dedicaban miradas tímidas pero tiernas y sus cercanos cuerpos eran enlazados por un firme agarre de manos. Chifuyu se acercó a ellos y los saludó.
—¿Ya estás comiendo?— Le dijo con tono de risa al más bajito de ambos.
—¡Yuyu!— El pequeño rubio sacó de su boca una rojiza esfera que rebosada de exquisito y perlado caramelo. —Es que Naoto me compró esta manzana acaramelada y sabes que no puedo resistirme a los dulces.—
—Quizás por eso eres tú eres tan dulce.— Le dijo el alfa pelinegro a su lado mientras apretaba cariñosamente una de sus abultadas mejillas.
El aludido se sonrojó hasta las orejas y le dio otro mordisco a la golosina intentando ocultar su vergüenza.
Chifuyu los miró enternecido. —Como siempre son un par de tórtolos. ¿Pero no tienen nada qué hacer?— Les cuestionó.
—Oh, sí.— Respondió rápido Takemichi. —Nuestro grupo hizo una especie de mini-zoológico con láminas, videos y animales disecados que tomamos prestados del club de biología. Pero por ahora hay otros encargándose así que estamos tomando un pequeño descanso.—
—Entiendo. Pues asegúrense de disfrutarlo juntos.— Les dijo risueño.
—¿Qué hay de ti, presidente? ¿No te divertirás un poco también?— Le preguntó Naoto. —Estoy seguro de que no pasará nada porque te relajes un rato.—
—No es eso, es solo que realmente no hay nada que me interese mucho ver. Prefiero comprobar que todo esté en orden, o por si alguien necesita ayuda.— Le respondió.
— ¿Qué hay del concierto de Baji? ¿No quieres verlo? Incluso he oído a algunos llamarlo prodigio de la música.— Dijo el omega más pequeño con toda la intención de motivar a su amigo.
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¡El presidente del consejo estudiantil es un omega! || Bajifuyu
FanfictionMatsuno Chifuyu es un alfa que solo quiere lo mejor para todos los omegas en su escuela. La convivencia entre todas las clases es su objetivo, y trabaja en esto desde su puesto como el presidente del consejo estudiantil. Pero hay un problema, Chifuy...