Lo bueno dura poco, es un dicho común y en realidad muy cierto. Takemichi estaba un poco dolorido por la noche anterior, sus piernas se sentían un poco entumecidas y su cuello parecía haber sido asaltado por un vampiro, aun así, estaba feliz. Nunca se había sentido tan querido en su vida, Mikey era un poco tosco por fuera, pero por dentro sabía cómo hacerlo sentir bien, mimándolo y cuidándolo después del sexo.
Sin embargo, la magia se acababa mientras se preparaba para volver a casa. Había estado un poco renuente al comienzo porque le dolía todo, luego recordó que tenía trabajo ese mismo día por eso no podía faltar, ¿Cómo iba a sobrevivir a ello? Esperaba que los analgésicos hicieran un efecto rápido o estaría muerto por la mañana.
—¿Estás listo? — preguntó Mikey al salir del baño. El chico al contario de Takemichi, se veía radiante, su cabello bien peinado y una sonrisa tonta en sus labios.
Takemichi asintió sin muchas ganas, su desgana era obvia, pero no debía ser un malagradecido pidiendo más a Mikey.
—Lo estoy, disfruté mucho el paseo. Muchas gracias, Mikey-kun.
—Te lo dije antes, solo quería que te sintieras bien. Eres mi novio, ¿no? Y siempre pareces un poco cansado o mucho, en realidad.
—Sobre eso... creo que tienes razón, soy tu novio, Mikey-kun— ya no tenía ganas de negarlo, no cuando estaba tan cómodo con la persona a su lado.
Tomó la iniciativa y se acercó a Mikey para tomar sus mejillas y plantar varios besos en sus labios. Mikey lo abrazó de vuelta, luciendo satisfecho por el trato de Takemichi, estaban demasiado melosos el uno con el otro.
—Si sigues así no podremos irnos hoy, ¿eso quieres?
—Si quisiera, pero tengo que volver a trabajar. Bienvenido al mundo real— se quejó, alejándose para terminar de recoger y salir de la habitación.
Tras él, Mikey hablaba y le decía que debería renunciar a su trabajo y buscar algo mejor. No podía replicar a ello, pero era lo mejor que podía conseguir con su poca experiencia, además, era lo único que por el momento le permitía trabajar y estudiar.
Charlaron hasta que se subieron en la motocicleta de Mikey y regresaron a casa. Estaban tan contentos que el tiempo se pasó bastante rápido y cuando menos lo imaginó, ya estaban en las abarrotadas calles de Tokio, a pocos metros de la casa de Takemichi.
Se aferró a la cintura de Mikey con el afán de guardar un poco del calor que le haría falta después y apoyó su mejilla en su espalda para obtener algo de su aroma. Si el rubio cenizo notó lo ansioso que estaba Takemichi no le dijo nada, lo dejó hacer hasta que fue el turno de despedirse.
—Uhm, de nuevo gracias por esto. Lo disfruté muchísimo, jamás la había pasado tan bien como en este fin de semana.
—No pasa nada, yo también lo disfruté. Nos veremos después, ¿cierto?
—¡Claro! Cuando quieras, digo... deberíamos tener otra cita pronto. — la admisión le dejó un sabor agradable en la lengua. Definitivamente esperaba ver a Mikey pronto.
Mikey lo miró unos segundos, tenía cara de querer agregar algo más, sin embargo, solo asintió y le sonrió, una línea que fácilmente podría confundirse como una muestra de amabilidad y cariño.
—Te mandaré mensajes, no me vayas a ignorar como siempre.
—No, no lo haré. Te veo luego. — Takemichi se inclinó hacia Mikey para darle otro beso en los labios y saltó hacia atrás al ver que se preparaba para irse.
Entre suspiros lo vio perderse por la siguiente calle y sonrió antes de entrar a su casa, dolorido y todo, pero contento, muy feliz por el viaje. No veía el momento de volver a ver a su novio.
Sin embargo y a pesar de que llegó la noche, Mikey ya no le habló. Takemichi estaba terminando su turno de trabajo un poco inquieto. Miró su teléfono varias veces y no había ninguna señal de vida de Mikey, se preocupó lo suficiente para mandarle un mensaje que por cierto no fue respondido.
Trató de no pensar mucho en ello luego de colgar el delantal y salir de la tienda. La noche estaba un poco más fría de lo usual por lo que caminó de regreso a casa lo más rápido que pudo.
A mitad del camino recibió un mensaje. Emocionado pensó que era Mikey, pero solo era Yamagishi invitándolo a salir, seguido Takuya que le escribió que no podía.
"Muchas cosas de las que hablar", leyó varias veces.
resopló un tanto frustrado y aceptó la invitación a medias. Eran apenas las ocho de la noche y definitivamente le haría bien hablar con sus amigos. La reunión se concretó en una cafetería cercana; los chicos al menos eran considerados al escoger un lugar cerca de su trabajo.
Ahora, estando en medio de sus cuatro amigos, Takemichi se estaba debatiendo si decirle todos los detalles o solo lo superficial de los encuentros con Mikey y bueno, considerando que lo conocía poco, no había tanto que decir en realidad.
—¿Estamos todos de acuerdo con que Takemichi es un suertudo? — preguntó Akkun, empujando con el codo al mencionado.
Takemichi negó varias veces, soltándose a reír.
—Solo fuimos a un onsen, pero fue el mejor. No lo puedo negar— respondió el rubio teñido, escondiendo su rostro entre sus manos lo suficientemente apenado para no mirar a sus amigos.
—Yo me conformaría con un novio que tuviese motocicleta, solo eso pido— agregó Takuya emocionado. Los demás también estuvieron de acuerdo con ello, no solo por verse geniales si no que podían a donde quisieran.
—¿En serio esto era lo único que querían? No me molesta hablar de Mikey, pero ustedes son muy aburridos. — se hizo el ofendido, tratando de cambiar de tema.
Le llovieron las quejas aproximadamente quince minutos, pero cuando llegó la comida y las bebidas, el ambiente se calmó, solo para dar paso a una conversación más seria: la convección anual estudiantil.
Takemichi no estaba seguro de si asistiría, pero se suponía que Akkun daría una muestra de su trabajo y era obligación acompañarlo y ayudarlo, cada uno tenía sus aspiraciones propias.
—Hay que organizarnos y reunir el dinero. Tenemos algo de tiempo antes de que ocurra la convención— dijo Takemichi.
—Oh, claro, pero es demasiado y siento que me estoy aprovechando de ustedes— murmuró Akkun.
—Claro que no, ¿para qué son los amigos? Además, me consuela saber que tendré cortes gratis toda la vida— respondió Makoto con una sonrisa.
—Hay que reunirnos seguido, en mis días libres o cuando salga del trabajo. Por lo menos podría ayudar con la parte administrativa— agregó Takemichi, siendo el único estudiante de abogacía. Al menos sabía defenderse y también al negocio de su mejor amigo.
Hubo un acuerdo silencioso y un par de planteamientos más antes de que se hiciera lo suficientemente tarde. Takemichi estaba cansado por el viaje y el trabajo, solo quería irse a casa a dormir. En todo el rato no había recibido ningún mensaje de Mikey, por lo que suponía que no lo vería hoy.
Con eso en mente, se levantó en compañía de sus amigos y caminó a la salida. Con un poco de torpeza abrió la puerta de la cafetería y casi se da de frente con un chico que venía entrando. Abrió la boca para disculparse, solo para quedar paralizado al ver a Mikey allí, lo peor era que no venía solo, venía en compañía de un tipo raro de cabello rosado.
Takemichi no tuvo oportunidad de saludar, puesto que Mikey pasó de largo y lo ignoró para irse con la que suponía era su cita de la noche. Y apenas tuvo tiempo de procesar lo que había ocurrido, solo caminó y sin importar el llamado de sus amigos, se fue a su casa.
Tenía mucho en qué pensar.
Buenas noches, ¿Qué tal están?
¡Qué gracias por leerme!