Sospechas

95 27 4
                                    

Cuando recobré todos mis sentidos, el dolor aún seguía presente en mi intimidad, aunque no era tan agudo como antes. Me encontraba en el hospital, en la habitación solo había una enfermera, quien tan pronto notó que desperté, salió en busca de una doctora. 

—Buenos días, Perla. Mi nombre es Vanessa, pero puedes llamarme Vane — se acercó a la camilla con una carpeta —. ¿No te incomoda que ella esté presente con nosotras? — dijo, refiriéndose a la enfermera. 

—No. 

—¿Cómo te sientes? 

—Mal. Me duele todo. 

Me hizo un sinnúmero de preguntas, una detrás de la otra, de las cuales muchas de ellas no sabía qué responder. Estaba siendo muy amable y cortés, pero no me explicaba la razón por la cual me tenían aquí. 

—¿Estás activa sexualmente? 

—¿Activa? No. 

No sabía qué responder a eso, pues con Jadiel nunca he llegado lo suficientemente lejos. 

—¿Cuándo fue la última vez que tuviste intimidad? 

—Nunca he tenido intimidad, doctora. 

—Entiendo. ¿Sueles jugar contigo misma? — su pregunta fue bastante incómoda. 

—¿Puedo saber por qué me pregunta tantas cosas, doctora? 

—Solo quiero saber más de ti. Es importante que me cuentes todo, así puedo ayudarte. Eres muy linda, asumo que debes tener novio, ¿no es así?

—No… — negué con la cabeza. 

—Me comentaste que vives con tu mamá y tu padrastro, ¿no es así? 

—Sí, y mi hermanastro.

—Es una familia grande. ¿Me puedes contar un poco sobre ellos? 

—No tengo mucho que contar. Mis padres se pasan trabajando, y bueno, es muy poco el tiempo que están en la casa o que los veo. Mientras que mi hermanastro está todo el tiempo ahí, vigilando todo lo que hago y mi molestándome cada vez que tiene oportunidad. 

—¿Cómo es tu relación con él?

—Pésima, doctora. 

—¿Puedo saber la razón?

—Porque me molesta mucho. Se cree que por ser el mayor, puede hacer conmigo lo que le plazca. 

—¿Sueles tomar píldoras para conciliar el sueño? 

—No. Ahora que lo menciona, esa es la misma sensación que he tenido hoy, pero no he tomado ninguna píldora. 

—¿Dormiste bien anoche? 

—Pues, me acosté temprano porque me sentía muy agotada. Supongo que mi cuerpo me estaba alertando que estaba a punto de caer en mis días. Es la primera vez que termino en el hospital por el periodo. De hecho, se adelantó bastante y siempre he sido regular. El caso es que, no recuerdo haber despertado en ningún momento durante la noche, así de cansada estaba, pero aun así, esta mañana no me sentía con fuerzas. Estaba el doble de cansada y adolorida. Todavía ahora me siento sumamente cansada. Supongo que, a pesar de dormir, no descansé bien. 

—¿Estabas sola? 

—Sí. 

—¿Tus padres estaban trabajando cuando fuiste a dormir o ya habían llegado a la casa? 

—No, ellos llegan pasada la medianoche. 

—¿Había alguien más en la casa? 

—Sí, mi hermanastro. 

Cada respuesta la anotaba y volvía a mirarme por arriba de sus lentes. 

—Doctora, ¿es normal sentir este dolor tan intenso? 

—Pronto no sentirás más dolor. Quiero que sepas que no estás sola. Ahí fuera están tus amigas, muy pronto podrán entrar, si así lo deseas. 

—¿Mis amigas? 

—Sí, ellas te trajeron y no se han ido en ningún momento. 

—Oiga, doctora, ¿podré irme hoy mismo? Hoy es mi cumpleaños y no quisiera pasarlo aquí. 

—Me gustaría decirte que podrás ir a tu casa hoy mismo, pero hay unos pasos que debemos completar antes de que vayas ahí fuera. 

—¿Qué pasos? ¿Qué está sucediendo, doctora? 

—Sospecho que ha sido víctima de un abuso sexual, por consiguiente, necesitaremos realizar una serie de protocolos. 

Alguien Como Tú [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora