El reloj

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El viento soplaba suavemente en mi rostro, respire hondo olfateando el olor de la naturaleza, mire a Chimuelo que estaba acostado a mi lado. Que tarde mas tranquila, lo que necesito para pensar. Dentro de cinco días se llevara acabo el funeral de papá, encontrar su cadáver debajo de todos esos escombros fue difícil. Y después del funeral, tendré mi iniciación. Gruñí, después de la batalla hice el intento, trate de convencerme a mi mismo que quería ser el líder de la tribu, guiarlos, etc. Pero eso no es verdad. No quiero ser líder, solo quiero volar con Chimuelo, descubrir tierras nuevas y estudiar dragones pero es mi deber convertirme en el líder, lo hare por papá.

No me entusiasma la idea y menos en estos momentos. Escuche el aleteo de un par de alas, espero no sea... ah, maldición es Astrid, la persona a quien menos quiero ver ahora. No puedo creer que me encontrara, estúpido olfato desarrollado de los Mortífero Nadder, o de cualquier dragón. Torméntula aterrizo no muy lejos de nosotros y Astrid bajo al instante, bueno al menos vino sola, en ese momento otro jinete se presento, creo que hable muy rápido, Rompecráneos aterrizo al lado de Torméntula y Eret bajo, maldigo mi "suerte"


-¿qué quieren?-dije molesto

-Hiccup es hora del ensayo

-ya tuve uno por la mañana

-si pero tu madre quiere que todo salga perfecto, vamos te están esperando

-aja-no estaba muy convencido, se que solo es una excusa para hablar conmigo

-vamos Hipo no hagas esperar a tu vieja

me levante y le hice frente-no soy tu amigo, NO tienes derecho a llamarme Hipo y menos llamar de esa forma a mi madre

-viejo tranquilo

-Hiccup-Astrid me separo-ya basta...-la mire con enfado-¿cuantas veces necesito pedirte perdón?

-déjame solo-y volví a sentarme junto a Chimuelo

-vámonos, no tiene caso-los mire de reojo, Eret tenía su mano en la espalda de Astrid. Los dos dieron media vuelta y montaron sus respectivos dragones

-adiós...


Suspire, Chimuelo paso la punta de su hocico por mi mejilla, no estoy para nada feliz. Solo fueron tres días, una sencilla misión de tres días. Sabía que no podía dejarla, cuando ganamos la batalla designe tareas a cada persona de la tribu. Astrid se ofreció a buscar alimentos en otras islas y Eret estaba en el grupo con ella. No le vi inconveniente, mientras ellos traían comida yo buscaría el cadáver.

Solo fueron, tres malditos días. Al regresar con mi padre envuelto en mantas me dieron la noticia o el rumor de que algo pasaba entre Astrid y Eret. Decidí ignorar los comentarios, no era momento para eso, deje el cadáver con la anciana que se encargaba de los funerales vikingos, cuando termine con mi tarea quise buscar a Astrid, tenía tantas ganas de verla pero no esperaba lo que encontré. En lo mas profundo del bosque cerca de una cascada Astrid y Eret se dieron un beso. Chimuelo rugió de cólera, yo estaba pasmado, Astrid corrió hacia mi y yo la aparte bruscamente para propiciarle un golpe a ese maldito. Caímos al agua y nos dispusimos a pelear, no sabía lo bueno que era en batallas cuerpo a cuerpo la verdad me sorprendí a mi mismo. Al final lo tenía agarrado de la camisa, le iba a dar el golpe final pero Astrid me detuvo.

Con eso entendí todo, yo ya no estaba en su corazón, solo tuvo que pasar tres días con Eret para olvidarme. En mi mente jamás se me cruzo la idea de que Astrid me traicionara, me dejo destrozado. Mire el cielo, creo que ya era hora de volver a casa, me levante y acaricie la cabeza de Chimuelo

From the sky to EarthDonde viven las historias. Descúbrelo ahora