Extra 3 - Naotake

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Bueeeno, no les puedo decir que hay sexo, pero si aviso que habrá algo leve. Repito, si te incomoda no lo leas, todo bajo tu propia responsabilidad.

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El tono constante de su celular taladrando a través de sus oídos, terminó por despertarlo en medio de pequeñas quejas y balbuceos. Sin abrir sus ojos aún, tanteó la cama en el lado contiguo al suyo, encontrándolo vacío al tacto y ya algo frío.

Quiso disponerse a saber dónde estaba la persona que debería estar ocupando tal lugar, pero el sonido de su celular le gritaba prácticamente que le diera prioridad a tal llamada. Entreabrió uno de sus ojos para verlo sobre la mesita de noche, estirando el brazo con pereza hasta alcanzarlo. Aún tenía sueño y su cuerpo se hallaba cansado. Lo acercó a su oído y finalmente habló.

Apenas descolgó la llamada, fue bombardeado con palabras a una velocidad en la que su cerebro no podía procesar aun pues todavía no superaba el trauma de ser despertado temprano.

Al otro lado de la línea, Chifuyu sonaba alterado, nervioso y estresado, una combinación en la que no se le solía ver, o al menos, en la que no solía mostrarse ante los demás. Solo ante su mejor amigo en ocasiones como esta.

—Primero que nada, buenos días.— Su voz salió ligeramente ronca al estar recién levantado.

Bostezó perezoso, peinando sus rubios cabellos hacia atrás con aquella costumbre que tanto lo caracterizaba. Se tomó unos segundos no solo para darle un tiempo a su amigo de calmarse y respirar, sino también para despertarse del todo y poder prestarle su total atención. Si Chifuyu estaba en problemas, él siempre estaría dispuesto a ayudarlo.

—Entonces Baji está en celo y sientes que debes ayudarlo. Pues hazlo, ¿cuál es el problema?—

Una vez entendió la razón del estado de su amigo, Takemichi se dispuso a darle sus consejos y palabras de ánimo en respecto a lo que creía que era lo mejor para hacer en aquella situación. Una vez el omega mayor pareció convencido y halló una respuesta a sus dudas y miedos, Takemichi prácticamente ni pudo despedirse de él pues el otro había colgado, al parecer demasiado decidido y ansioso por hacer lo que debía como para pasar un minuto más hablando por el móvil.

Sin embargo, al omega rubio no le importó esto para nada y solo deseó que todo fuera bien para su amigo.

Dejó el móvil de lado y se estiró en la cama, respirando profundo luego mientras dejaba que sus levemente adoloridos músculos se relajaran sobre el suave colchón un poco más. Inmediatamente, aquel varonil aroma llenó sus fosas nasales y su lobo se removió de gusto en su interior.

Alfa.

Takemichi sonrió y entonces recordó que debía buscar al alfa que se suponía debió despertar a su lado y llenarlo de besos y mimos apenas él hubiera abierto sus lindos ojitos azules. No importaba demasiado igual, podía sentirlo perfectamente cerca.

De un impulso se sentó en la cama, buscando con la mirada algo para ponerse encima pues estaba completamente desnudo. A unos pasos de la cama, en el suelo, vio la prenda perfecta para usar, por lo que no tardó en levantarse.

Sintió otro impulso repentino de ver y abrazar al alfa, era una necesidad, por lo que no tardó en ponerse de una vez por todas aquella camiseta ajena que lo cubrió solo hasta la mitad de sus muslos, y salió del cuarto.

No solo el fuerte aroma ajeno a limón lo guio, sino que también otro olor muy delicioso a huevos revueltos y tocino que causaron que su estómago rugiera bajito. Cierto, no había comido nada desde la tarde anterior, si lo pensaba, y definitivamente había estado gastando mucha energía.

¡El presidente del consejo estudiantil es un omega! || BajifuyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora