Capítulo 10.

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 – Ya puedes dejar de hacerte la dormida

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 – Ya puedes dejar de hacerte la dormida. – Taehyung me tiró sobre la cama.

– Imbécil, más cuidado que soy frágil. – le vi cerrar el seguro de la puerta para caminar en mi dirección.

– Super heavy el encuentrito con tu hermano. – reí ligeramente mientras acomodé el desastre que era mi cabello.

– Bueno, ya conociste a mi hermano mayor. Posiblemente mañana tengamos tiempo para las formalidades. – permanecimos en silencio unos instantes mientras cada quien parecía hacer sus propias teorías.

– ¿Quién es el grandote con cara de pocos amigos? – se que se refiere a SeokJin pero yo no estoy dispuesta a hablar de algo cerrado en mi vida.

– Bueno, ¿qué quieres hacer primero? – cambié el tema rápidamente mientras levanté el cuerpo y fui al armario para sacar un poco de la ropa que Taehyung traía aquí para nuestras noches de pijamada.

– Oh no, no, no Lalisa. – sé que me sigue.

– Cuando esquivas un tema significa que es realmente serio. – le extendí su pijama. – No es algo de lo que quiero hablar. – le miré.

Sé que ha entendido pues me abraza para transmitirme confort.

– Solo quiero que sepas que aquí estoy, si quieres hablar puedes decírmelo. – le sonreí en agradecimiento.

– Noche de videojuegos. – gritó.

– Cállate imbécil. – el rió más fuerte.

– Te voy a ganar, perdedora. – ambos chocamos puños y nos pusimos nuestros respectivos pijamas.

– Tu cámbiate en el armario y yo en el baño. – salí dispara al sanitario de mi habitación.

– Allí, allí. – grité cuando noté como mi nave se adentraba al desafío de rocas. Trataba de esquivar todos los obstáculos y no chocar con ninguno porque eso me quitaría los minutos de ventaja que tenía sobre Taehyung.

– Yo te enseñaré como se hace, más rápido. – gritó. Sé que está desesperado porque en general, a Taehyung no le gusta perder.

Ambos agarrábamos gomitas del bowl que habíamos preparado para meterlo a nuestra boca y tragarlo de un solo bocado. Era realmente asqueroso, pero como no era la primera vez que hacíamos esto nos habíamos acostumbrado a ser totalmente unos cerdos en la comida.

– Quiero casarme con esta delicia ¡maldita sea!. – le miré por el rabillo del ojo y no podría estar más de acuerdo con él.

Nuestras hamburguesas favoritas nunca decepcionan.

– Estoy en el punto Lalisa. – gritó.

– Eres un maldito, vas a matarme. – le contesté al notar sus intenciones. Si el me dispara, entonces yo quedaría congelada y él me ganaría.

10 VUELTAS AL SOL | JINLICEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora