Capítulo 9

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Era un nuevo día, y un lindo chico rubio hacía la misma rutina de todas las mañanas antes de ir a la escuela.

Despertar, asearse y peinarse, vestirse con el uniforme, guardar en su mochila las cosas necesarias y finalmente desayunar con su familia antes de salir de la casa.

Siempre tomaba uno de los primeros trenes de la mañana, lo que le hacía llegar a la escuela con bastante tiempo de sobra; siempre era de los primeros en llegar. Como de costumbre, saludaba cordialmente a varios alumnos y profesores que la daban los buenos días en su camino a la sala del Consejo Estudiantil.

Al llegar se sentó en su escritorio soltando un suspiro antes de comenzar con su trabajo. Unos minutos después la puerta fue abierta, dándole paso a un bonito rubio de mejillas abultadas. Chifuyu lo miró algo sorprendido pero le dedicó una pequeña sonrisa a modo de saludo.

—Take, buenos días. Me sorprendiste, aun es bastante temprano.—

El mencionado dejó su bolso sobre una mesa y se acercó al escritorio del mayor.

—Buenos días Yuyu. Hoy me levanté más temprano.—

Chifuyu miró hacia la puerta, como esperando que alguien más entrara, cosa que no sucedió.

— ¿Naoto no viene contigo? Eso sí es raro.— Chifuyu rió y sus palabras causaron un leve sonrojo en su amigo.

—La verdad es que quería hablar contigo, a solas. Por eso vine más temprano y sin él hoy.— El rostro del rubio cambió a un semblante algo serio.

El pelinegro curvó una de sus cejas en confusión.

—¿Qué es? ¿Pasó algo malo?—

—Bueno, eso ya me lo dirás tú.— El omega menor cruzó sus brazos sobre su pecho y habló con un tono de regaño. —No pienses que olvidé tu extraño comportamiento de ayer. Me estás ocultando algo, estoy seguro. Así que quiero que me lo digas.—

Chifuyu se puso algo nervioso, aunque mantuvo su fachada tranquila. Su mente empezó a procesar rápidamente que es lo que le diría a su amigo. Sabía que este se daría cuenta de la situación. Takemichi podía ser un chico bastante despistado, torpe y nervioso a veces, pero no en estos casos. Tenía como un sexto sentido para saber cuándo a él o a algún otro amigo suyo le pasaba u ocultaba algo.

Debía darle algo concreto, porque él no se creería cualquier cosa. Le contaría la historia. Mordió su labio inferior algo indeciso, pero finalmente habló.

—¿Conoces a Baji Keisuke verdad? El presidente del Club de Música.— Takemichi asintió a modo de respuesta. —Pues él descubrió que soy un omega.—

El menor abrió los ojos de la sorpresa y con una mano tapó su boca igualmente abierta. No podía ser, el secreto que tan bien guardaba su amigo, quien siempre fue muy cuidadoso, ahora alguien más lo sabía.

—Pero, ¿cómo fue eso posible? Ustedes ni siquiera son tan cercanos.— Su ceño se hallaba fruncido en preocupación por su amigo, temía que Baji Keisuke pudiera perjudicarlo ahora con esto.

Chifuyu dejó salir un profundo suspiro y jugaba con los dedos de sus manos, las cuales estaban apoyadas encima de su mesa.

—Me pasó algo parecido a cuando tú me descubriste. El día que llegó mi celo estaba aquí solo en la tarde. Mi caja de supresores estaba vacía y no me di cuenta. Fue Keisuke quien me encontró tirado en el suelo.— Le contó lo más breve posible.

— ¿Y entonces qué hizo él? ¿No me digas que se aprovechó de ti y por eso estabas así?— Los puños de Takemichi se cerraron ante la idea. —Dímelo, y yo mismo lo golpearé. No me importa que sea un alfa.—

¡El presidente del consejo estudiantil es un omega! || BajifuyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora