Oscuridad.
Mas de 100 años sometidos en oscuridad, cada manada solo confiaba en si misma, la desconfianza fue un claro punto a favor del mal. AFO prometió volver hasta obtener lo que desea; el OF, el poder que une a los corazones valientes y nobles...
La vida humana es como las olas, pueden estar tranquilas, pero de igual manera siempre existirán tormentas.
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TIERRA DEL FUEGO, ALDEA FRONTERIZA BOSQUE VERDE.
En el pórtico de una pequeña cabaña, arriban los Omegas con pocas maletas, habían caminado por una hora para poder llegar, pese al esfuerzo, no llegaron calurosos, pues el cielo aún se seguía cubriendo por una cobija de nubes grisáceas.
El aire frío, les calaba en los huesos, al salir del palacio no hacía tanto frio, finalmente entraron al lugar donde sería su nuevo hogar. Pese al ambiente sombrío, el paisaje seguía siendo precioso, sereno y tranquilo, la Omega mayor estaba segura que aquí no los molestaría ni la gente del pueblo, ni los guardias, nadie que despreciará más a su pequeño, ni a ella, mucho menos pondrían en duda su dignidad, Inko abrió la puerta y en su interior no se encontraba más que un par de sillones, la cocina y el comedor, junto unas escaleras para subir a la planta superior, una pequeña casa que logro comprar.
Con aire nostálgico dejo las maletas al lado de la puerta, sin decir una palabra Izuku entro con su pequeño rostro pareciendo un fantasma de blanco que se encontraba,este no había dejado de cargar al pequeño dragón contra el, la falta de expresión en su hijo no pasó desapareció de su madre, quien comenzó a emanar su olor.
Manzanilla.
Un olor tranquilizante, y relajante.
- Hijo - llamo Inko con suavidad - Se que todo esto es muy repentino - hablo mientras cerraba la puerta y guiaba a su cachorro por los hombro a tomar asiento al sillón - Pero se que vamos a tener un nueva y mejor vida - su tono era suave y conmovedor.
- Mamá - exclamó Izuku - Todo esto... Es mi culpa, ¿Verdad ? - cuestionó mirando a su progenitora.
- Ya todo está bien, querido, nada es tu culpa - Limitó a responder, lo abrazo dejando salir todo el cálido amor que sentía a su único hijo.
Paz, solo quería eso la Omega, un poco de paz para ella y su cachorro, suspiro mientras se fundían en un abrazo los tres restantes de la pequeña familia, dejando emanar su calor corporal, para así lograr hacer cálido el nuevo frío lugar que tendría que ser llamado "hogar".
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